Oposición y exilio: nadie escarmienta
Por derivación de la dictadura de partido único, la represión política
es rasgo esencial del Estado totalitario castrista y solo podrá cesar
con la caída de dicho Estado
Arnaldo M. Fernández, Broward | 30/01/2015 12:02 pm
Este 28 de enero, en el centro cultural Cuba Ocho, seis o siete
opositores armaron con varios exiliados la Convención para la Democracia
en Cuba, luego de largar conferencia de prensa la víspera en la Casa
Bacardí.
Vamos a dejar a un lado la nota de que "los participantes se iban
pasando el micrófono para hacer una pequeña intervención de unos
minutos, en un ambiente distendido, que permitía que varios de los
presentes fumaran habanos y bebieran mojitos".
Lo que interesa es la agenda convencionalista de cuatro puntos: la
liberación de todos los presos políticos y el cese de la represión por
motivos políticos, el respeto por el gobierno cubano de los pactos de
Naciones Unidas y otros acuerdos internacionales, el reconocimiento de
"la sociedad civil cubana independiente [como] interlocutora válida y la
reforma constitucional y legal.
1. Represión política
Por derivación de la dictadura de partido único, la represión política
es rasgo esencial del Estado totalitario castrista y solo podrá cesar
con la caída de dicho Estado, esto es: como consecuencia de una
contrarrevolución anticastrista, que presupone lograr la mayoría en la
Asamblea Nacional o tener éxito con algún ademán violento, como las
experiencias históricas de huelga general (1933), golpe de Estado (1952)
y guerra de guerrillas (1959).
Los opositores convencionalistas se quedaron por enésima vez en el qué
sin sugerir cómo ni por asomo. Al pedir la liberación de "todos" los
presos políticos siguieron en la abstracción, porque no precisaron
quiénes quedan todavía como tales y la lista socorrida de Elizardo
Sánchez adolece de una noción disparatada del delito político.
2. Respeto del gobierno a los pactos y acuerdos internacionales
Esto tiene que exigirse al propio gobierno y la única vía para hacerlo
es la queja y petición ciudadana que autoriza la constitución. Si el
gobierno, como acostumbra, no contesta la queja y petición, hay que
presentar el recurso de alzada que abre la vía para llevar el caso al
tribunal. Es sabido que, a la postre, el gobierno contestará la queja y
petición como le venga en ganas, pero esta escaramuza jurídica es mucho
mejor que pedir respeto en una esquina de la Calle Ocho o incluso la
sede de Naciones Unidas, porque al menos obliga al gobierno a dar
respuesta oficial y quedar así expuesto a la crítica fundada.
3. Sociedad civil independiente como interlocutora válida
Resulta que la "sociedad civil independiente" quiere meter las narices
en las negociaciones entre Cuba y EEUU, sin haber podido meterlas jamás
en los asuntos de la propia Cuba. Por definición, la oposición es
política y se torna esquizoide si, en lugar de cuajar como coalición de
partidos con apoyo popular, se disfraza de "sociedad civil
independiente". Parafraseando a Saborit, la categoría "interlocutora
válida" hay que ganársela en Cuba primero y en el extranjero después.
Para ganársela en Cuba hay que ganarse primero al pueblo, pero los
opositores suelen hacerse ilusiones porque conversar con alguien o
asistir a un foro en el extranjero, sin advertir que hace rato viene
ocurriendo así sin que sean escuchados y atendidos más allá del paripé y
la hipocresía.
4. Reforma constitucional y legal
La Asamblea Nacional es el único poder legislativo y constituyente. Si
la oposición no logra la mayoría de diputados allí, pedir reformas y
leyes al pairo es delirium tremens, que se nota con mayor tembleque en
esta iniciativa lanzada durante el debate convencionalista: formar "una
especie de parlamento con miembros de ambos lados del Estrecho de
Florida". Le zumba el merequetén que líderes sin masas de la oposición
vengan a Miami a una convención para la democracia en Cuba y, en vez de
proponerse cómo ganar allá respaldo popular, se apeen con otro avatar
del disparate que Rodolfo Nodal Tarafa denominó "gobierno en el exilio".
Coda
Otra de las iniciativas lanzadas fue enviar "una delegación de
opositores de Cuba y el exilio a la Cumbre de las Américas en Panamá".
Dizque también una discusión similar sobre el futuro de Cuba tendrá
lugar simultáneamente en más de 400 casas de activistas dentro de la
Isla, pero nada bueno se augura si esta convención en Miami giró
alrededor de juegos florales como:
- "Lo más importante es la soberanía del pueblo, que es quien debe hacer
todo lo posible para quitar y poner a sus gobernantes" (Guillermo
Fariñas, por teléfono).
- "Es un buen momento para forjar el discurso de la nación" (Manuel
Cuesta-Morúa).
- "Es la hora de Cuba, por eso hace falta escuchar la voz de la gente"
(Dagoberto Valdés).
- "Hemos iniciado una conversación ciudadana" (Eliécer Ávila)
- "Hay bastante optimismo dentro de Cuba" (Laritza Diversent)
- "No podemos quedarnos fuera de la historia de Cuba" (Fernando Palacio)
Al anunciarse la convención en la Casa Bacardí, parecía que el Apóstol
iba a morir en el año 162 de su natalicio. Al cocinarse de nuevo en su
propia salsa, al compás de los mismos sonsonetes de siempre, los
opositores convencionalistas certificaron la defunción.
Source: Oposición y exilio: nadie escarmienta - Artículos - Opinión -
Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/oposicion-y-exilio-nadie-escarmienta-321757
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