Una obsesión de Fidel
Jueves, 28 de Junio de 2012 14:24
Escrito por Tania Díaz Castro
Cuba actualidad, Santa Fe, La Habana, (PD) De más está decir que Fidel
Castro tiene sus obsesiones bien definidas y arraigadas en su fuero
interno. Iba a comenzar esta crónica diciendo que hay reflexiones suyas
que me producen repulsión, de tan repulsivas que son, pero es mejor ser
elegante, no hacer como él.
Entonces comienzo diciendo que es increíble ver cómo el viejo caudillo
caribeño no se cansa de escribir sobre Obama, el presidente de Estados
Unidos, y en cambio Obama, que es un hombre elegante, de pocas palabras
y más inteligente que cualquier macao pegado al poder, jamás lo ha
mencionado. Qué poco lugar se da nuestro gran jefe y propietario de Cuba.
Pero sí, su reflexión del 4 de enero es tan desagradable como tantas
otras. Con ella cualquier psiquiatra podría diagnosticarle envidia, ese
terrible sentimiento que sólo sienten los fracasados, porque, entre
otras cosas, le envidia el Premio Nobel de la Paz y ser, sin dudas,
presidente del país más democrático del mundo.
Detenerse en esos párrafos y ripostar cada uno de ellos podría hacerlo
hasta un niño de segundo grado. Por ejemplo, ¿quién le dijo a Fidel que
fue el pueblo cubano el que barrió de su patria el dominio de Estados
Unidos? ¿Cuándo se hizo un plebiscito como lo exige todo estado de
derecho? ¿Acaso piensa que cientos de miles de sus asalariados que van
obligados a una plaza componen todo un pueblo? Es más, ¿quiere mejor
plebiscito -si no quiere caldo, millones de tazas- que esos millones de
cubanos que han escapado hacia ese país que según él, el pueblo barrió
de su Patria?
Otra cosa: Matar a un asesino no es cometer un asesinato, como ocurrió
con Bin Laden, pero sí son crímenes horribles fusilar a varios jóvenes
por intentar escapar del comunismo, o por entrar a la sede habanera del
Vaticano, con la ayuda de los curas.
Citar a Marx y a Engels, como que jamás hablaron de asesinar burgueses,
es ridículo y absurdo, él que despojó a toda una clase media de un
comercio floreciente, uno de los más florecientes de América Latina,
gracias a los Estados Unidos.
Por último, vuelve a mencionar a Afganistán, él que jamás lo mencionó
cuando la URSS invadió y ocupó ese país por espacio de diez años, en una
guerra donde sus amigos, los soviéticos, mataron a cientos de miles.
Mucho menos menciona las guerras que él provocó, dirigió y mantuvo con
la ayuda de un mapa y en su despacho de La Habana, durante treinta años
y donde hemos perdido una gran parte de nuestros hombres.
¿A quién quiere convencer nuestro macao invicto e intocable, con un
modelo político apuntalado, como siempre?
Para Cuba actualidad: vlamagre7@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/4450-una-obsesion-de-fidel.html
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