04-08-12 | Opinion
Cuba quiere cobrarse la tercera víctima
Por Micaela Hierro Dori
Apenas me enteré el pasado 22 de julio de la noticia del fallecimiento
del ingeniero y político cubano, Oswaldo Payá Sardiñas, en un dudoso
accidente automovilístico, sentí profundo dolor por ver partir a una
persona de su nobleza, modelo de lucha desinteresada por el pueblo
cubano, a quien tuve el honor de conocer cuando le entregué el Premio a
la Apertura Democrática, reconocimiento de CADAL en el octavo
aniversario del Proyecto Varela. Y seguidamente pensé en que podría ser
la gota que rebalse el vaso lleno de abusos del régimen castrista y una
oportunidad de cambio.
Lamentablemente, a pocos días del fallecimiento de uno de los referentes
más importantes de la oposición al régimen castrista, no son diferentes
los hechos que se observan a los que siguieron a otras muertes que ya ha
cobrado los 53 años de dictadura.
Sí se han visto numerosas y significativas reacciones internacionales,
como las declaraciones hechas por el ex presidente de Polonia, Lech
Walesa y el ex presidente de Chile, Eduardo Frei, así como de actuales
jefes de Estado que lo conocieron personalmente o sabían de su lucha por
los derechos políticos, económicos y sociales en Cuba. Por ejemplo, el
sentido minuto de silencio pedido por el presidente de México Felipe
Calderón y sus palabras de reconocimiento y admiración al líder
humanista cristiano con quién compartió valores y solidaridad
interpartidaria a nivel regional en foros como los de la Organización
Demócrata Cristiana para las Américas (ODCA).
Aunque políticos y activistas de todo el mundo lloraron su muerte, e
hicieron declaraciones lamentando la pérdida, los Castro no se han
inhibido para seguir reprimiendo cualquier movimiento de oposición en la
isla. La conducta que caracteriza a la dictadura se ha visto
ejemplificada cuando el senador chileno Patricio Walker intentó viajar
para asistir al funeral de su amigo, pero el consulado cubano en Chile
le negó la visa. Seguido de actos tan inhumanos como la de no respetar
el dolor ajeno ni en el funeral, cuando el día martes 24 de julio
detuvieron 25 activistas que fueron a honrar la memoria, junto al cajón,
de quien fue su compañero de lucha por la libertad de Cuba. Y ya no
llama la atención que sea parte de la práctica diaria del régimen
castrista negar la entrada al país de amigos de los disidentes y
encarcelar a opositores.
Por su parte, el periódico oficial Granma acusa de calumniadores a los
gobiernos extranjeros que han solicitado transparencia en la
investigación y de esa manera rechaza el compartir las evidencias del
accidente con las familias de las víctimas y mucho menos con gobiernos
extranjeros o la prensa internacional. El régimen cubano que no
acostumbra dar cuentas ni al pueblo cubano tampoco lo hará a la
comunidad internacional.
La viuda de Oswaldo, Ofelia Acevedo y su hija Rosa María, se encuentran
en su legítimo derecho de desconfiar sobre la versión oficial, sospecha
justificada al recordar el incidente sufrido días antes por el mismo
Oswaldo y el hecho de que había recibido sistemáticamente amenazas
contra su vida por parte de la policía política de Cuba durante décadas.
Así es como las causas del accidente que se cobró la vida del líder del
Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) y la del joven del mismo
movimiento, Harold Cepero, siguen sin transparentarse. Durante todos
estos días esperábamos las declaraciones de los dos jóvenes testigos
para ver si confirmaban o no el reporte oficial que declara que ha sido
un accidente por la violación del límite de velocidad del conductor,
Angel Carromero, vicesecretario de Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Asimismo, el presidente de la Liga de la Juventud Demócrata Cristiana de
Suecia (KDU) Jens Aron Modig, quien también sobrevivió al accidente,
hasta el lunes 31 en que dio una conferencia de prensa, no había podido
regresar a su país. El joven sueco habló ante periodistas nacionales e
internacionales, y reconoció lamentar sus acciones (llevarle 4 mil euros
a Payá y realizar un intercambio de experiencia con jóvenes del MCL),
aludiendo desconocer que dichas actividades eran ilegales en Cuba. Sea
cierto o no su pesar, sus acciones son ilegales porque Cuba es una
dictadura, porque en una democracia no es ilegal hacer visitas a
partidos del mismo ideario y realizar actividades en forma conjunta.
Dudo que esté muy apenado por haber ayudado a quien trabajó con gran
tenacidad y honestidad por la libertad de sus compatriotas. Apenado debe
estar por no poder decir lo que realmente piensa y estar él sufriendo en
carne propia un pedacito de la represión que sufren los cubanos diariamente.
Lo que la comunidad debe alertar a estas alturas es que las personas que
visitan Cuba no son plenamente libres de ejercer los derechos de
movilidad como en el resto del mundo democrático. La comunidad
internacional debe estar atenta a la tercera víctima que se podría
cobrar este accidente.
Me refiero a que en este momento el español Ángel Carromero se encuentra
imputado por el régimen cubano con cargos de homicidio y teme ser
condenado hasta 10 años de prisión.
El español pidió que ''en vez de preocuparse de ver la muerte de Payá
con fines políticos que lo ayuden a sacarlo de allí''. Se podría inferir
de sus declaraciones que teme que el régimen cubano se ensañe con él por
la repercusión internacional que tuvo el accidente. Alguien tiene que
pagar y parece que ese es Carromero. No llamaría la atención que los
Castro lo utilicen como moneda de cambio con Rajoy y que lo fuerce
quizás a que España adopte una postura más indulgente ante las
violaciones de los derechos humanos de Cuba o facilite que Europa
levante la condena a Cuba en la misma materia.
Sea como sea, en esta semana se han ejemplificado las prácticas
permanentes de instauración del miedo por parte de la dictadura cubana
que le han permitido mantener la voz de mando por cinco décadas mientras
que la voz de solidaridad con Cuba permanece en sordina.
* Micaela Hierro Dori es Coordinadora de Programas de CADAL. En su
última visita para llevar solidaridad a quienes en Cuba luchan
pacíficamente por la apertura democrática, fue detenida e interrogada
por la Seguridad del Estado luego de reunirse con el laico Dagoberto
Valdés en Pinar del Río.
http://america.infobae.com/notas/55680-Cuba-quiere-cobrarse-la-tercera-victima
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