Los pecados del papa Francisco
El papa Francisco, muchos en la élite del poder en el Vaticano y la alta
jerarquía de la Iglesia en Cuba hoy están imitando a los que se
confabularon con la dictadura romana contra el pueblo
Julio M. Shiling, Miami | 01/06/2015 12:34 pm
La teoría de la infalibilidad papal ha alcanzado proporciones épicas de
desvanecimiento en estos días. Esta hazaña no se le puede achacar al
secularismo, el consumismo, la tecnología o el capitalismo. Se explica
desde un prisma ideológico, ético e impacta la teología. Lo que es peor,
es que esta colisión agrede los principios mismos de Cristo.
Desnaturaliza su esencia terrenal. Tomamos por cristianismo, para estar
claro, la religión que brotó de las enseñanzas, los fundamentos y los
valores normativos de Jesucristo y que sistémicamente, sus diferentes
denominaciones han intentado formular, organizar y ejecutar en el nombre
de Dios. En esta ocasión, nos referimos a la Iglesia Católica, la
iglesia cristiana más cuantiosa.
Qué el papa Francisco es humano, es algo que el propio Jorge Mario
Bergoglio, segurísimo estoy, sería el primero en reconocer. La
categorización de "humano", cómo él vívidamente nos ha dejado conocer,
carga sus particulares de preferencia. Qué le guste el equipo de fútbol
(balompié o soccer) de San Lorenzo, para el detrimento de los fanáticos
de River Plate o Boca Junior, es totalmente aceptable. El obispo de Roma
tiene derecho hasta de tener su preferencia política. Lo que no le
corresponde en función de cabecilla jerárquica de la Iglesia Católica,
bajo ningún criterio, es tener su propio estándar de valores y
principios. Mucho menos cuando la postura papal choca diametralmente con
los cimientos de Cristo.
"…se hace evidente que la idea de la libertad es la marca característica
de la fe cristiana en oposición a cualquier otro tipo de monismo". Así
lo relató el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, conocido después como
papa Benedicto XVI, en su obra Introduction to Christianity (Ignatius
Press, 2004, p. 157). Es más, el prolífico escritor y predecesor del
actual papa, siempre parece haber estado atraído, intelectualmente, al
precepto de la libertad y su conexión umbilical con el cristianismo y
así lo repitió bastante veces (también pudiéramos hablar aquí de los
pecados del Papa Benedicto XVI). No es que Ratzinger descubrió el
Mediterráneo con eso. El cristianismo partió del libre ejercicio de la
conciencia y la entrega, por medio de la fe, a un camino revolucionario
que exigía del individuo el paso virtuoso de creer y actuar. Al postular
eso, el cristianismo colocaba a la libertad en la cima de su sendero
nuevo para llegar a Dios.
El cristianismo se forjó y expandió, particularmente en la época de
Jesús y la iglesia primitiva, pronunciándose contra el infanticidio (una
práctica típica en la época), exponiendo un trato sumamente igualitario
en cuanto al género y ejercitando un claro distanciamiento entre el
poder político y lo religioso (antes de Constantino). La magnánima
revolución que Jesús emprendió, fue un reto diametral a una tiranía y a
la religión organizada en el área ocupada que se plegó al poder
dictatorial. Los cargos oficiales que dictaminaron jurídicamente el
asesinato de Jesucristo fueron políticos. Entendiendo los creyentes que
Jesús cumplía un camino predestinado en el cual hasta los malos tenían
un papel divinamente seleccionado, no quita el hecho de que el Mesías
fue víctima de la persecución política por un Estado tiránico en
complicidad con la alta jerarquía de la religión organizada de la cual
provenía el mismo Jesús. ¡Qué ironía vergonzosa, mezquina y antitética
que el representante más alto de la Iglesia católica, hoy, confraternice
con la tiranía más vieja del Hemisferio Occidental que practica la
liberticida y traiciona a los hijos buenos de Dios!
El cristianismo reposa terrenalmente sobre la base fundacional de la Ley
Natural (supeditada claro a la Ley Divina). En otras palabras y para
colocar el argumento en un contexto político y ético, existen derechos
preeminentes, principal entre ellos la libertad. Esto es una parte
integral de los preceptos milenarios de la Iglesia. La libertad es
comprendida por el cristianismo como un regalo absoluto de Dios. Y el
bandido que usurpa sistémica y premeditadamente ese regalo o derecho que
Dios le extendió al humano, conspira contra Dios. De ahí parten las
doctrinas sagradas de la Iglesia cómo la de la Guerra Justa que elaboró
San Agustín y la del tiranicidio que promovió Santo Tomás de Aquino.
¡Son herramientas humanas formuladas por doctores de la Iglesia para
combatir el mal! ¡Sí, luchar contra el mal!
El papa Francisco, muchos en la élite del poder en el Vaticano y la alta
jerarquía de la Iglesia en Cuba hoy, están imitando a los que
confabularon con la dictadura romana contra el pueblo indefenso hace más
de dos mil años. Se manchan más que sus manos. Sus almas tendrán que
responder por la irresponsabilidad y la disposición pecaminosa de
quienes deberían saber mejor y actuar en defensa del primer derecho que
Dios le concedió al humano: su libertad. Otro Papa, Pío X (ahora San Pío
X), en la encíclica Pascendi Dominici Gregis (1907) advirtió de que
"Traman la ruina de la Iglesia, no desde afuera, sino desde adentro".
Giuseppe Melchiorre Sarto (el nombre original del Papa Pío X) nos
alertó. Estos son tiempos difíciles pero Dios está al lado de la razón y
dará la fuerza para resistir estos embates.
Source: Los pecados del papa Francisco - Artículos - Opinión - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/los-pecados-del-papa-francisco-322921
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