"No entiendo cómo permiten que los cubanos ejerzan sin reválida"
La familia demandó a Pedro Pablo López por mala praxis y violencia
física contra la mujer
La vida de Leomary Andara ya no es la misma. "No puedo correr, saltar,
hacer esfuerzos ni ejercicios físicos. Es un régimen que tendré que
mantener por mucho tiempo", afirma la joven, de 16 años de edad, víctima
de la mala praxis de un odontólogo cubano, en Valera, estado Trujillo.
Andara reside con sus padres y 4 hermanas en Las Palmeras, zona rural
localizada a 15 minutos de Valera, en plena carretera Transandina, en
una casa de bloques de 2 habitaciones. Para llegar a la vivienda, la
familia debe atravesar un puente colgante.
"Leomary tenía varios días con un dolor de muela persistente. La
llevamos a Barrio Adentro porque es gratis y no podemos pagar un
odontólogo privado. Fue peor el remedio que la enfermedad", señaló la
madre, Odila Romero.
"Cuando llegamos, el médico me dijo que tenía caries y que no podía
salvar la muela, que la tenía que extraer. Me puso un solo punto de
anestesia en el paladar, y comenzó el trabajo odontológico", relató Andara.
De acuerdo con Romero, el odontólogo cubano no detuvo el procedimiento,
a pesar de que su hija se quejaba constantemente de fuertes dolores por
la manipulación: "Utilizó unas herramientas similares a un cincel y un
pequeño martillo. Yo la estaba esperando afuera y se escuchaba como si
estuvieran colocando un clavo en una pared. Una señora que estaba junto
a mí me dijo: `¿Qué le estarán haciendo a esa criatura?'. Yo me asomaba
por la puerta, pero él me decía que estaba todo bien. Pensé que lo que
hacía era normal".
Andara asegura que después de ese momento, ambas supieron que algo
andaba mal.
"Él me extrajo en una sola pieza tres molares y un trozo de paladar. Al
terminar me lo mostró y me dijo, asombrado: `Mira lo que te saqué', como
si fuera un tumor maligno. Hasta se lo dio a mi mamá y le dijo: `Tenga
señora, para que lo guarde de recuerdo', como si hubieran sido las
muelas del juicio", contó.
Como el dolor era insoportable, acudieron a una odontóloga de Trujillo,
que atendió a la muchacha en vista de que su condición era muy delicada,
y les indicó que, evidentemente, se trataba de un caso de mala praxis.
Comenzó el viacrucis para trasladar la joven a Caracas, con el fin de
que pudiera ser evaluada por un equipo de especialistas en cirugía
maxilofacial del Hospital José Gregorio Hernández, en Los Magallanes de
Catia.
"El odontólogo cubano me hizo una sutura usando como ancla el lado
interno de la mejilla. Si no me la hubieran corregido a tiempo, se
habría unido a la encía y ni siquiera podría sonreír. No entiendo cómo
le permiten ejercer aquí", dijo Andara.
En Caracas, los especialistas ordenaron una tomografía que sirvió de
base para el diagnóstico final: fractura del maxilar superior por uso
excesivo de fuerza. Leomary deberá ser sometida a un tratamiento cuya
duración se calcula entre 8 y 10 meses, antes de ser operada para
reconstruirle el paladar, bien sea con un injerto de su propia masa ósea
o con una prótesis.
"Acabo de pasar al último año de bachillerato. Para mí, va a ser una
época difícil. Debo cuidarme mucho si quiero mejorar porque también
tengo daños en el seno maxilar derecho por el maltrato. Además, tendré
que pedir permiso para venir a Caracas una vez cada cuatro o seis
semanas", expresó.
Sin recursos. El costo de los viajes a la capital no es el único
problema con que deberá lidiar la familia de Andara de ahora en
adelante. Los medicamentos y una dieta especial también les preocupan.
"Es muy difícil que podamos cubrir todos esos gastos. Somos una familia
humilde y nuestros recursos son muy limitados", aseguró Romero, que
trabaja como madre procesadora de alimentos en el comedor de la escuela
Pascual Ignacio Villasmil, en Valera. Por esa labor, el Gobierno le paga
poco más de 1.400 bolívares cada 2 meses.
La familia se alimenta mayormente de la comida que le regalan a Romero
al final de cada jornada. "Pero ahora Leomary necesita una dieta
especial, que no agrave más su cuadro clínico", indicó María Margarita
Capote, tía de la joven.
El padre de Andara se desempeña como agricultor en un sector aledaño a
Las Palmeras.
"Siembra lo que puede: tomates, papas, apio. Realmente, la compra de
semillas depende del dinero que tengamos disponible en el momento. Él
sube todos los días a ver si puede sacar algo de la cosecha, que no todo
el tiempo se da. A veces se pierde porque cae una plaga y se lo lleva
todo, y no podemos comprar insecticidas", explicó Romero.
Afirman que se reunieron con la ministra de Salud, Eugenia Sader, quien
les aseguró que todos los gastos médicos y de traslado de la joven serán
cubiertos por ese despacho.
No obstante, a juicio de la familia, las personas a las que les
asignaron el caso les falta voluntad.
"Nos estamos quedando en casa de unas primas en el estado Vargas,
mientras terminamos con los exámenes médicos. Hemos tenido que cancelar
varias citas porque no siempre tenemos dinero para subir a Caracas.
Creemos que en el ministerio deberían estar más pendientes de la
evolución de Leomary porque a ella se le ocasionó un daño y el Gobierno
debe responsabilizarse", indicó Capote.
Funcionarios de la Misión Barrio Adentro se comunicaron con la familia y
le ofrecieron a la joven un viaje a Cuba para ser tratada por personal
médico en la isla. "Inmediatamente dijimos que no.
A mí me da terror pensar que la pueden seguir maltratando allá. A veces
me siento culpable de no haber hecho un esfuerzo económico para llevarla
a un médico de verdad", dijo Romero.
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