Martes, Diciembre 27, 2011 | Por Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -El pasado 12 de diciembre,
se rumoró en la localidad de Los Pinos, en el municipio habanero de
Arroyo Naranjo, que la doctora Amada, directora del policlínico local,
fue expulsada por ocultar casos de dengue hemorrágico en su zona de
atención, una de las más insalubres de la periferia capitalina.
Dicen que la negativa de notificar los casos infectados con dengue
perseguía un propósito: que el área de salud bajo la jurisdicción de la
doctora Amada no apareciera entre las más críticas de la capital.
En el país de las emulaciones victoriosas y las múltiples metas que se
cumplen, este silencio es apenas el reflejo de otros al más alto nivel.
De ser cierta la acusación contra la doctora Amada, el daño sobre esta
profesional sería irreversible. Sin embargo, ¿acaso el gobierno cubano
ha publicado, después del primer brote de dengue, en 1981, las cifras de
infestados y fallecidos por esta enfermedad?
En medio de la desinformación institucionalizada, el gobierno cubano
muestra reiteradamente, y con cifras que nadie puede corroborar, los
daños generados por el embargo norteamericano en materia de salud.
Se jacta de invertir mucho dinero en la prevención y erradicación del
dengue hemorrágico, dígase en propaganda, recursos y movilización de
trabajadores y estudiantes de la salud para labores de pesquisa.
Pero, ¿por qué no se cuantifican de la misma manera las decenas de casos
que ingresan diariamente en los hospitales de 10 de Octubre y La
Covadonga, o en los pediátricos Cerro y Ángel Arturo Aballí, centros
habaneros que debido a la situación de emergencia, solamente admiten
casos de dengue?. ¿Cuántas defunciones por dengue hemorrágico son
registradas con otro diagnóstico?
En Cuba, la proliferación del mosquito Aedes Aegipty, agente transmisor
del dengue, se enfoca como un problema de la ciudadanía, puertas
adentro, y no de las instituciones que deben velar por la higiene en las
ciudades. Así, mientras se combate el hábitat del mosquito dentro de los
hogares, la insalubridad gana terreno
en las calles, centros de trabajo y de estudio, espacios recreativos, e
incluso en los centros de salud.
El pasado 10 de noviembre, en la segunda edición del Noticiero Nacional
de Televisión, la periodista Milenis Torres comentaba:
"Institucionalmente, el resto del saneamiento es difícil de asumir. La
Habana, por ejemplo, cada vez muestra una infraestructura
higiénico-sanitaria más dañada. Se suma la insuficiente disponibilidad
de recursos en Comunales, Viales o Aguas Negras (empresas estatales)…"
Pero es que no solo está dañada la infraestructura higiénico-sanitaria
del país. También la moral de sus dirigentes. ¿Por qué darle categoría
de criadero in vitro al sector residencial, o culpar a una simple
directora por ocultar los casos de dengue, mientras la gran ciudad
resiste los embates de la ineficacia socialista y sus gobernantes
mienten al margen de todo?
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