Karla Pérez González y la inversión fallida
LIANET FLEITES | Santa Clara | 27 de Junio de 2017 - 09:17 CEST.
He aquí la situación: Karla María Pérez González fue expulsada de 
la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV) donde se 
recibiría como periodista. La expulsaron por militar en el movimiento 
opositor Somos+. El suceso acarreó enconadas respuestas contra la 
política exclusivista del Ministerio de Enseñanza Superior (MES). El 
diario El Mundo le ofreció financiar sus estudios en una universidad de 
Costa Rica, así como una pasantía dentro del equipo de reporteros del medio.
El hecho desempolvó prácticas de marginación institucional muy 
setenteras y fuertes cuestionamientos a las libertades ciudadanas en la 
Isla. Pérez González refirió que deseaba estudiar en su país pero, al no 
ser posible, estudiaría en el exterior con vistas a regresar una vez que 
concluyera su licenciatura.
La UCLV, en un documento oficial, declaró —como escolio— que la carrera 
tenía un perfil ideológico. Carrera que —debe aclararse— no se ofrece 
con excepcionalidad a cadetes del Ministerio del Interior (MININT), ni a 
miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), sino a todos los 
estudiantes, militantes o no, simpatizantes o no del Gobierno cubano, 
blancos o negros, mujeres u hombres; es decir, a toda la masa diversa, 
ávida, y cambiante. Pero pongámonos didácticos y analicemos las pérdidas 
reales, tanto para la Cátedra de Periodismo como para Pérez González.
¿Qué ofrece la UCLV?
El periodismo como disciplina debe promover, entre otras cosas, la 
responsabilidad profesional en la formación de sistemas democráticos. 
Por tanto, la práctica periodística no puede estar sujeta o vinculada al 
poder político. A pesar de ello, los medios de prensa en Cuba son 
subvencionados por el Comité Central del Partido Comunista (PCC), el 
Instituto Cubano de Radio y Televisión, o la Central de Trabajadores de 
Cuba (CTC).
Si exceptuamos muy pocos graduados que se dedican a la docencia y otro 
poco de ellos que desembocan en centros de investigación, el resto 
desarrolla el servicio social en los medios estatales.
La universidad, por su parte, con su política no legislada de "educación 
exclusivamente revolucionaria y para revolucionarios" coloca su camisa 
de fuerzas en la formación ideológica del estudiante y lo prepara para 
su inviolable destino: servir al PCC y no al pueblo. Informar lo que 
convenga ser informado dentro de las agendas políticas y desentenderse 
de las agendas públicas. Mostrar una realidad de acrílico, edulcorada, 
que no se parece al país. Todo esto es un hecho dentro del contexto 
periodístico actual cubano.
Y es lamentable si tenemos en cuenta las urgencias presentes en la Cuba 
de 2017: pobreza, alta corrupción institucional, poca transparencia en 
los movimientos políticos, modelo económico experimental (suerte de 
Frankestein a medio camino entre socialismo y capitalismo primitivo).
La UCLV forma profesionales atrofiados, sujetos a un único poder y no a 
su misión de interpretar, intevenir o modificar los procesos sociales y 
culturales. Cuando el periodismo sirve a un poder (cualquiera) no puede 
arremeter contra él, si fuese necesario. No puede enfrentarlo, mostrar 
sus fisuras, sus atropellos. Por tanto, no es precisamente periodistas 
lo que forma la UCLV.
La impopularidad y degeneración de los medios de prensa en Cuba son el 
resultado de un mecanismo de control absoluto del poder político, así 
como una distorsión de los conceptos que sobre el oficio periodístico 
enseñan en las cátedras.
Es completamente lógico, entonces, que no se avisten trabajos de 
periodismo de investigación en los medios oficiales, a pesar de lo 
apremiantes que resultan para cualquier sistema democrático. El 
periodismo de investigación trasciende el reporteo diario. Es, quizás, 
la presencia más transformadora y movilizadora del profesional en su 
sociedad.
En la Cátedra de Periodismo de la UCLV se imparten nociones dispersas, 
en abstracto, y queda claro para todos (profesores y alumnos) que son 
productos irrealizables en Cuba. Tampoco existe una voluntad para, desde 
lo académico, estimular el desarrollo de este género. Aunque se 
evidencien algunos rasgos tímidos del periodismo investigativo en 
reportajes o trabajos de opinión, no se publican productos de este tipo 
en los espacios informativos o publicaciones oficiales impresas.
La misma artritis se extiende a todo el diseño de la carrera. No solo el 
claustro, conformado por egresados que asumen enseguida cargos de 
dirección en el departamento, también los enfoques obsoletos de la 
enseñanza, la memorización como método para evualuar el conocimiento y 
el nulo interés en desarrollar la independencia congnoscitiva hacen del 
esudiante una especie de zombi, de máquina reproductiva, de criatura que 
se automutila a priori porque conoce sus límites políticos, que son sus 
límites "profesionales".
¿Qué ofrece Karla?
Probablemente poco. A Karla Pérez González tal vez no le interesa dictar 
cátedra en la UCLV —la academia: ese refugio de medianías para tantos 
periodistas—. Tal vez hubiera terminado respondiendo ante un proceso 
legal por resistirse a escribir el comentario equis, u ocultar datos 
sobre los comicios del Consejo Popular. Es decir, la muchacha es una 
inversión fallida, un pésimo negocio.
***
Al periodismo lo distingue, entre otras cosas, la verificación de los 
hechos. No conozco cabalmente el diseño de la carrera en otras 
facultades del país, por tanto, debo referirme a lo que ocurre en la 
cátedra de la UCLV porque de allí provengo. En 2012 me gradué junto a 35 
estudiantes. De ellos, solo 11 ejercen intermitentemente en medios 
oficiales. El resto no se dedica al periodismo. Un número considerable 
emigró.
Source: Karla Pérez González y la inversión fallida | Diario de Cuba - 
http://www.diariodecuba.com/cuba/1498479646_32137.html
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