Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
Guanajay, Artemisa, 30 de junio de 2011, (PD) Con la presencia del
ministro de Cultura, Abel Prieto Jiménez, concluyó el Coloquio sobre el
Racismo que durante cinco días tuvo lugar en el Centro de Estudios para
el Desarrollo y la Cultura "Juan Marinello", sin que la realidad racial
en la Isla haya sido tomada en cuenta.
El evento se realizó a cal y canto, con personalidades cubanas
escrupulosamente escogidas y algunos estudiosos del tema negro, venidos
de Puerto Rico, Venezuela y Estados Unidos, los cuales tuvieron el
privilegio, inadmisible para los cubanos, de exponer sus criterios sin
ser interrumpidos y criticar hasta al oficialista periódico Granma, el
órgano al servicio del Partido Comunista.
Pero no fue un evento como el que esperaban muchos de los que tuvieron
la oportunidad de ser invitados y otros colados al azar. Lo de los
colados fue algo que ocurrió sólo en el último día del programa, debido
a la brecha que dejaron algunos que decidieron abandonar la sala antes
de que se diera por terminado el encuentro.
No era para ellos el derecho a la palabra. Era un derecho destinado
solamente a los organizadores del encuentro y a los que éstos
considerasen confiables para expresarse.
Se trata de definir el destino de alguien sin que ese alguien tenga
derecho a participar. Los grupos independientes de lucha contra el
racismo han sido excluidos de los debates. A nombre de los marginados de
esta Cuba, han hablado otros, negros y blancos, pertenecientes a una
clase elitista y servilmente apegada al régimen.
Hoy, debido a las constantes denuncias y sanciones impuestas por la
ONU al régimen por el abuso hacia la población negra y mestiza cubana,
han surgido muchas personas, algunas conocedoras del problema y otras
sin ningún conocimiento, que han aprovechado la temática racial, no
para dar solución ni para exponer las verdades que agobian a este
segmento de la sociedad, sino como un medio de vida que les permita
publicar y en nombre de los negros cubanos, ganar viajes al
extranjero. Así, desconocen a aquellos hombres y mujeres dignos que por
su militancia contestataria han hecho posible el enfoque del problema
racial en Cuba.
La credibilidad del evento deja mucho que desear. En todo caso, pone en
claro que el racismo en Cuba es focalizado, mantenido y alentado desde
el centro del poder, por negros y blancos, que aunque dicen luchar por
la integración racial, lo único que logran es el descrédito, porque no
lo hacen de corazón, y mucho menos con la firmeza y valentía que amerita
el tema. Hablan, no para el afrocubano ni para blanco alguno. Lo hacen
para ser escuchados por el poder, y ganar votos de confianza.
Cuando viajan, llevan sus mentiras y confunden a la opinión pública
internacional. De esta manera logran que los que no viajan, porque no
se les permite, se vean impedidos de dar a conocer al mundo la
verdadera situación del racismo en Cuba.
Que se avergüencen ellos. Los que se oponen a un sistema político de
esclavitud, seguirán la batalla por el reconocimiento de la hombradía y
la dignidad del negro en Cuba.
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