Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - En la escalinata estaba
la concentración de mujeres más bellas que recordaba. Blancas, negras,
rubias, pelirrojas y mulatas formaban un conglomerado junto a algunos
hombres y niños. Las mujeres aparentaban entre 16 y 35 años. Pensó en el
casting para un programa de televisión, pero se trataba de la cola para
emigrar a Estados Unidos.
Un fenómeno, igual pero en menor escala, se da en las legaciones de
España, Italia y Francia. Las mujeres más bellas se van de Cuba, pero
también las más inteligentes, audaces y preparadas. Se trata de una
sangría que deja a la nación sin el "par genético" necesario para poblar
la isla.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) informó que un análisis de la
evolución de la fecundidad, medida a través de la tasa global de
fecundidad (hijos por mujer) evidenció que no parece factible el
crecimiento de esa tasa, o el mantenimiento de los actuales niveles, lo
que sugiere una hecatombe demográfica.
La encuesta tuvo lugar entre diciembre de 2009 y enero de 2010, y abarcó
las 14 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud. El
objeto de estudio fue la población entre 15 y 54 años, residente de
manera permanente en el país, e incluyó a los dos sexos.
Según los datos tomados, el índice de relación de masculinidad se
mantiene prácticamente invariable en los últimos años, con un valor de
1003 hombres por cada 1000 mujeres, y el grado de envejecimiento de la
sociedad alcanzó el 17.4 %.
Queda fuera de la cifra de disminución poblacional la estampida de
emigrantes jóvenes en edad de procrear. Un guarismo que demostraría la
falla del sistema, y cómo, ante la ausencia de alternativas políticas y
económicas, los cubanos optan por largarse.
La estampida se lleva a 30 mil cubanos anualmente, impide el desarrollo
de la población y pone a la nación en desventaja cultural y productiva
por ese concepto, que los sociólogos llaman el darwinismo social.
Si los jóvenes más inteligentes (mujeres y hombres) con capacidad de
adaptación abandonan la isla, nuestro destino como nación puede
enfrentar más problemas de los que realmente señalan las cifras de la
tasa de fecundidad.
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