Jueves, 27 de Octubre de 2011 14:06
Juan Gonzalez Febles
VLawton, La Habana, 27 de octubre de 2011, (PD) Granma y sólo Granma, el
único periódico, órgano del único partido, el llamado Partido Comunista
de Cuba (PCC), en su edición del 20-10-11, refleja la reunión de ¡171!
organizaciones de lo que el gobierno cubano llama "sociedad civil".
Estas se reunieron para "exigir el cese del bloqueo", en referencia
directa al embargo norteamericano y no al bloqueo de la iniciativa
ciudadana ejercida por el gobierno cubano. Las organizaciones citadas
son subsidiadas en su totalidad por el Partido Comunista, del que
reciben orientaciones directas y todo lo demás. Habría que señalar que
las autoridades de la Isla criminalizan la disidencia y cualquier
pensamiento opuesto a la ortodoxia oficial. Entonces, ciertamente se
habla de organizaciones subsidiadas por el estado que repiten las
orientaciones que reciben de este y nada más.
Entre las características esenciales de este arbitrario modelo político
que tiene más de fascismo corporativo que de estado socialista, está la
exclusión y el establecimiento de barreras sociales y económicas casi
infranqueables para la mayoría de los cubanos. Es un estado clientelar y
patrón que excluye y discrimina cualquier distanciamiento de la línea
política dictada desde la élite gobernante.
La sociedad cubana está arbitraria y realmente dividida entre
partidarios del gobierno y no simpatizantes. Estos últimos son llamados
desafectos o meramente contrarrevolucionarios. Estas son las polaridades
perfectamente diferenciadas. Entre ellas subyace una masa amorfa que no
es consultada y que resulta objeto de la manipulación realizada desde
los cotos de poder absoluto afirmados como gobernabilidad en la Isla.
Para abreviar, estamos en una sociedad dividida entre "revolucionarios"
y no "revolucionarios", los no revolucionarios están a su vez
clasificados en dos categorías, estas son a saber los "desafectos" y los
"contrarrevolucionarios". Los desafectos son los que se desmarcan en
silencio y sin manifestaciones ostensibles de distanciamiento. Los
contrarrevolucionarios hacen gala y ostentan de forma pública su
disidencia con pronunciamientos públicos en la esfera intelectual o en
asonadas y pronunciamientos públicos en los que pueden existir o no
organizaciones que a despecho de su vocación pacífica y civilista, jamás
se han visto o se verán reconocidas por la ley.
En todo este contexto hay corrupción, privilegios escandalosos y
nepotismo. Todo en la dosis exacta que requiere la peculiar
gobernabilidad de este sistema que resulta más gansteril que político.
La excluyente e injusta sociedad cubana se divide de esta forma entre
revolucionarios y los que no lo son. De acuerdo a este postulado
político, desde las calles hasta todo lo demás son de los revolucionarios.
Las 171 organizaciones que el gobierno cubano pretende imponer como
"sociedad civil" comprenden desde organizaciones religiosas controladas
desde su poltrona en el Comité Central del Partido Comunista por la Sra.
Caridad Diego hasta la Asociación de Combatientes de la Revolución
Cubana, dirigida por uno de los tantos generales privilegiados con aires
acondicionados en sus automóviles y/o en sus cómodas y hasta lujosas
residencias. Todas son subsidiadas por el gobierno cubano y en todas o
en casi todas, existe un nivel de corrupción más o menos tolerado.
El gobierno cubano se niega de forma cerril a permitir que los
disidentes y opositores salgan a las calles a manifestarse
pacíficamente. Los pogromos de carácter fascista llamados de forma
eufemística "mítines de repudio" y la actuación cuasi gansteril de la
policía Seguridad del Estado, son las respuestas de este gobierno anti
social que sufrimos. Quienes se atreven a manifestarse en las calles,
son arrestados temporalmente pero en ocasiones, pueden ser procesados,
juzgados y condenados a penas de cárcel en ausencia de garantías procesales.
Resulta curioso que el gobierno que apoya a inconformes, indignados y a
los que disienten en países democráticos, que financia grupos de
activismo y agitación como los establecidos para promover la libertad de
sus espías presos en USA, mantenga este doble rasero a nivel doméstico.
Ciertamente en Cuba el término sociedad civil desde la concepción
gubernamental, no es otra cosa que corrupción, clientelismo y exclusión.
Nada más.
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