8 de junio de 2017

Cábalas para entender a un dictador

Cábalas para entender a un dictador
¿Qué dicen los astros sobre aquel que gobernó Cuba por medio siglo?
Jueves, junio 8, 2017 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba.- Quién es realmente Fidel Castro es el título del libro
de Juan Felipe Quintero Acuña publicado este año en Miami, por Editorial
Voces de Hoy. Como este autor es un asiduo lector de CubaNet, ha tenido
la gentileza de hacerme llegar un ejemplar como regalo, desde esa
ciudad, donde vive hace once años.

A través del estudio de la astro-numerología egipcia, al que se ha
dedicado Quintero Acuña durante más de veinte años ―incluyendo temas
esotéricos, ocultos y paranormales―, vemos a un Fidel Castro Alejandro
Castro Ruz en todas sus múltiples facetas, explicada cada una de ellas
en todos sus detalles.

Encontramos en su libro definiciones sumamente interesantes. Según el
expediente egipcio de este hombre, nada normal, dictador durante más de
medio siglo, "fue el elegido para realizar una misión destructiva, con
el fin de que se suelten las emociones más negativas, y que luego el
corazón se prepare para lo mejor, para lo más positivo".

Si Quintero Acuña nos invita a pensar en que este "antiguo personaje del
planeta tierra" es un ser programado para que todos los que lo
conocimos, sufrimos, amamos, admiramos u odiamos, tengamos una idea de
lo que representa la fuerza del mal en nuestro planeta, dio en el blanco.

La antigua sabiduría egipcia nos habla de su licencia cósmica y de "cómo
vino a este mundo a trastornar a hombres y naciones como propagador de
la oscuridad, empeñado en controlar la historia y engañando a millones".
¿No son estos incapaces de reaccionar ante su absolutismo, ante su poder
unipersonal?

Recordemos que los dictadores, sobre todo los totalitarios de izquierda,
son avezados instrumentadores de los medios informativos hasta después
de muertos. ¿No gobernó e impuso sus criterios con pistola al cinto? ¿No
fue capaz en 1962 de permitir, a espaldas de su pueblo, el despliegue de
un material nuclear equivalente a 5 198 bombas como la de Hiroshima? ¿No
fue capaz de pedirle a Jruschov que diera el primer golpe nuclear contra
Estados Unidos, dando pruebas de su falso amor por Cuba? ¿No fue capaz
de mantener a la fuerza un modelo económico durante décadas, a sabiendas
de que "no servía ni para nosotros mismos", como dijo?

Psicólogos, periodistas, biógrafos, analistas políticos del mundo
entero, y hasta la CIA, han hurgado en el fenómeno Fidel Castro,
buscando una explicación a su conducta y a su logro de gobernar por sus
pantalones, contra los molinos de viento.

Todos coinciden en sus análisis.

Como colofón, ahora tenemos la semblanza egipcia de Quintero Acuña, que
nos dice, en síntesis, que estamos ante un "catastrófico destructor,
capaz de construir una pirámide, sólo para reducirla a polvo".

El final de Fidel Castro, que tanto amaba la vida, demuestra cómo se
protegió todo lo más que pudo de la muerte. Recordemos que para lograrlo
creó como objetivo principal, desde la Sierra Maestra, a la Seguridad
suya y de su Estado, para protegerse de sus enemigos y aniquilarlos,
unos con la muerte, otros con la tortura, el resto con el destierro.

Una muestra palpable de su egocentrismo.

En sus últimos diez años se aisló del mundo ―entiéndase de su pueblo―,
quizás para lograr que sus células se renovaran fácilmente con la ayuda
de su veintena de médicos, los mejores del país, que se propusieron
alargar su vida hasta los 120 años, mientras sus planes para desarrollar
a Cuba fracasaba ante los ojos del mundo.

En su ficha egipcia, donde se conocen sus fuerzas cósmicas más sombrías,
vemos a un Fidel Castro tal como lo conocimos los cubanos, sobre todo
aquellos que lograron acercarse a su persona física: un hombre sumamente
astuto, pícaro, hábil en ardides, estratagemas, artimañas, etc. Un
mentiroso a carta cabal con cara de bueno, empeñado en demostrar que "la
defensa de la dignidad nacional" equivale a la permanencia de un
proyecto político-económico fallido, algo que continúa haciendo Raúl, su
hermano menor; su misión, aunque inútil, es propia de una diabólica
herencia familiar.

Source: Cábalas para entender a un dictador CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/cabalas-para-entender-un-dictador/

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