26 de julio de 2010

Una vieja táctica

Publicado el lunes, 07.26.10
Una vieja táctica
By ALEJANDRO ARMENGOL

La bloguera Yoani Sánchez no consiguió el permiso de las autoridades
cubanas para viajar a Brasil y acudir a la proyección de un documental
que denuncia la censura en Cuba.

Tras la negativa no hay sólo el obstinarse en la tradicional represión a
cualquier voz opositora, por parte del gobierno de la isla. Se trata de
la vieja táctica de intentar lanzar al otro extremo ideológico a
cualquiera que disienta. Con Yoani no lo han conseguido y con muchos de
los opositores que se han destacado en los dos o tres últimos años
tampoco. El fracaso del régimen cubano en este objetivo es una de las
mayores esperanzas del momento.

En este sentido, también una vez más La Habana le está brindado el
necesario aliento al sector más conservador del exilio en Estados Unidos
y Europa, para que siga justificando su supuesta labor anticastrista.

Es una lástima que así sea. Reclamar que se le permita a la bloguera
moverse libremente --y viajar al exterior cuando sea invitada o
simplemente cuando quiera-- debe formar parte de una petición más
general: el lograr que se modifiquen los reglamentos cubanos para
permitir la entrada y salida libre del país de sus ciudadanos. Exigir
este cambio no debe considerarse una bandera de una contrarrevolución
fracasada sino una reclamación de quienes quieren un cambio pacífico y
paulatino de la situación cubana.

Precisamente por el hecho de que Sánchez se ha convertido en una de las
voces más populares de la nueva oposición cubana --en muchos casos
desplazando de la atención internacional a los disidentes
tradicionales-- con un discurso que combina el uso de las nuevas
tecnologías con su visión generacional sobre la isla, el régimen intenta
una y otra vez encasillarla dentro de la contrarrevolución tradicional.

La Iglesia cubana ha manifestado su interés no sólo de contar con una
mayor presencia en los medios de comunicación dentro de la isla, sino en
que se le permita a los cubanos un mayor acceso a internet. La labor de
Sánchez y otros blogueros de la isla debe ser considerada y analizada
dentro de este objetivo, no para añadirla de forma estrecha a una agenda
que por principio y labor es completamente diferente, sino para
incluirla en la búsqueda de un espacio social más amplio para todos.

En un viaje a la isla en noviembre del 2009, el arzobispo Claudio María
Celli, presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales,
se reunió con obispos, comunicadores católicos y funcionarios del
Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y del Ministerio de
Informática y Comunicaciones, a quienes expresó el deseo de la Iglesia
cubana de ``tener un acceso más normal a los medios de comunicación''.

En una conferencia teórica, al final de su visita, Celli elogió ``el
impacto'' internacional de Generación Y, el blog de Yoani Sánchez.

``El fenómeno de la globalización, facilitada justamente por las nuevas
tecnologías de comunicación, se expresa también en el impacto que pueden
causar mensajes que se emiten desde aquí (Cuba)'', dijo Celli, durante
su clase magistral ``Iglesia, Comunicación y Cultura Digital'',
impartida en un templo de la capital.

Una vez completada la liberación de los presos políticos sin cargos de
violencia en sus causas, el diálogo iniciado entre la Iglesia cubana y
el gobierno de la isla debe enfatizar la búsqueda de una ampliación de
las comunicaciones, en especial la internet. Para ello, Washington debe
contribuir también al objetivo, eliminando las restricciones aún
imperantes al respecto, como ha planteado recientemente un documento del
Cuba Study Group.

En Cuba el acceso a internet es limitado, según el gobierno, por
limitaciones tecnológicas y los altos costos debido al embargo de
Estados Unidos. Es hora de quitarle ese pretexto al régimen de la isla.
Se sabe que es propio de la naturaleza del sistema el controlar el
acceso a la información. De hecho, el gobierno cubano nunca ha estado de
acuerdo en permitir a todos los cubanos el acceso a internet. Nada de
esto debe impedir hacer lo posible para cambiar esta situación de forma
pacífica. Alentar una política inútil y caduca como el embargo
contribuye en poco a ese objetivo.

Por su parte, La Habana debería cambiar su actitud, y dar un paso más
allá de la confrontación elemental y grosera.

l continuar aplicando la política de barricada a cualquier actividad
contestaria independiente responde a la necesidad indispensable de
fabricar enemigos, un factor que ha caracterizado al proceso
revolucionario cubano desde su nacimiento.

Ya es hora de que el gobierno cubano comprenda la necesidad de superar
esa etapa. Pese a que la liberación del primer grupo de prisioneros de
conciencia es un paso de avance, parece que en la Plaza de la Revolución
no va a desaparecer, en un plazo breve, el temor a enfrentar cualquier
situación no con el arma de la confrontación, sino con la herramienta de
la negociación y el consentimiento.

Nada mejor, para cumplir el empeño de fabricarse un enemigo, que hacer
lo posible para desvirtuar la labor de la autora de Generación Y. Con
tesón y constancia, La Habana se dedica a diario a esta tarea.

Sánchez ha logrado caminar por la delgada línea de la expresión de sus
dudas y problemas --que son los de la mayoría de los cubanos-- sin caer
en el discurso político contrarrevolucionario tradicional. Cada negativa
del régimen es un nuevo intento de lanzarla a ese camino. Ella se
mantiene a salvo de tentaciones malsanas.

aarmengol@herald.com

http://www.elnuevoherald.com/2010/07/26/v-fullstory/772186/alejandro-armengol-una-vieja-tactica.html

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