10 de junio de 2017

Elecciones sin Fidel: delegados, ¿y después?

Elecciones sin Fidel: delegados, ¿y después?
CARMEN HOYO | La Habana | 23 de Mayo de 2017 - 08:16 CEST.

Serán las primeras elecciones con la oposición en pleno. De paso, como
por azar, también serán las primeras elecciones sin Fidel. Incluso sin
el parteaguas simbólico del último noviembre serían las primeras
elecciones sin Fidel, porque finalmente se eclipsa la generación de la
guerrilla. Ya no son presidenciables. Ya realizan el traspaso forzoso.

Que la oposición concurra en pleno, aunque novedad, ni siquiera
garantiza decisivamente la construcción de una democracia cubana. Es un
síntoma, eso sí, de vitalidad cívica. Pero los candidatos solo podrían
llegar, con fortuna, a las asambleas municipales. El resto del edificio
seguirá intocado mientras se mantengan, oscuras y omnímodas, las
comisiones de candidatura que hacen el trabajo del Partido Comunista
(PCC) sin que el PCC aparezca. Esa es la piedra de toque de un sistema
electoral que simula participación y la permite en el primer escalón.

Estas serán las primeras elecciones sin Fidel y van en busca de una
brecha: la grieta de la participación. Con las asambleas municipales al
alcance de la mano, la oposición ha asumido que vale la pena estar ahí.

La decisión de ir al escrutinio también tiene detractores. Algunos
piensan que participar en desventaja implica jugar la partida de otro,
hacer la comparsa del sistema. Otros confían en el efecto de participar.
El efecto aquí parece un fetiche.

Quizás la oposición ahora mismo esté desperdiciando un momento
preliminar, un anticipo del rumbo que tomarán estas primeras elecciones
sin Fidel. Por estos días los delegados que algunos opositores aspiran a
sustituir "rinden cuentas" a sus electores, en plan de justificar su
gestión, bajo el lema tácito del Poder Popular: "No hay soluciones, pero
sí tenemos respuestas para todos". Si van a jugar ahí, no pueden ignorar
las reglas de la partida. Si van a las elecciones deben conocer, con
fines de perfilar el programa, qué respuestas puntuales, qué eventos
comunitarios están desconectados de las soluciones. Atender a la
rendición, pedir las razonables cuentas, debió figurar al principio de todo.

Julio Aleaga Pesant, miembro de la secretaría ejecutiva del movimiento
Candidatos por el Cambio, dijo a DDC que si bien "las instituciones
oficiales son agentes de 'no cambio', en ellas hay ciudadanos que
apuestan por el cambio gradual, con gobernabilidad y de la Ley a la
Ley". Falta ver, no que esos ciudadanos existan, sino cómo harán visible
la "apuesta" que dice Aleaga. Falta ver cómo se articulará la
cooperación con esos ciudadanos, qué papel desempeñarán en un escenario
que empieza a remover sus resortes de participación. Sobre todo porque
transcurren tiempos de tempestad sorda: lluvia sin truenos, presión sin
alboroto.

Candidatos por el Cambio se propone usar "las estructuras de base del
Estado cubano" para "promover la democracia", según el programa que
declara en su sitio web. Además, y como síntoma interesante de un
movimiento que se presenta estrictamente cívico, declara su vocación
"apartidista". Este grupo envió en 2015 una propuesta de modificación a
la Ley Electoral que fue desoída por la Asamblea Nacional del Poder
Popular. Ahora usará la ley tal cual existe.

En la misma línea de Candidatos por el Cambio, otros grupos participarán
de las primeras elecciones sin Fidel. Bajo un signo común,
Somos+ y #Otro18 intentarán al menos la nominación. La reacción
gubernamental está prevista: biografías peyorativas de los candidatos
opositores, disuasión de los electores, procesos judiciales
inhabilitantes ―recurso usado, con bastante anticipación, contra Eliécer
Ávila―. La represión contra el proyecto Candidatos por el Cambio ha sido
"como es contra todas las visiones democráticas y modernizadoras de la
Isla", dijo con parquedad Aleaga a este diario.

En caso de ser electos, este sería, a juicio suyo, el papel de los
delegados de oposición: "Participar en la construcción del buen gobierno
y el consenso político. Luchar contra la corrupción. Devolver la
honestidad y la decencia a la política nacional. Mejorar el nivel de
vida de la población a partir de la resolución de los problemas de la
comunidad".

Aleaga describe generalidades estratégicas. El rumbo táctico parece
menos evidente, acaso porque será circunstancial. Al delegado se le
concibe, desde los presupuestos del sistema, una mediación débil entre
la comunidad y los burócratas. Es la piedra filosofal que intenta salvar
las apariencias de democracia.

Si las asambleas municipales devendrán una nueva liza política, un campo
de batalla ideológico inesperado, ese escenario posterior a las primeras
elecciones sin Fidel sigue presentándose vago. Quizás en el empeño de
llegar, fatigados por el esfuerzo mental, nadie cuenta todavía lo que
supone qué hará ahí.

En una primera versión de este artículo, se publicó que la organización
Cuba Decide buscaba nominar candidatos independientes a las "elecciones"
castristas cuando esto es erróneo. Cuba Decide propone la realización de
un plebiscito vinculante para iniciar una transición a la democracia.

Source: Elecciones sin Fidel: delegados, ¿y después? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1495463656_31305.html

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