Lunes, Enero 2, 2012 | Por Alberto Méndez Castelló
PUERTO PADRE, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) – Justo a las 8 de la
noche del miércoles 21 de diciembre, quedó inaugurada una exposición de
arte en la iglesia evangélica Los pinos nuevos, de esta ciudad.
Sobre lienzos, fibras, madera, piedra y cristal, más de una docena de
obras son expuestas en ocasión de la Navidad.
Los autores expusieron, ante la iglesia abarrotada de público, su
percepción artística del paso de Cristo entre nosotros, y de nuestro
paso por los caminos de Jesús.
Entre las obras expuestas resaltó una acuarela (que recuerda a Picasso)
sobre un tosco cartón de embalaje, representando una cruz latina entre
colores, que van desde el negro mortuorio, en el que apenas se distingue
un pasaje de Lucas 23, hasta un trozo verde esperanzador, en la parte
superior del cruciferario.
Salvación, se titula la pintura, ante la que Salvador Dalí se hubiera
detenido.
-No soy artista, y he tenido que presentar esta obra de Harold Brito,
que ya no está entre nosotros, y representa el testimonio de su vida en
el encuentro con Jesucristo –dijo el presentador.
Con lágrimas en los ojos, Rosario Parra (autora de una obra en
exposición, de la cual se dijo: "Esta cinta que envuelve la cruz
representa la alianza de todos los pueblos y todos los hombres")
observaba la escena. No había en su rostro expresión de odio. Sólo
tristeza cuando dijo: "Esa pintura Harold la hizo en el cartón de la
caja del ventilador que le llevé de regalo el día de su cumpleaños el
año pasado".
En circunstancias que aún no han sido aclaradas a su familia, Harold
falleció el pasado 11 de febrero en la cárcel provincial de Las Tunas.
Antonio y Rosario, padres de Harold, se presentaron en el Consejo de
Estado para exigir que se esclareciera la muerte de su hijo, quien el
pasado 21 de junio debió cumplir 39 años. Hasta la fecha no han recibido
respuesta alguna.
"Nos encarcelan, nos desaparecen, nos humillan, nos ultrajan, y pienso
que no hay palabras para explicar tanto crimen. Y las naciones, los
gobiernos, y la humanidad, nada hacen para acabar con tanto dolor y
tanto sufrimiento" –escribió Harold a este cronista antes de morir, en
carta fechada el pasado 26 de enero.
El viacrucis de Harold comenzó cuando tenía 13 años, y era considerado
un chico malo por la policía política debido a su gusto por el rock. Fue
acusado de diversionismo ideológico. Luego llovieron las condenas por
desacato, resistencia, desobediencia, atentado, peligrosidad delictiva.
Al morir, Harold había pasado la mitad de su vida en la cárcel. Y no
hizo nada diferente a lo que los indignados hacen hoy en cualquier
ciudad del mundo.
El Consejo de Estado de Cuba debe una explicación sobre las
circunstancias que condujeron a este joven a la muerte. Es algo
puramente ajustado al Derecho. Desde el punto de vista ético, bien
pueden ahorrarse las palabras, porque en la obra de Harold Brito,
expuesta en la iglesia Los pinos nuevos, está el testimonio de su vida y
su calvario.
Bien por ti, Harold; mal por los mendigos de la libertad.
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