René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Buscando un tema de
agitación para sus descreídos súbditos, ahora el régimen castrista ha
recurrido a la catástrofe de Haití. Tras fracasar con Posada Carriles,
los cinco espías y Manuel Zelaya, la propaganda oficialista sí ha
logrado captar el interés de los cubanos con la tragedia del país vecino.
En realidad, no hay mérito en ello. El tema se vende solo. Nuestro
pueblo, al igual que los demás, se ha sensibilizado con la enorme
desgracia de los haitianos. En el caso de Cuba existe un motivo
adicional para la solidaridad. Es natural que quienes viven en la
miseria se compadezcan del infortunio de otros miserables.
Pero la propaganda no se limita a describir el desamparo de los
damnificados. También aprovecha la coyuntura para reactivar sus
andanadas contra "el imperialismo yanqui". Acallados durante meses por
la simpatía de los cubanos hacia el presidente Obama, los agitadores del
régimen sacan de nuevo sus uñas.
La campaña se centra ahora en la presencia de los marines en Haití.
Recalcan que Cuba manda médicos y no soldados. Parece que se han
olvidado de que hace años, pero bajo este mismo régimen, ocurría
precisamente lo contrario: nuestro país subvertía a Latinoamérica
enviando hombres armados, no con bisturís, sino con fusiles.
Pero hay diferencias esenciales entre estos combatientes y aquellos. Los
de entonces, a quienes nadie invitaba, tenían el propósito expreso de
derribar el gobierno existente e instaurar un régimen satélite de Moscú
y La Habana; los de ahora respetan a las autoridades constituidas con
cuya anuencia actúan, y su objetivo es evitar que reine el caos.
Porque parece que los periodistas del diario Granma y del programa Mesa
Redonda ignoran que en Puerto Príncipe viven no sólo los damnificados
por el terremoto; también hay malhechores ansiosos por pescar en río
revuelto. Por desgracia, hemos visto informaciones no sólo sobre robo de
cosas, sino también de niños.
Como en Haití el Estado quedó literalmente destruido, esos militares
extranjeros (los que, por cierto, provienen no sólo de los Estados
Unidos, sino también de otros países miembros de la ONU), representan un
factor de orden que contribuye a evitar el despojo de los débiles.
Pero esa realidad no interesa demasiado a los alabarderos del castrismo.
Para ellos la verdad no es motivo especial de desvelo. Lo que sí les
importa –y mucho-es la oportunidad de inocular nuevamente en los
cerebros de los ciudadanos el virus del antiamericanismo.
En el diferendo entre La Habana y Washington, los únicos pasos reales de
distensión observados durante la presidencia de Obama han sido los que
ha dado el presidente de los Estados Unidos, que no ha tenido respuesta
de los Castro.
Todo indica que si de la dirigencia comunista depende, las relaciones
entre ambos países se mantendrán congeladas. Y es evidente que sería el
pueblo cubano, y no los líderes, quien sufriría las consecuencias de ese
inmovilismo si los jerarcas de La Habana lograran salirse con la suya.
Noticias/Cuba La manipulación del desastre haitiano (1 February 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/feb2010/01_C_2.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario