Opinión
El manifiesto que Oswaldo Payá no llegó a firmar
Eduardo Labarca
Viena 05-08-2012 - 2:02 pm.
El 'Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible' surge en momentos
en que impera en el país un clima de desaliento y fin de reino.
Una semana después de la muerte del líder opositor Oswaldo Payá,
fundador en Cuba del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), varias
decenas de respetados intelectuales del exilio y algunos tenaces
disidentes del interior de la Isla dieron a conocer el miércoles un
documento fuera de lo común: "Llamamiento urgente por una Cuba mejor y
posible". El documento, abierto a las adhesiones en internet, rechaza la
violencia, la injerencia extranjera, y exige al Gobierno cubano respeto
a las libertades básicas y un diálogo nacional sin condiciones, abierto
y plural.
El Llamamiento se inscribe de algún modo en la corriente pacífica
inspirada hasta su muerte por Payá, quien en mayo de 2002 presentó a la
Asamblea del Poder Popular, el parlamento unicameral y unipartidista de
Cuba, un legajo de 11.020 firmas, a las que se añadieron más tarde otras
14.000, en apoyo a un programa de cambios políticos titulado "Proyecto
Varela". Al poco tiempo Fidel Castro llamó a un referéndum que declaró
"irrevocable" el socialismo y desató la ola represiva de la primavera de
2003 que se tradujo en largas penas de prisión para 75 opositores
acusados de ser agentes del extranjero.
Al igual que el proyecto de Payá de hace diez años, el actual
"Llamamiento" ha gatillado un agitado debate en el exilio cubano, cuyo
sector extremista y vociferante tiende a rechazarlo. Entre los firmantes
del "Llamamiento", que ostentan posturas diversas, se cuentan el
destacado historiador Rafael Rojas, la conocida bloguera Yoani Sánchez,
el periodista de filiación liberal Carlos Alberto Montaner, los
escritores Antonio José Ponte, José Prats Sariol y Camilo Venegas, el
líder disidente Manuel Cuesta Morúa, los politólogos Juan Antonio
Blanco, Eusebio Mujal-León y Armando Chaguaceda, conocido éste por su
posición de izquierda, el economista Elías Amor, el investigador de la
Academia de Ciencias de Cuba Alfredo Fernández Rodríguez, el empresario
Carlos Saladrigas, que hace unos meses viajó a La Habana desde Estados
Unidos a dar una conferencia, el artista Geandy Pavón, el médico Antonio
Guedes. (Cito algunos nombres de los primeros firmantes, pero el número
de firmas sigue aumentando.)
El Llamamiento surge en momentos en que impera en Cuba un clima de
desaliento y fin de reino debido a la enfermedad de Fidel Castro, la
edad avanzada de él y de su hermano Raúl, el estancamiento económico y
la falta de mejoramiento de la vida de la población pese a las reformas
anunciadas. La situación tiene brotes inesperados, como el hecho de que
la bloguera y simpatizante oficialista Elaine Díaz pidiera "no votar"
por los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular que
aprobaron diversas leyes que perjudican a la población, como las nuevas
tarifas aduaneras que castigan a los cubanos que viajan o reciben ayuda
de sus parientes del exterior.
El "Llamamiento" propicia una reforma profunda de la sociedad, pleno
respeto a los derechos humanos, libertades políticas y garantías
cívicas, la liberación y amnistía a todos los presos políticos, el cese
de la violencia policial y parapolicial, la libertad de movimiento y la
posibilidad de entrar y salir de la Isla, el acceso a Internet, una
política internacional de paz, la retirada de la base naval de
Guantánamo y la normalización de las relaciones con Estados Unidos. Los
firmantes se pronuncian por el traspaso de las empresas medianas y
pequeñas a los trabajadores, por la participación de éstos en las
grandes empresas estatales y por libertad de los ciudadanos para
desarrollar una actividad económica independiente. Propician también un
plan de emergencia para reanimar y fortalecer los sistemas nacionales de
educación, salud y seguridad social.
Es evidente que el Gobierno cubano no tiene intención alguna de prestar
oído a un llamamiento de este tipo, por moderadas y razonables que sean
las propuestas que contiene, de modo que el documento parece dirigido
más que nada a los cubanos en general y especialmente a los funcionarios
y sostenedores del régimen que se inquietan por el destino del país y
por su propio futuro personal. El "Llamamiento urgente por una Cuba
mejor y posible", ignorado por los medios de información de la Isla, es
un documento de mano tendida y sin afanes de venganza que propone la
"desmovilización o traspaso a otras funciones de aquellos agentes
dedicados a la represión" y el cierre de las unidades destinadas a ese
fin. Surge como uno de esos documentos que marcan época en los procesos
de transición. Los cambios que sugiere harían de Cuba una sociedad
singular, a medio camino entre el socialismo duro practicado hasta ahora
y los sistemas de algunas democracias occidentales avanzadas.
Lamentablemente, en las anquilosadas sociedades comunistas de Europa los
intentos reformistas de ese tipo, como la "perestroika", desembocaron en
la transformación de los países del "socialismo real" en las despiadadas
y corruptas sociedades capitalistas y oligárquicas de hoy. En Cuba, la
apertura, la democratización y la incorporación del país al universo
globalizado de nuestros días parecen inevitables: lo que no está claro
es si ha de ser bajo la hegemonía de los poderes financieros que hoy
controlan el mundo o interactuando con dignidad e independencia frente a
ellos.
Conscientes del dramatismo de la situación, los autores del
"Llamamiento" concluyen con las siguientes palabras: "Las opciones están
en manos de los cubanos y el tiempo de tomar decisiones sustantivas ha
llegado. Quien hoy no dé los pasos para dar salida sensata a esta crisis
no podrá responsabilizar a otros por lo que suceda mañana. Si en algo
estamos todos de acuerdo es que el país está al borde del abismo".
Eduardo Labarca es periodista y escritor chileno. Este artículo apareció
en el diario chileno El Mostrador. Se reproduce con autorización del autor.
http://www.diariodecuba.com/cuba/12410-el-manifiesto-que-oswaldo-paya-no-llego-firmar
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