25 de agosto de 2009

Escuelas politécnicas, la última opción

Educación
Escuelas politécnicas, la última opción

Los egresados son 'trabajadores de segunda' cuando inician su vida laboral.

Luis Felipe Rojas, Holguín | 25/08/2009

Escuelas sin condiciones mínimas para ser habitables, miles de
estudiantes alejados de sus hogares durante largos períodos y una
política de ubicación laboral que frustra las aspiraciones de los
jóvenes, es el panorama que la educación técnica ha venido presentando
en los últimos diez años.

Con el diploma de graduado de enseñanza politécnica en la mano, a manera
de telescopio, Daniel mira hacia el futuro y comprende que no aprendió
mucho de Mecanización Agrícola.

A las malas noticias de suspender la merienda escolar, cerrar varios
preuniversitarios y cobrar útiles gastables como cuadernos, lápices y
avituallamiento, se suma el hecho de que los graduados de los
politécnicos no llevarán consigo un título de bachiller. Profesores,
padres y recién egresados hablaron con CUBAENCUENTRO.com.

La resignación como alternativa

Le asignaron una plaza de ayudante de mecánico en una fábrica de pastas
alimenticias, pero Daniel dice que de eso no sabe nada.

"Claro que tuve prácticas pre-profesionales, pero yo no sé ni apretar
una tuerca, y eso me pasa a mí y a miles de graduados más", declaró.

Las opiniones más comunes apuntan a que las autoridades usan un doble
rasero: "Potencian carreras como la de técnico en Gastronomía y Turismo,
Enfermería e Informática, y dejan las relacionadas con la producción
industrial a la zaga", dijo Marlene, quien trabajó por 30 años en ese
importante sector educacional.

Entre los jóvenes es difícil hallar interesados en carreras vinculadas
con la agricultura, la ganadería o la construcción. Las opciones más
codiciadas son las relacionadas con el turismo y la producción de alimentos.

"En los últimos años se redujo muchísimo la matrícula de los
pre-universitarios en la ciudad o las cabeceras municipales, y tanto
padres como alumnos le huyen a los pre en el campo. Entonces, muchos
prefirieron elegir un técnico medio… aunque no les gustara ni un
poquito", lamentó Marlene.

Con la economía cubana a la deriva, la cifra de egresados se fue de las
manos. Si no hay una considerable producción nacional, ¿para qué formar
técnicos?

"Yo preferí quedarme en la ciudad, dormir en casa, estar todos los fines
de semanas 'conectado con la vida' y no irme a un pre en el campo", dijo
Yordanis. "Luego, hice como que iba a la universidad, para que no me
tragara el Servicio Militar", agregó.

El gobierno decidió hace casi un lustro reanimar la educación técnica,
remozando centros e intentando atraer la atención con propaganda, que no
funcionó. Spots televisivos, mensajes públicos, acciones de orientación
vocacional y otras iniciativas cayeron en saco roto. Al politécnico se
le siguió viendo como la última opción.

"Sólo optan por estos centros los alumnos de menos nivel académico",
dijo Yordanis.

Un punto muerto en el sistema

Las estadísticas educacionales oficiales exhiben altísimos índices de
retención y promoción; pero lo cierto es que una de las vía es pasar
alumnos desaventajados de los pre-universitarios a los politécnicos, con
tal de que no desciendan los niveles que exige la burocracia educacional.

Muchos comprenden la importancia de enseñanza técnica para la sociedad,
pero "la falta de incentivos y el poco apoyo estatal hacen trizas el
orgullo de cualquiera", criticó Aleida.

"Todo el mundo sabe que los alumnos de politécnico son los menos
aventajados; tienen problemas de aprendizaje, son de extracción social
más humilde e, igualmente, cuando concluyen sus estudios sólo los
persistentes, o aquellos a los que sus padres continúan llevando de la
mano, llegan a la universidad. Lo digo por mis hijos, eso es un secreto
a voces", señaló.

A diferencia de los pre-universitarios vocacionales, que han contado con
apoyo especial y programas tutelados por la alta nomenclatura, los
politécnicos han dado instrucción básica a futuros trabajadores ligados
a la producción. En la práctica, esos centros han terminado graduando
gastrónomos y comerciantes para ser dependientes de bodegas o vendedores
ambulantes.

La minería sólo ha contado con ellos como mano de obra medianamente
instruida, al igual que la construcción o la contabilidad, entre otras
especialidades que los han tratado como trabajadores de segunda. Para
ascender en la escala laboral tendrían que ingresar, irremediablemente,
en la universidad.

© cubaencuentro.com

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cubaencuentro.com (25 August 2009)
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