Pesares en La Habana
JORGE OLIVERA CASTILLO | La Habana | 1 Mayo 2015 - 8:15 am.
La población empieza a desesperarse por ver los frutos del acercamiento
a Estados Unidos.
En las calles de La Habana reina la desilusión. Muchos cubanos de a pie
siguen preguntándose cuándo es que llegarán las empresas del tío Sam y
los millones de turistas con sus regalos y el deseo de conocer los
entresijos del socialismo.
"Me han dicho que los 'yumas' (estadounidenses) no son tacaños. Hace
falta que acaben de aparecer. Si vienen tantos habrá oportunidad para
que mucha gente resuelva sus problemas", así piensa Lourdes, madre de
tres hijos, peluquera de profesión y residente en La Habana Vieja.
"El asunto es que el tiempo pasa y nada. Yo no entiendo mucho de
política, pero si Obama y Raúl Castro hicieron las paces, deberían verse
los resultados", agregó.
Ciertamente, la lentitud del deshielo ahoga las esperanzas de muchas
personas dentro de la Isla.
No se necesitan muchos esfuerzos para acreditar que un amplio sector de
la población cree que el pleno restablecimiento de relaciones con
Estados Unidos traería más beneficios que perjuicios.
"El asunto es que en la realidad son los únicos con cierto interés y
capacidad económica para ayudarnos a salir del atolladero. En las
condiciones que estamos es un privilegio tener una superpotencia a solo
90 millas de distancia. Y a mí que no me vengan con el cuento de los
peligros del anexionismo y todas esas boberías. La prioridad de todos es
vivir un poco mejor sin tanta politiquería. Lástima que el acercamiento
sea en cámara lenta y en zigzags", alegó Ernesto, un padre de familia
que perdió, hace tres años, su trabajo como ingeniero en una empresa
estatal, y actualmente se dedica a administrar una cafetería en el
portal de su casa.
En los umbrales de la segunda mitad de 2015, son más las preguntas que
las respuestas en torno al publicitado acercamiento.
Por eso los deseos de irse del país por cualquier medio continúan
encabezando las preferencias de la población adulta.
Entre los jóvenes las ansias de escapar hacia otras latitudes llega a
ser patológica. Temen perder los mejores años de su vida. Consideran que
es poco razonable esperar por algo tan incierto.
Entre planes de escape, alcanzables o ilusorios, tragos de ron para
olvidar las penas y piruetas en el mercado negro para no irse a la cama
con el estómago vacío, pasan los días sin que aparezcan las señales de
una "invasión relámpago" desde el Norte.
Ya se sabe que si hay bajas no serán por el plomo incandescente de las
bombas sino por hartazgos de carne de res a precios módicos, y otros
ardides de las guerras asimétricas del imperialismo.
La desesperada peluquera del barrio donde vivo me dice sin tapujos que
prefiere a Obama antes que a Raúl Castro. Que está lista para estar en
la primera de línea de combate, pero el enemigo no ataca.
"Que venga la fiera, que la estamos esperando", me dice en alta voz.
Es evidente que su coraje no tiene fisuras.
Source: Pesares en La Habana | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1430464503_14281.html
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