Fernando Ravsberg | 2010-09-30, 12:32
Cuando terminé el anterior post me quedé pensando en mi última frase y
me llené de dudas. Cómo un pueblo tan inteligente, creativo y educado
puede producir una burocracia tan ineficiente y tonta. Sin dudas, había
algo que no encajaba.
Me lo cuentan y me cuesta creer que el Ministerio de la Industria Básica
perdiera millones de dólares en la firma de contratos mineros por una
simple distracción. Sorprende que con tantos especialistas preparados se
produzcan semejantes pifias.
Verdad es que, al parecer, le costó el cargo a Yadira García y
posiblemente varios viceministros también tengan que entregar la casa,
el automóvil y el celular para regresar a sus provincias de origen, pero
eso no retornará el dinero perdido a Cuba.
Tratando de entender lo que sucede, salí y me sumergí entre la gente
común que en Cuba son siempre el farol que mejor alumbra. Hablé con
profesionales, obreros, cuentapropistas, amas de casa, transportistas,
jubilados y con muchos jóvenes.
En mi periplo descubrí algo muy importante, trascendental para
comprender lo que ocurre: los burócratas no son ineptos sino muy
inteligentes, tanto que fueron capaces de crear un mar de caos y navegar
allí sin naufragar.
En la Feria de Artesanía me cuentan que los funcionarios de impuestos se
oponen a que se autorice a los artesanos a contratar empleados. Pienso
que tal vez sienten un rechazo visceral a la "explotación del hombre por
el hombre".
La verdadera razón es más mundana. Cada vez que los inspectores
descubren un ayudante en los stands le cobran US$5 al artesano para
guardar silencio. Si se autoriza la contratación de personal se quedan
sin sus ingresos de moneda dura.
Creía yo que era reclamo de todos los cubanos el fin de la doble moneda,
sin embargo, en una gran fábrica de alimentos compruebo que no es así.
Los obreros me aseguran que a sus directivos les complace esa dualidad
monetaria.
Dicen que gracias a eso el Director General abrió cuentas bancarias
personales en el extranjero. Parece que pagar insumos, salarios, gastos
y servicios en dos monedas, con dos tasas de cambio y doble
contabilidad, deja buenas ganancias.
También fue un excelente negocio para algunos gerentes del turismo. Un
camarero me cuenta que se produjo una crisis cuando el gobierno puso fin
al hospedaje en moneda nacional, las "lunas de miel" y los "trabajadores
destacados".
No entiendo como eso podía afectar sus finanzas. Me explican que el
dinero recibido en moneda nacional lo contabilizaban después como si
fueran divisas. Así el Estado terminaba pagando en moneda dura las
vacaciones de los "trabajadores".
El precio de semejantes paquetes turísticos era tan alto que les hubiera
costado lo mismo enviarlos de vacaciones a Cancún, incluyendo los
boletos de avión y el hospedaje. Así por lo menos hubieran conocido otro
país.
Sin embargo, me aclaran que la crisis no llegó a la gerencia, los aires
acondicionados siguen funcionado y a los automóviles no les falta
gasolina. Es más, el restaurante continuó sirviendo la misma cantidad de
comida con la mitad de los huéspedes. El milagro de los panes y los
peces pero al revés.
Muchos recuerdan a aquel que compró la barredora de nieve (literalmente)
pero compruebo que no todos son tan tontos. En general los burócratas
miden muy bien los beneficios que cada negocio genera... a sus bolsillos.
Pasa en todos los sectores de la economía. Me cuenta un amigo que
algunos de los empresarios que compran zapatos buscan la empresa que les
pague la mejor comisión, sin importarles el precio o la calidad del
producto.
Me sorprendo al enterarme que cada soborno es de decenas de miles de
dólares. Explican que las compras siempre son millonarias, como
corresponde en una economía centralizada. Y yo voy comprendiendo por que
la descentralización tiene enemigos tan feroces.
Quedo pensando que al final de la historia todo lo paga el cubanito de a
pie. Él es quien está obligado a comprar zapatos de tercera, pagando por
ellos un salario completo a sabiendas de que se harán pedazos antes de 3
meses.
Y en ese caos reinan ellos, como señores de lo ajeno, resortes de todas
las palancas y dueños del futuro. Son los amos del inmovilismo, pero
encontré uno que si añora cambios... sueña con que un día la empresa que
dirige sea de su propiedad.
http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2010/09/la_teoria_del_caos.html