Martes, Enero 10, 2012 | Por Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -2011 concluyó con el golpe de
efecto procurado por el gobierno, mediante el inusual indulto de 2900
presos, casi todos con delitos comunes. Pero quedaron en las cárceles
entre 60 y 80 mil reos, de ellos, unos 60 políticos, así como el
norteamericano Alan Gross.
Aunque el gobierno cubano ha vinculado esta "benevolencia" suya con la
próxima visita del Papa Benedicto XVI, parece que el pedido de la
Conferencia de Obispos Católicos de Cuba se enmarcó en las celebraciones
por el 400 aniversario de la Virgen de la Caridad.
Sin embargo, la gran expectativa de la población había estado en la
posibilidad de salir libremente al extranjero, gracias a la eliminación
del indispensable permiso de salida, expectativa creada por el mismo
presidente durante la sesión de la Asamblea Nacional, el 1 de agosto,
cuando anunció que se estudiaba una reforma migratoria.
Como ha ocurrido con tantas otras promesas incumplidas, la postergación
de tal reforma motivó una profunda decepción, fundamentalmente entre los
jóvenes.
Lamentablemente las autoridades han sembrado la idea de que hay que
abandonar Cuba para resolver los problemas de la mera existencia. Ha
sido su forma de neutralizar las demandas políticas, haciendo a las
personas dependientes de que se les conceda la preciada "Tarjeta
Blanca", con el resultado de desarraigar el amor a la patria, e incluso
añorar un futuro mejor en el país del que supuestamente proceden todos
nuestros males: los Estados Unidos.
La población recibió escasas posibilidades para mejorar su ardua vida,
mediante las licencias para trabajar por cuenta propia en unos pocos
oficios, pero imposibilitados de prosperar, debido a los impuestos muy
elevados, las dificultades para encontrar los productos indispensables y
los altos precios, por no existir un mercado mayorista, entre otros males.
Tampoco se logró el gran despegue de la producción agrícola, con la
entrega de tierras en usufructo, debido a las limitaciones y carencias.
Al fin, a partir de septiembre, el gobierno comenzó a zafar un poco los
férreos eslabones, con la autorización de venta de automóviles y
viviendas, y dándole a los campesinos la posibilidad de ofertar
productos y establecer contratos directamente con entidades turísticas,
a través de las cooperativas existentes.
Las modificaciones en la banca para conceder créditos al sector privado,
el uso de instrumentos bancarios tradicionales que se habían perdido, la
eliminación de trabas a las relaciones entre el sector estatal y el
privado, el alquiler de locales a los cuentapropistas –siguiendo la
experiencia reciente con las barberías y peluquerías-, fueron otras
"novedades" medianamente estimuladoras.
Aunque la referencia a esas autorizaciones sorprenda a cualquier persona
en pleno siglo XXI, hay que tener en cuenta que en Cuba existe el mismo
gobierno totalitario desde hace 53 años. Y más de 70% de la población
nació bajo este régimen, que no le ha permitido conocer lo que ocurre
más allá de las costas, mediante viajes con posibilidades de retorno, ni
le permite utilizar la gran fuente de conocimiento e intercambio que es
la Internet.
Otra forma de dependencia ha sido la existencia de un solo empleador, el
Estado, al que había que agradecer la educación y la salud pública. Pero
la crisis en todas las esferas llevó al gobierno a desmontar el sistema
de gratuidades, impuesto según sus conveniencias, y por el que hoy, para
justificar su fracaso, culpa a la población de haberse acomodado al
paternalismo, en realidad creado por el mismo Estado para garantizar la
dependencia del pueblo.
Reconocer las verdades parece algo muy difícil para el gobierno, porque
implica admitir que para remediar el desastre ocasionado por él mismo,
está teniendo que reponer lo que antes eliminó y penalizó aduciendo que
eran nocivas prácticas capitalistas. Posiblemente ese sea uno de los
motivos de la lentitud en la aplicación de las reformas y en la
renuencia a elevarlas al rango de cambios sustanciales.
Un acontecimiento que motivó a los cubanos, de oriente a occidente, fue
el recorrido de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, iniciado
el 8 de agosto de 2010, en Santiago de Cuba, y extendido durante todo 2011.
En este país, que sólo ha conocido guerras, confrontaciones y represión,
la peregrinación de la Virgen Mambisa provocó una gran explosión de
religiosidad y la liberación del ego enclaustrado, que participó
consciente y voluntariamente, irradiando en creyentes de otras
religiones, e incluso en no creyentes.
La consigna "La Caridad Nos Une", y los deseos de recuperar los valores
morales y cívicos, han movido a multitudes, satisfechas de poder
expresar su espiritualidad, y ávidas de alcanzar esperanza, paz, amor y
reconciliación.
En La Habana, la Patrona de Cuba se trasladó por las calles y fue
honrada en iglesias, centros educacionales, culturales, científicos,
caritativos y en hospitales, desde el 6 de noviembre. Muchos de los más
renombrados artistas actuaron en las veladas, hasta la última, efectuada
en la Plaza de la Catedral, el 28 de diciembre.
Finalmente, la Avenida del Puerto, en el Malecón, acogió, el 30 de
diciembre, a miles de personas de todas las edades, que con gran respeto
y devoción, recibieron a la Virgen y participaron en la misa oficiada
por el Cardenal Jaime Ortega, junto a los integrantes de la Conferencia
de Obispos Católicos de Cuba, Monseñor Bruno Musari, nuncio apostólico,
Monseñor Wenski, arzobispo de Miami, sacerdotes, monjas y laicos.
El gobierno estuvo representado por Esteban Lazo, miembro del Consejo de
Estado, Mercedes López Asea, primera secretaria del PCC en La Habana,
Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores, Caridad Diego, jefa
de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del CC del PCC, Homero
Acosta, secretario del Consejo de Estado, y Eusebio Leal, historiador de
la ciudad.
Estas celebraciones continuarán durante el Año Jubilar de la Virgen, que
se inició el 7 de enero. Y tendrán una inflexión con la visita pastoral
del Papa Benedicto XVI, que incluirá una misa en la Plaza de Santiago de
Cuba, el 26 de marzo, sus oraciones en el Santuario del Cobre, el 27,
las conversaciones oficiales con el presidente Raúl Castro, y, el 28, la
misa en la Plaza de la Revolución en La Habana.
Probablemente, en torno a este acontecimiento, el gobierno disponga
indultos a los presos políticos. Y tal vez sería una oportunidad para
permitir el regreso de Alan Gross a su país, con lo cual se eliminaría
un serio escollo entre Estados Unidos y Cuba, cuando la crisis nacional
aconseja concentrarse en el impulso de las reformas y crear un ambiente
sosegado y constructivo dentro de la Isla.
La sociedad cubana está agobiada por grandes tensiones, como
consecuencia de las carencias y prohibiciones durante demasiado tiempo.
2012 puede ser un año de mayores dificultades económicas, debido a la
repercusión de la situación económica internacional, abocada a una nueva
recesión.
Si no se abren nuevas posibilidades a la iniciativa individual, de
manera que los ciudadanos no afronten mayores precariedades y se sientan
estimulados a esforzarse para sacar adelante a sus familias y el país,
las tensiones sociales se incrementarán, con posibles consecuencias
lamentables.
La Primera Conferencia del Partido Comunista, a efectuarse el 28 de
enero, podría ser la oportunidad para impulsar los cambios y la apertura
socio-política, que propicien la participación de todos los cubanos en
la reconstrucción nacional. Las autoridades no deberían perderla.
http://www.cubanet.org/articulos/donde-el-tiempo-transcurre-mas-lentamente/
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