27-10-2010.
José Alberto Álvarez Bravo
Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- Mi natural timidez, más la humildad
emanada de la introyección del pensamiento martiano –toda la gloria del
mundo cabe en un grano de maíz- me han impedido tratar de encabezar
movimientos, partidos u organizaciones de cualquier índole, pero las
circunstancias del momento exigen renunciar a los remilgos para
emplearnos a fondo en las cosas de Cuba
Razones de peso me obligan a anunciar mi determinación de trabajar en la
organización de lo que pudiera llamarse Asociación de Ciudadanos
Independientes, y que pasaré a explicar de inmediato.
Es conocido el daño causado a la sociedad civil cubana, dentro y fuera
de la isla, por el sectarismo en sus distintas manifestaciones:
partidistas, grupalistas, gremialistas.
Las formaciones tienen como fin "organizar" la resistencia
anticastrista, pero los resultados tangibles son la parcelación en
partiditos, grupitos y liguitas que favorecen la dispersión de las
fuerzas patrióticas. Esta realidad parece explicar por qué la unidad
nunca ha pasado de ser una gran palabra, pues cada una de estas
formaciones tiene su jefatura, y cada uno de estos jefes sueña con la
unidad en torno a su persona. Cada jefe se siente predestinado al cargo
de Máximo Líder de la resistencia al castrismo, convicción que le impide
asumirse como un simple servidor de la causa común. Cabeza, de ratón;
cola, ni de león.
Mientras nos enceguecemos en tan pueriles devaneos, la dictadura está
por cumplir cincuenta y dos años. Es hora ya de tomar en serio los
destinos de nuestra sufrida tierra, y poner a un lado estas soberanas
tonterías.
La pertenencia partidaria impide, inobjetablemente, la interacción entre
todos los elementos disidentes y opositores, pues cada quien considera a
su formación como la más acabada muestra de inteligencia, de valor, de
experiencia y magnitud de miembros, y dotada del proyecto que pondrá fin
a la dictadura castrostalinista. Más allá de su partido, nadie hace nada
útil por la libertad de Cuba.
La única forma posible de lograr la unidad efectiva, es potenciando
aquello que todos tenemos en común: el deseo de liberar a Cuba de sus
opresores. De nada vale declararnos en rebeldía contra el régimen,
independientes del poder de los Castro, y subordinarnos a la omnímoda
voluntad de los presidentes de nuestros partiditos. Ejemplos sobran de
opositores a quienes les está expresamente prohibido intercambiar con
miembros de otras formaciones.
A partir de estos elementos, propongo establecer comunicación con
quienes, dentro y fuera de Cuba, estén dispuestos a tratar de organizar
la Asociación ya mencionada, con el fin de ir congregando estas islas de
libertad constituidas por quienes no aceptamos el poder dictatorial de
nadie, y solo nos subordinamos al mandato de la patria, representado en
el actual estado de cosas por la imperiosa necesidad de poner fin a la
oprobiosa dinastía castrista.
Cómo lo haríamos, sobre qué bases, cuáles serían los estatutos – en
caso de que fueran imprescindibles- serian detalles a colegiar entre los
interesados, pues las medidas más sabias deben surgir donde no se
margina la opinión de nadie.
Mi primera propuesta es que en la ACI prime la horizontalidad, -que no
es sinónimo de anarquía, de acefalia- por lo que no habría presidentes
ni otros cargos rimbombantes. En última instancia, algo así como
inspirador, o un colegio de consejeros, de manera que nadie se ufane por
ocupar grandes cargos.
Esta propuesta mía no es más que un atisbo de lo que pudiera suceder si
la idea encuentra terreno fértil entre los hermanos de la resistencia
que no estén interesados en engrosar la lista de los aspirantes a
futuros presidentes de Cuba.
Horizontalidad, altruismo, confraternidad y decoro, bien pudieran ser
estas las divisas de la Asociación de Ciudadanos Independientes, en el
caso de lograrse este imperioso nacimiento.
José Alberto Álvarez Bravo
113dominexaudi932@gmail.com
Cell: 53341878 (dentro de Cuba, solo SMS)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=30385
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