Martes, 28 de Junio de 2011 00:28
Augusto César San Martin
Centro Habana, La Habana, 28 de junio de 2011 (PD) Recientemente acudí
al Hospital "Calixto García" en solidaridad con un amigo que tenia al
padre en extrema gravedad después de un accidente doméstico.
Del deterioro del hospital y los enfermos sobre el hule desnudo de las
camillas, nada me asombró: ya nos hemos acostumbrado. Pero en medio del
bullicio y los quejidos de los enfermos, me llamó la atención ver
demasiados médicos en las consultas de la unidad de urgencias.
Después de averiguar por el estado de salud del padre de mi amigo,
regresé a la zona de consultas para comprobar la cantidad de galenos. En
cada una de las tres consultas había más de ocho médicos, con la triste
salvedad que ninguno era cubano.
Apostado en el pasillo comencé a observar el transcurrir de las
consultas. Más que médicos especialistas de urgencia parecían curiosos
estudiantes en espera de pacientes para poner en práctica la teoría.
Si curiosos eran los rostros de los médicos extranjeros, dolorosos eran
los de los enfermos. Finalizada cada consulta surgían los comentarios.
-Ni siquiera le indicó un electro- advirtió una señora que acompañaba a
su esposo, quien padecía de dolor precordial.
-Asfixiante la consulta con tantas personas- comentó una joven que
acompañaba a su madre.
Cuando se va a un hospital en Cuba, si uno conoce a algún médico allí,
lo más prudente es llamarlo. Es la mejor forma de asegurar la atención
adecuada. Por eso pedí que avisaran a un especialista que conozco. Me
pidió cinco minutos para luego atenderme. Conversó con uno de los
médicos extranjeros y cuando este se marcho, volvió hasta donde
estábamos y comentó en tono de disculpa:
-Envié al boliviano a la sala a buscar algo porque lo único que hacen
es estorbar.
En aquel momento recordé la sala de urgencia del hospital materno
"América Arias" y los médicos africanos que hace varios años dejaron
estéril a mi hermana al practicarle un legrado diagnóstico. Entonces
hice el comentario a mi amigo, que con resignación me respondió:
-Quizás esos médicos extranjeros pongan mayor atención sobre el paciente
que los médicos cubanos que trabajan disgustados.
Renuncié a cualquier comentario. Antes había disertado sobre sus
reservas hacia aquellos graduados extranjeros. Evidentemente su
confianza en el sistema de salud cubano se había esfumado.
Siempre consideré que la medicina de urgencias, por su calificativo,
requiere una actuación inmediata. Los médicos que ocupan estas consultas
deben ser especialistas preparados que diagnostiquen de forma rápida la
causa de los síntomas para el eficaz tratamiento.
Desde que el gobierno comenzó a exportar los servicios médicos, en los
hospitales públicos del país se percibe el déficit de especialistas en
consulta. Esta falta de facultativos se ha tratado de suplir con los
graduados de la escuela internacional de medicina. La población que
acude a los hospitales y policlínicos comunitarios contempla con recelo
las consultas operadas por médicos extranjeros que hemos debido aceptar
sin remedio.
Las autoridades cubanas se jactan de graduar miles de médicos
extranjeros en las facultades internacionales de medicina. Con este fin,
reduce las cuotas de ingreso para el estudio de esta profesión a los
estudiantes cubanos. Los estudiantes extranjeros culminan sus estudios
en los centros hospitalarios de atención pública del país. Sin embargo,
en las clínicas donde se paga el servicio a pesar de pertenecer al
estado o que son selectivas con sus pacientes, estos graduados no
tienen acceso para practicar.
La generalidad de los cubanos no acepta la imposición de recién
graduados extranjeros en las consultas médicas de urgencia del país.
Menos aun se resignan a servir de conejillos de Indias. Estoy convencido
de que los profesionales de los países del ALBA conocen este rechazo de
la población. Pero al gobierno le importa poco. Sólo le importa
difundir las cifras que hablan de miles de titulados extranjeros y
jactarse de sus buenas acciones.
http://www.primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/1683-demasiados-medicos-extranjeros
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