De Stonewall a Prado
Armando López
Nueva York 27-06-2011 - 10:40 am.
La Marcha del Orgullo Gay de Nueva York, primera gran fiesta de la
libertad de expresión sexual del mundo, sirve de recordatorio de que los
derechos no se mendigan. Mañana, 28 de junio, el independiente
Observatorio Cubano de los Derechos LGBT invita a 'pasear por El Prado'
a las 3 de la tarde. ¿Irá Mariela?
En la 5ta. Avenida de Nueva York dos policías varones se besan. Cientos
de miles agitan la bandera del arcoiris. Avanza la Marcha del Orgullo
Gay 2011: activistas, militares gay, padres gay con sus hijos,
bisexuales, religiosos liberados, maestros, lesbianas motociclistas,
transexuales con trajes insólitos, desbordadas carrozas. Cuando llegan a
Christopher Street, la mítica calle del Greenwich Village, es el
delirio."¡Estoy en éxtasis. Estuve esperando 50 años este momento!",
expresan los más viejos. ¡Todos se abrazan! Celebran la aprobación del
matrimonio del mismo sexo en el estado de Nueva York. "No puedo parar de
llorar. Lo hicimos, chicos", escribió Lady Gaga en Twitter.
La Marcha del Orgullo Gay de Nueva York, la primera gran fiesta de la
libertad de expresión sexual que vio el mundo en 1970, es masivo
recordatorio de que los derechos humanos no se mendigan, ni se cambian,
que el derecho a gritarle al mundo ¡soy gay! ¡soy lesbiana! ¡puedo
esposar a mi pareja!, que hoy disfrutan muchos países democráticos, lo
conquistaron maricas, transexuales, bisexuales y lesbianas,
enfrentándose a las porras de la policía, un sábado 28 de junio de 1969,
en el Bar Stonewall, del Greenwich Village newyorkino. Y peleando una
larga lucha en los tribunales.
A mediados de los 60, las leyes antisodomía aún estaban vigentes en La
Gran Manzana. El alcalde Robert F. Warner preparaba la Feria Mundial de
Nueva York 1964 y cuidaba "la imagen" de su ciudad, ordenaba arrestar a
los sodomitas. En bares, cines y parques, un agente encubierto provocaba
a otro hombre, si éste aceptaba, lo esposaba. Pocos abogados defendían a
estos "indeseables". Entonces, los activistas homófilos (del griego
"igual") no buscaban la confrontación. Trataban de convencer al
establishment de que los homosexuales eran tan "decentes y confiables"
como los heterosexuales. Vestidos de cuello y corbata, desfilaban
tímidamente cada año ante el capitolio de Washington. Así fue hasta los
sucesos de la calle Christopher.
La rebelión del Stonewall
En 1969, el Stonewall Inn, números 51 y 53 de Christopher Street, era el
único bar de Nueva York donde permitían bailar a parejas del mismo sexo.
Era un bar mugriento, sin agua potable, propiedad de la mafia italiana
(a ningún homosexual le daban licencia de bebida). Un portero observaba
por la mirilla antes de dejarte entrar. Hacinados en dos pequeñas
pistas, se contoneaban unos doscientos bailadores, cuando a la 1:20 am,
cuatro policías de civil y dos de uniforme, irrumpieron gritando:
"¡Identificación en mano!".
Las luces se encendieron. ¡Cundió el pánico! Hasta maquillados travestis
debieron mostrar sus cartillas militares. Así los liberaban. Pero no se
alejaron. Se quedaron en la acera de enfrente, a observar la humillante
redada. María Ritter (Steve para su familia), recuerda: "mi miedo era
ser arrestada, que apareciera mi foto en un periódico ¡con el vestido de
mi madre!".
Afuera, el Escuadrón de Moral Pública esperaba refuerzos. "¿Cuándo has
visto que un maricón contraataque?" —alardeaba un policía. Pero los
tiempos habían cambiado. En las calles de Los Ángeles, de Washington, de
San Francisco, de Newark, sucedían furiosas protestas contra la guerra
de Vietnam y la quema de barrios enteros por los negros del Black
Panthers… La redada en el Stonewall pronto concentró a cientos de
indignados que urgían: ¡esta mierda tiene que parar! Una lesbiana que
luchaba contra cuatro agentes encendió la mecha: "¿Por qué no hacen
algo?". La muchedumbre comenzó a arrojar ladrillos, botellas, y
parquímetros arrancados de las aceras. Heterosexuales como el cantante
folk Dave Van Ronck se unieron a la revuelta. Silvia Rivera, transexual,
vestida de mujer, sentenció: "Nos habéis tratado como mierda todos estos
años, ¿no? ¡Ahora nos toca a nosotros!".
Los policías, en desventaja númerica, se refugiaron en el bar. Uno tenía
un corte en un ojo, otros tres heridas en la cabeza. La fuerza
antidisturbios los rescató y arremetió contra la turba que respondió
improvisando insólitas coreografías de can can y parodiando el tema de
The Howdy Doody Show: "Nosotras somos las chicas de Stonewall / Nuestro
pelo es rizado / No llevamos ropa interior", y se alzaban la saya
enseñando el trasero. La policía humillada se retiró. A las 4:00 de la
madrugada las calles se habían vaciado. Pero en la mañana, Nueva York
despertó sobresaltado. Los diarios The New York Times y The New York
Post cubrieron los disturbios. El Daily News los sacó en primera plana.
En el interior del destruido Stonewall aparecieron grafittis: "They
invaded our rights" (Invadieron nuestros derechos), "Support Gay Power"
(Apoya el Poder Gay).
¡Unidos como nunca!
En la noche del domingo, los disturbios volvieron al Village. ¡Y fueron
peores! De hablar a través de la mirilla de un bar, para que los dejaran
entrar, estaban en las calles quemando latones de basura. ¡Unidos como
nunca! Cuando los policías capturaban a un marica, la masa acudía a
pedradas, para rescatarlo. El poeta Allen Ginsberg, que vivía en la
calle Christopher, exclamó: "¡Poder gay! ¿No es fantástico?". Pero
siglos de homofobia no se borran fácilmente. Los pastores del odio
continuaron despotricando desde sus templos: "Si un hombre yace con
hombres como con mujer, ambos cometen abominación" (Levítico, Biblia del
Rey Jaime). ¡Pero ya no había marcha atrás! La carta constitucional de
la Alianza Gay, comenzaba diciendo: "¡Exigimos nuestra dignidad y valor
como seres humanos!"
Seis meses después de los disturbios de Stonewall, activistas del
Village distribuyeron en la ciudad un periódico llamado Gay. Otros dos
periódicos de tema homosexual nacieron en un período de seis semanas:
Come Out y Gay Power. Las puertas del closet se abrían luego de miles de
años de represión religiosa y social. Se organizaron bailes para parejas
del mismo sexo. El primer aniversario de los disturbios de Stonewall, el
28 de junio de 1970, se celebró con una reunión masiva en Christopher
Street y con la primera marcha del Orgullo Gay, que recorrió 51 manzanas
newyorkinas, hasta el Parque Central.
Triunfo de la democracia
Ahora, Nueva York se convierte en el sexto estado de la Unión americana
en reconocer el matrimonio del mismo sexo. Los otros son Iowa, New
Hampshire, Massachusetts, Connecticut, Vermont y el Distrito de
Columbia. Pedro Luis Serrano, portavoz de LGBT destacó la aprobación de
la Ley de Igualdad de Matrimonio: "Esta victoria es de todos los que
vivimos en este estado, gays o no, ¡es el triunfo de la libertad y la
justicia!".
El primer país del mundo en aprobar los matrimonios homosexuales fue
Holanda, en 2001. Lo siguieron Bélgica (2003), España (2005), Canadá
(2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal
(2010), Islandia (2010) y Argentina (2010). En México existe, desde
2006, la Ley de Sociedad de Convivencia. En Estados Unidos, el Tribunal
Supremo derogó las leyes de sodomía en 2003, pero en los territorios
rurales, donde se encuentran extremistas religiosos y grupos
ultraconservadores, la homofobia continúa, lo que hace que muchos
homosexuales emigren a Nueva York, San Francisco y otras grandes ciudades.
En los países donde rige la Sharia o Ley Islámica, los actos
homosexuales son condenados a muerte, porque Mahoma dijo en el Corán:
"Ningún hombre debe mirar a las partes privadas de otro hombre y dos
hombres no deben dormir bajo una misma manta". De las naciones de
mayoría musulmana solo Turquía (por sus aspiraciones europeas) ha
despenalizado la homosexualidad. La visita del presidente de Irán,
Mahmoud Ahmadinejad, a la Universidad de Columbia, en Nueva York (2010),
provocó encendidas burlas entre el alumnado cuando dijo que en Irán no
tenían esos "fenómenos", que maricones y lesbianas eran un vicio del
capitalismo. ¿A quiénes ahorcan entonces?
La cara oculta de Mariela
En Cuba, debemos distinguir entre la homofobia social y la oficial
implantada por la revolución. Entre la madre campesina que desbarraba en
1950 ("prefiero un hijo muerto que maricón") y la homofobia oficial,
implementada el 13 de marzo de 1963, cuando Fidel Castro arengó a los
estudiantes en la escalinata de la Universidad de La Habana: "Esos
pepillos que andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos,
han llevado su libertinaje a extremos de ir a sitios de concurrencia
pública a organizar sus shows feminoides... Que no confundan la
ecuanimidad de la revolución con debilidades de la revolución. La
sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones". Y
sentenció el Comandante en Jefe: "Observé siempre una cosa, que el campo
no daba ese subproducto".
De ese monstruoso razonamiento surgirían, en 1965, los campos de trabajo
forzado de las UMAP. Por casi medio siglo, el régimen reprimió a los
homosexuales, los expulsó de las universidades, del teatro, la radio y
la televisión, los repudió para que se fueran del país: "¡Los maricones
que se vayan!", durante el éxodo del Mariel.
Pero el régimen aprendió que cortar caña doce horas al día no curaba la
homosexualidad. Aprendió que, a mayor represión, los gay, lesbianas y
transexuales cubanos se volvían más difíciles de controlar. Y con el
nombramiento de Mariela Castro al frente del estratégico CENESEX, su
padre, el general-presidente, mató tres pájaros de un tiro: realizar una
campaña contra la homofobia que brinde al mundo una imagen de cambio, de
tolerancia, de apertura; ganar amigos en las organizaciones LGBT del
mundo libre; aumentar el turismo gay a la Isla, ¡negocio muy rentable!,
y domesticar a un grupo de transexuales, permitirles "afocar" en el
portal del Cine Yara, y hasta cambiar de sexo, a cambio de defender la
tiranía más antigua del mundo.
Baste saber que el espectáculo inaugural de la mariélica Jornada contra
la Homofobia, en el teatro Karl Marx, comenzó con el travesti Margot
convocando al público: "¡esta revolución se hace mucho más invencible si
todos y todas estamos unidos!". En la gala donde quince travestis
(americanísimas) imitaron a Whitney Houston, Beyonce y Rihanna, hubo un
homenaje a la antiyanqui madre de Mariela, Vilma Espín. La presidenta
del CENESEX concluyó: "Desterremos la homofobia. Defendamos el
socialismo como paradigma emancipador del ser humano".
¿Por qué asombrarnos que estos transexuales bailaran la conga con la
hija del general, por la Rampa, portando fotos de Fidel y carteles donde
pedían la liberación de los cinco espías? Ellas sólo agradecen. Pero no
todos los homosexuales cubanos se venden.
¿Provocación o coraje?
Activistas homesexuales cubanos independientes, que nada tienen que ver
con Mariela Castro, invitan a la población a "pasear" por El Prado
habanero este 28 de junio, a las 3:00 de la tarde, en homenaje a los
sucesos del Stonewall. ¿Provocación? ¡Yo diría timbales! Desde el año
2007, estos valerosos representantes del Observatorio Cubano de los
Derechos LGBT han hecho varias solicitudes a la Fiscalía General de la
República y al Ministerio de Justicia para legalizar su movimiento. Pero
dichas instituciones estatales, en franca violación de lo que establecen
la Constitución de la República de Cuba y otras legislaciones cubanas,
no les han respondido.
¿Está al tanto la hija del general Raúl Castro de que el Observatorio
Cubano de los Derechos LGBT, presentó al Ministerio de Justicia, el
pasado 31 de mayo, un conjunto de Propuestas para el respeto de la
orientación sexual y la identidad de género, tendientes a modificar la
discriminación en que aún viven los gays, transexuales, bisexuales y
lesbianas en Cuba?
Un afiche de tres liberados leones del Prado con pelucas de colores
recorre La Habana a través de teléfonos celulares, e-mails y de mano en
mano, invitando a todos a pasear El Prado habanero este martes 28, a las
3:00 de la tarde. ¿Acudirá la presidenta del CENESEX a esta cita de
homosexuales cubanos que no se venden?
http://www.ddcuba.com/derechos-humanos/5501-de-stonewall-prado
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