Jueves, Enero 12, 2012 | Por Gustavo E. Pardo
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -Aunque en enero de 2012 se
conmemora el 53 Aniversario del ascenso al poder de los Castro, aun
queda mucho por conocer sobre aquellos años en los que la nación cubana
luchaba por alcanzar un futuro mejor.
Uno de estos aspectos es la participación de la masonería y de su Gran
Maestro, el Dr. Carlos Manuel Piñeiro del Cueto, en el proceso
insurreccional. La actuación de Piñeiro tuvo dos fases: la negociación y
la insurreccional.
El 10 de marzo de 1952, el general Fulgencio Batista encabezó el Golpe
Estado que dio al traste con el gobierno democráticamente elegido.
Algunos días después del golpe militar, el Dr. Carlos Saladrigas Zayas
se entrevistó con el Gran Maestro Piñeiro del Cueto, ofreciéndole
integrar un organismo negociador, para "buscarle una solución al
problema, puesto que ya era una cuestión de hecho".
Saladrigas consideraba que dicho organismo debía contar con la
participación de las "distintas instituciones de crédito moral
existentes en Cuba". El Gran Maestro rehusó el ofrecimiento, porque "la
Masonería no podía respaldar un Gobierno que hubiera nacido en esa forma".
Por su parte, Piñeiro propuso a Saladrigas cuatro puntos que podrían
servir de base para una negociación: Los implicados en el golpe de
estado no asumirían ningún cargo en el Gobierno Provisional. Además, que
dicho gobierno se ajustara a lo que establecía la Constitución,
manteniendo las elecciones programadas para el 1ro de junio de ese año,
y que en el Gobierno Provisional estuvieran representados los partidos
políticos y las instituciones cívicas cubanas para garantizar con ello
el proceso electoral.
Posteriormente Saladrigas le comunicó al Gran Maestro que ¨ambiciones
personales y pequeñas vanidades habían dado al traste con aquella fórmula¨.
A partir de los hechos ocurridos en julio de 1953, a raíz del ataque al
Cuartel Moncada, representantes de las instituciones cívicas de Santiago
de Cuba se reunieron con el Gobernador Provincial para buscar posibles
soluciones a la situación de violencia existente en la región. La Gran
Logia estuvo representada por su Gran Primer Vigilante, Sr. Luis Sabigne
Pavón.
Entre los acuerdos adoptados estaban: trabajar para "darle tranquilidad
a la población santiaguera", garantía para la integridad personal "de
quienes aún no habían sido detenidos por la fuerza pública", y
"comisionar al Gran Maestro y al Rector de la Universidad de Oriente
para que hicieran las gestiones pertinentes con las autoridades".
Piñeiro dirigió una misiva al presidente Batista, fechado el 30 de
julio, en la cual manifestaba su reprobación, concluyendo que "La
masonería de Cuba siempre ha estado preocupada por los problemas
nacionales".
Al continuar aumentando la espiral de violencia en el país, Piñeiro
brinda la mediación de la masonería para alcanzar la paz, mediante un
acuerdo nacional. El tema lo aborda en el mensaje leído por el Gran
Maestro en la sesión Anual de la Gran Logia, efectuada el 24 de marzo de
1957.
En esta oportunidad manifestó: "hondamente preocupado por la
irrefrenable crisis que ensombrece a nuestra Patria, hemos considerado
un deber patriótico ofrecer nuestro público respaldo a toda gestión
conciliadora, cualquiera que sea quien la lleve a efecto, así como
brindar nuestra mediación desinteresada y exenta de todo partidarismo,
para lograr la paz y la armonía entre todos los cubanos¨.
Este llamado, al igual que otros elevados por la masonería cubana, fue
desoído por las partes en contienda, interesados, unos en mantener a
toda costa el poder, y los otros en preparar las bases de lo que sería
la tiranía más longeva de nuestro hemisferio.
http://www.cubanet.org/articulos/una-historia-oculta-la-negociacion-primera-parte/
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