Democracia por aburrimiento
La dictadura cubana se comporta como si fuera una democracia auténtica
Es deplorable que los castristas le hayan ganado esa partida a los
demócratas
La dictadura quiere eliminar la presencia de la oposición pacífica
RAÚL RIVERO
Madrid – Bendecida por el Papa Francisco jovial y enternecido,
legitimada como un buen vecino, escandaloso y ripiera pero tolerable,
por Barack Obama y añorada por los 28 países de la Unión Europea para
invertir en los escombros del socialismo, la dictadura cubana se
comporta ahora más que nunca, de cara al exterior, como si fuera una
democracia auténtica.
Con esos tres factores claves, acompañados por la infame y tradicional
complicidad, indiferencia o silencio de los países de América Latina, el
régimen se ha visto favorecido a la hora de tratar de convencer al mundo
de que, después de medio siglo de implacable e impecable control militar
sobre la isla, ha comenzado un proceso de cambios y reformas.
Aunque ya había ilusión en algunas naciones de la UE para ir a darse un
abrazo bajo el sol con el castrismo, las gestiones de la Iglesia
Católica y Estados Unidos ayudaron a los funcionarios a comenzar a sacar
los billetes con urgencia hacia La Habana porque, como explican con
ironía por lo bajo en estos días especialistas europeos que conocen muy
bien la dictadura, "si Dios y los grandes demócratas de aquella región
los aceptan, por qué los vamos a rechazar nosotros".
Es deplorable que los castristas le hayan ganado esa partida a los
demócratas verdaderos por cansancio, por aburrimiento y por su
perseverancia para mantenerse en el poder a toda costa. Y que, gracias a
ello pretendan, hoy por hoy, presentar el país como un paraíso
turístico, un museo sociológico y una sociedad que avanza, también
obligatoriamente y dirigidos por ellos y sus tanques, hacia unos oscuros
limbos de libertad.
Así es que con esta situación real y esos apoyos tan diversos e
importantes, la dictadura no solo quiere ocultar su esencia y conseguir
dinero para su eternidad. Quiere, al mismo tiempo, eliminar la presencia
de la oposición pacífica, del periodismo independiente y de los artistas
libres que, como viven allí bajo la violencia y el acoso, saben que el
único cambio interno que se ha producido es la intensificación de la
represión.
Ellos, los presos políticos, los militantes de la Unión Patriótica de
Cuba (Unpacu), las Damas de Blanco y los activistas de derechos humanos
en general son los que no se han cansado y, a pesar de todos los ataques
verbales y físicos, parece que no se cansarán.
No se callaron ni se escondieron cuando se les acusaba de que eran pocos
y no podían viajar. Ni ahora que se les acusa de ser muchos y de viajar.
Reciben las golpizas en las calles, sufren horas de encierros en los
locales de sus instituciones o en sus casas junto a la familia. Van a la
cárcel y soportan los mítines de repudio y las agresiones de las
brigadas de los guatacas oficiales.
La podrán bendecir o legitimar, pero los opositores pacíficos y los
grandes sectores marginados de la sociedad amanecieron hoy bajo la misma
dictadura.
Poeta y periodista cubano.
Source: Democracia por aburrimiento | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article85507817.html
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