'Los artistas hemos tenido que asumir posturas como las de la misses,
mostrarnos exóticos y tropicales'
MARÍA MATIENZO PUERTO | La Habana | 28 Jun 2015 - 7:19 am.
Entrevista al artista Luis Manuel Otero Alcántara, quien se paseó por
los diferentes espacios del evento con su performance 'Miss Bienal'.
La XII Bienal de la Habana, que cerró el 22 de junio, quedará como el
reflejo caótico que muestra un país donde cualquier cosa puede ser arte,
los artesanos venden habitualmente en Prado o hay despliegue de policías
por toda la ciudad.
Pasará a la historia de las bienales que en esta edición las muestras
colaterales, como Zona Franca, el espacio de La Cabaña, tuvo más
promoción que la sede principal en el Centro de Arte Contemporáneo
Wifredo Lam. O como la bienal que disfrazaron de rosado para que luciera
bien en medio de una ciudad sucia. Una Bienal que se agotó antes de
empezar, sin demasiado interesante que ver.
Luis Manuel Otero Alcántara visitó con su performance, Miss Bienal, la
mayoría de los espacios oficiales y da sus impresiones sobre el evento.
El artista asumió al personaje desde tres posibles perspectivas: "un
reconocimiento a mí mismo; un cuestionamiento al mundo del arte y un
guiño crítico a la Bienal".
"Miss Bienal soy yo", dice Luis Manuel. En la tarjeta de representación
—que repartía cada vez que se presentaba, con el slogan "Welcome to
Cuba"— "di mis datos reales. No es un personaje de ficción. Soy yo
vendiéndome a lo souvenir cubano".
"Si vas a ser un personaje, entonces que sea la Bienal de la Habana que
se pinta perfecta, en la que para participar hay que cumplir muchas
exigencias, pero que final es un evento vacío", agrega.
Otero Alcántara se presentó en galerías porque era donde debían estar
los curadores, los coleccionistas, los estudiosos del arte. "No me
interesaba lo social ni la interacción en la calle —como ha hecho en
otras ocasiones—, sino los espacios de arte".
Los espacios de arte, ¿para qué?
Mi primera preocupación, cuando concebí el performance era que la Bienal
fuera realmente a asumir la postura de miss. Y de alguna manera mi
performance fue un acto de premonición. Aunque a nivel institucional ya
se venía trabajando con la idea de que esta sería una oportunidad de
redescubrir el arte cubano.
Nos estaban vendiendo como la cuna del arte contemporáneo. La idea era
que llegarían barcos de curadores.
Y se quedó por debajo de las expectativas que creó, pero nosotros los
artistas hemos tenido que asumir posturas como las de las misses, de
exóticos y tropicales.
La Bienal no asumió riesgos. Creo que la presencia de Tania Bruguera y
[lo ocurrido el 30 de diciembre en] la Plaza de la Revolución la marcó
para siempre. Las instituciones en Cuba están muy temerosas de que se
les pueda ir de las manos cualquier evento. Todas las miras están sobre
el arte cubano y sobre el caos que pueda o no generar. Nadie me lo ha
dicho, pero es algo que se percibe.
¿Qué espacios de los que visitaste te marcaron más?
La Cabaña me dio la impresión de que el arte en Cuba no había
evolucionado hacia ninguna dirección. Un espacio donde los artistas
mostraron obras viejas, que no tienes manera de contemporizar. Lo sentí
todo muy regado.
No estoy en contra del comercio del arte ni del arte comercial. La cosa
es no perderte por el camino a cambio de dinero.
Zona Franca es un proyecto moroso, donde nadie planteó una búsqueda de
un aquí y un ahora del arte cubano. La impresión que me dio es que eran
trabajos que la gente tenía metido en sus closets.
Y la Cabaña fue el reflejo de otros tantos espacios a los que fui. Con
algunas excepciones, no hubo obras que comunicaran nada.
Pero lo más decepcionante fue ver que el día de la inauguración no había
público de la calle. La Bienal pasada fue un éxito en ese sentido.
Para mi "Detrás del Malecón" —salvando que había obras buenas o malas,
interactivas o no—, como proyecto curatorial que se proyectó para
interactuar con la población, tuvo mejor perspectiva, al menos no se
sintió tan hipócrita.
¿No te parece que has usado una imagen trillada para criticar?
Sí, esta es una obra que no le ha gustado a mucha gente, pero para el
contexto me pareció interesante esa performance. Me interesaba trabajar
sobre lo trillado, hasta el cansancio mismo de la obra.
La tarjeta y la frase, "La Bienal soy yo", que me identificaba, eran el
puntillazo final.
Miss Bienal también puede ser Cuba dentro de 10 años, como resultado de
una ciudadanía que lo está vendiendo todo. Estamos al borde de
convertirnos en animales exóticos.
Source: 'Los artistas hemos tenido que asumir posturas como las de la
misses, mostrarnos exóticos y tropicales' | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1435422055_15396.html
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