Reclamo lésbico a los servicios de salud
Por Dalia Acosta
LA HABANA, nov (IPS) - Lesbianas y mujeres bisexuales cubanas que
promueven espacios de reflexión y diálogo, abiertos a todas aquellas
personas que deseen aproximarse de manera "solidaria, respetuosa,
amistosa y saludable", alertan sobre la necesidad de sensibilizar al
personal médico hacia la diversidad sexual femenina.
"Queremos que nos traten como mujeres y que tengamos la tranquilidad y
la entereza de decirle al médico lo que somos, explicarle si tenemos o
no penetración, contarles nuestros miedos", explicó a IPS Argelia
Felloue, facilitadora del grupo, iniciativa apoyada por el gubernamental
Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
El área ginecológica se encuentra en el foco de atención porque la
sexualidad lésbica transita por caminos bien diferentes a la heterosexual.
"Hay mujeres lesbianas que no han sido penetradas nunca", abundó Nery
Lázaro, actual coordinadora del colectivo Oremi y partidaria de
transformar la relación médico-paciente ante procedimientos muy
necesarios, imprescindibles para garantizar la salud de la mujer, como
son las pruebas citológicas.
La psicóloga y especialita del Cenesex señaló que "una no busca su
sexualidad, sino que la tiene". Ubicada en el punto de vista de una
persona que jamás haya tenido penetración, imagina el momento de
violencia en que "alguien te dice: acuéstate en la camilla que te voy a
penetrar con el espéculo".
Varios talleres, convocados como "encuentros amigables" en sectores como
la salud y la educación públicas, han abordado "el rechazo, la
agresividad y la violencia" que sienten las mujeres lesbianas por la
acción del personal de la salud o, por ejemplo, con la vulnerabilidad de
las mujeres ante la homofobia de las autoridades penitenciarias.
El grupo Oremi, formado en 2004 en Ciudad de La Habana, fue la segunda
experiencia de su tipo en el país. La primera nació a comienzos de la
pasada década en la oriental provincia de Santiago de Cuba y fue
desarrollándose hasta el actual colectivo Las Isabelas. Y, en 2008,
apareció Fénix, en la ciudad sur-central de Cienfuegos.
"Cuando vamos a consulta, sobre todo de ginecología, si le decimos a la
doctora o al médico que nos atiende que somos lesbianas, un poco que se
trancan, tienden a dar un tratamiento diferenciado", lamentó Felloue.
Aquellas que construyen su sexualidad sin penetración rechazan la única
prueba que previene el cáncer de cérvix y cuello del útero, que en Cuba
se realiza masiva y gratuitamente una vez al año. Según la Oficina
Nacional de Estadísticas (ONE), 709.700 cubanas de más de 25 años fueron
examinadas en 2008.
Sin embargo, el miedo al espéculo puede convertir a este sector
poblacional en un grupo vulnerable ante la enfermedad. "Hay mujeres
lesbianas que no se han hecho nunca la prueba citológica y han tenido
cáncer cérvico uterino", alertó Lázaro, quien ha investigado desde la
psicología el amplio espectro de la sexualidad lésbica.
Una mujer de 38 años, que reconoce su homosexualidad desde los 14, sólo
accedió a la prueba a consecuencia de la epidemia del virus de
inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida. En la década del 90,
un amigo gay dio su nombre como contacto social y tuvo que examinarse,
dijo a IPS.
Esta vecina de la provincia de Villa Clara recordó esa experiencia como
"una mala impresión" y "un cuerpo extraño en mi interior". Ella, que
solicitó reserva sobre su identidad, rechaza la penetración en su vida
sexual: "a ninguna mujer le gusta la prueba citológica. No tiene nada
que ver con el lesbianismo", opinó.
Otras particularidades de las mujeres que aman a mujeres es que
solicitan un trato sensible del profesional médico. "Una de las
problemáticas de más fuerza consiste en romper la hostilidad con los
sectores políticos y de salud", insistió Diarenis Calderón, madre de una
pequeña y quien vive junto a su pareja, Mirna Padrón, también miembro de
Oremi.
Padrón abogó por "otras orientaciones en salud" sobre hábitos sexuales
en lesbianas que pueden afectar su bienestar. Cuando usan juguetes u
otros efectos para lograr una penetración no natural, urge "una atención
médica que establezca los límites de esta práctica", según la activista.
La violencia en la asistencia médica está muy marcada por la lesbofobia,
enfatizó. Lograr el respeto hacia las lesbianas, no solo en el sector de
la salud sino en la sociedad en su conjunto, guía el trabajo emancipador
y comunitario de las mujeres reunidas en Oremi, Fénix y Las Isabelas.
Fuentes especializadas indican que en el caso de las lesbianas se
observa una doble exclusión: por su condición femenina y orientación no
heterosexual.
"Todas las instituciones tienen que hacer más trabajo con las mujeres:
las lesbianas son anónimas, están muy discriminadas", apuntó Tania
Tocoronte, fundadora del proyecto Fénix.
Esta iniciativa, acogida por el Palacio de la Salud en Cienfuegos,
enfoca su acción a través de la gubernamental Federación de Mujeres
Cubanas (FMC) y ha llegado a la comunidad con acciones de
sensibilización. La población lesbiana "está sufriendo un tipo de
papiloma y no se ha buscado la solución", explicó Tocoronte.
Fuentes médicas ubican a varios de los tipos del virus del papiloma
humano entre las principales causas de cáncer cérvico uterino. Dentro
del Programa Nacional de Control del Cáncer, en 2008 se identificaron
1.350 féminas mayores de 25 años con algún tipo de carcinoma en esa
zona, según la ONE.
Las alianzas entre Oremi, Fénix y Las Isabelas han originado proyectos
de mayor alcance, sobre todo dirigidos a la aceptación social de las
lesbianas. "La tolerancia es mirarnos desde arriba y la aceptación es
mirarnos de frente: queremos la aceptación", concluyó Lázaro.
(FIN/2010)
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