Mi visita al primer mundo
Lunes, 29 de Octubre de 2012 11:16
Escrito por Juan Gonzalez Febles	
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Conviven varias Habanas en el 
mismo espacio y tiempo. Conocerlas a todas es un reto que requiere un 
tanto de voluntad y de lo fundamental, digamos eso que se define como 
querer hacerlo.
Si uno de veras quiere conocer La Habana del privilegio, lo primero es 
caracterizarse como propio, porque los extraños no son bienvenidos en 
ciertos paraísos. Caracterizado de forma adecuada de manera que quede 
margen para la duda sobre si se es cubano de alto ranking de 
posibilidades, o extranjero de cualquier lugar, me encaminé al Miramar 
Trade Center.
El Miramar Trade Center o Centro de Negocios de Miramar es un complejo 
de edificios consagrado al selecto y exclusivo medio empresarial de los 
negocios corporativos y los inversionistas extranjeros. Está ubicado en 
el siempre selecto Miramar, en la calle 3ra, y en él están asentados 
varios establecimientos comerciales que cuentan como clientela básica a 
los vecinos del reparto y otros llegados de otras zonas igualmente 
favorecidas.
En mi acercamiento a ese primer mundo, decidí entrar con aire mundano y 
conocedor a la tienda de víveres allí ubicada. La gente es diferente. 
Quiero decir que si no lo son, al menos se comportan como diferentes y 
en algún lugar no tan recóndito, se sienten verdaderamente diferentes. 
Me encontré con un grupo de buenos y revolucionarios vecinos, que hacían 
de forma organizada una muy pequeña cola para adquirir carne de res.
Los vecinos de esta Habana tienen un aspecto algo diferente. Las 
diferencias van desde el tono de la piel y son abarcadoras de otros 
detalles que van mucho más allá. Lo más llamativo es cuanto se sienten y 
hasta cuanto son verdaderamente diferentes del resto de los habaneros. 
Verlos fue muy aleccionador porque en el espacio enmarcado de su tienda, 
interactúan con los habaneros que hacen el rol de dependientes y 
empleados y este es el quid de la diferencia, o el contacto de dos 
Habanas, entre las muchas que se contraponen.
Parecían estar separados por un cristal y mirado mejor, por momentos fue 
el encuentro conocido de ojos que se miran a través de una pecera en que 
las identidades se trastocan para que ninguno de los que se observan 
consiga definirse o identificar otro rasgo que no sea el de la 
diferencia real o no que afirma ese cristal –político y muy clasista- 
que los separa en el espacio viciado en que conviven.
Desde una de las paredes del establecimiento, la propaganda gráfica 
proclamaba la supuesta injusticia del encarcelamiento de los cinco 
espías convictos en USA. Desde sus conversaciones, los dos grupos 
humanos que observé afirmaban la diferencia. Los clientes, perfectos en 
su empaque, traslucían las virtudes teologales del revolucionario en un 
discurso diferente del todo al de los dependientes. Este último más 
terrenal y cercano, pendiente de las horas o de la hora de volver al 
todo o la nada del barrio, el apagón y la penuria sin fin.
Fue el encuentro con los que se ganaron el privilegio de disfrutar lo 
que no construyeron y ganaron, en contraposición de los que nunca 
tendrán ni tan siquiera la esperanza.
Para Cuba actualidad: juan.gonzlezfebles1@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/5597-mi-visita-al-primer-mundo-.html
 
 
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