27 de julio de 2012

Animales de feria


Animales de feria
Jueves, Julio 26, 2012 | Por Ibis Pascual

RANCHO VELOZ, Cuba, julio, www.cubanet.org -Carmen Polo Ramírez, escritora y artista de la plástica, nació en un pequeño pueblo nombrado San Juan de los Yeras, en la provincia de Villa Clara, y allí sigue viviendo. Algunos de sus amigos le dicen que ella es una hermana de la caridad de Pedro Almodóvar, con lo cual están insinuando que tanto sus profesiones como su lesbianismo son bien conocidos por todos en el pueblo, por más discreción con que los asuma.

Con cincuenta años de edad, todos vividos en el mismo pueblo, Carmen es la primera y única mujer de su municipio que ha logrado publicar libros. Así y todo, las fuerzas políticas del lugar no la respetan, ni la toleran, ni le perdonan su condición de “tipa rara”.

Después de más de 16 años de relación y convivencia lésbica con la misma pareja, ésta logró, mediante reunificación familiar, viajar a Miami y establecerse allí con su padre. En todos sus años de convivencia, Carmen y su pareja no vieron pasar un solo día sin sufrir las peores vergüenzas y las más injustas provocaciones por parte de las autoridades del pueblo.

Por eso Carmen repite que todo lo que hoy se dice sobre la defensa de la homosexualidad en Cuba es pura fantochería.

Al principio, su pareja, Luisa Escobar Quiroz, sólo hacía llorar. Después, terminó convertida en lo que obligadamente hoy es Carmen: un animal de feria. Pero un animal agresivo.

La primera demostración del rosario de humillaciones que soportaron fue verse sacadas de su propia casa, escoltadas por dos policías, que las condujeron directamente hacia el laboratorio del Policlínico Integral del municipio, para someterlas, delante de una buena parte del pueblo, reunida para la ocasión, a una prueba obligada de VIH.

Algunas de las personas allí presentes se quejaron ante el Director del Policlínico, el Doctor René Russo Martínez. ¿Por qué les hacían eso –preguntaron-, si ellas eran dos mujeres indefensas, que nunca se metían con nadie? Este médico, apodado por el pueblo René el Ruso, hizo caso omiso a la pregunta, y fue el primero que firmó la orden para el análisis. Por supuesto, probado fue, aunque al cabo de mucho tiempo, que no tenían SIDA.

Pero ahora Carmen y su pareja estaban aún más desprestigiadas que antes. A Carmen le afectó incluso ante las editoriales de la provincia, en especial la Capiro, de Santa Clara, cuya Comisión de Lectura empezó a desaprobar sus nuevas obras antes de leerlas.

Entretanto, la pareja, a base de muchos sacrificios, tenía en punto de terminación su nueva casa. Pero Carmen fue expulsada bochornosamente -como consta en el expediente laboral- de su cargo como profesora en la Facultad Obrero y Campesina. Y para completar, fue visitada por tres hombres, que, según ellos, venían acreditados por la Dirección Municipal de Viviendas y por Arquitectura y Urbanismo, para revisar los documentos de la construcción.

Recogieron los documentos para –según ellos- estudiar el caso de los materiales de construcción, el terreno donde habían construido y el certificado de propiedad ya vigente en su poder. “No se puede objetar nada”, les dijeron los hombres. No obstante, insistían en que iban a ser citadas posteriormente por la Dirección de la Vivienda.

Y apenas siete días después, ya Carmen y su pareja estaban en la calle, con un sello oficial en la puerta de su hogar, y acusadas, además, de alquilar parte de la misma sin autorización legal.

Reclamaron ante la ley, pero fue inútil. En pocos meses, habían perdido los juicios en el Tribunal Provincial de Santa Clara y en el Tribunal Supremo de La Habana. Jamás pudo probarse que ellas alquilaban su casa.

Pronto, la casa de la pareja estaba en manos del Director de la Orquesta de Cultura Municipal de Ranchuelo, Antonio José Miño, hijo de uno de los chivatos más connotados de la zona.

Tuvieron que irse a vivir con la madre de Carmen. Con el título de propiedad de su casa, de cuyo terreno el abuelo de Carmen fue siempre titular, y con todos los documentos acreditados a su nombre por la propia Dirección Municipal de Vivienda y Arquitectura y Urbanismo, la pareja recorrió media Cuba viendo a abogados, notarios, juristas, y fiscales… Pero, hasta hoy, nada se ha resuelto a su favor. La casa de Carmen ya tiene un nuevo titular, llamado Antonio José Miño.

Ahora, sin casa propia, pero con el éxito de haber editado varios de sus libros en el extranjero, Carmen fue invitada a ofrecer un conversatorio en la Casa de Cultura. Pero declinó la invitación.

No podía aceptarla. No sólo porque quien la invitaba, la directora de la Casa de Cultura, es la esposa de Antonio José Miño, el hombre que robó su casa. También porque esa misma directora, Rosa Jiménez Alamé, fue quien la expulsó antes de la institución, alegando que a sus actividades como promotora cultural asistía muy poca gente porque ella era lesbiana. Así que estaba perjudicando la reputación de la cultura municipal.

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