25-06-2010.
Francisco Chaviano González
(www.miscelaneasdecuba.net).- Jaimanitas, La Habana, 18 de junio de 2010
(Cambio-Debate Cuba). La llamada Carta de los 74 disidentes se ha
convertido, como era de esperar, en el guirigay del exilio cubano.
Esto no es más que la pérdida de sintonía de algunos del exilio con la
realidad objetiva. Los que duermen en paja caliente, a buen recaudo, con
la tripa llena y la fragancia de sus cómodas oficinas; no perciben las
cosas igual que los que dormimos sofocados por la intemperie, por la
incertidumbre de esta larga espera de pie y al sol.
Cuando se me consultó para firmar la carta puse por escrito dos
condiciones: Que se le pidiera al Congreso norteamericano reclamar a
Cuba, que correspondiera respetando el mismo derecho de viajar sin
restricción a los cubanos. Y que las facilidades para las ventas de
alimentos no se truequen en más endeudamiento. Lamentablemente no se
tuvieron en cuenta.
El canciller cubano Bruno Rodríguez señaló en Naciones Unidas la
violación de Norteamérica de prohibir viajar a sus ciudadanos. Por otro
lado en el Congreso de ese país se discute un proyecto de ley en tal
sentido que todo parece indicar será aprobado. ¿Por qué oponernos al
derecho de nuestros vecinos? ¿No es mejor señalarles que el disfrute de
ese derecho no debe ejercerse donde se conculca el nuestro y pedir se
clame por la misma aplicación en nuestro país?
Llamo a las personas que se oponen a la carta a permutar esta postura
por otra más razonable y útil: reclamar que los derechos de viajes que
son válidos para los norteamericanos, también lo son para los cubanos y
por tanto, la liberación de los viajes de visita de norteamericanos a
Cuba, debe condicionarse a similar liberación del gobierno cubano con
los nacionales de acá, para entrar y salir del país sin restricciones.
Nada impide al Congreso norteamericano imponer a la referida ley una
cláusula que la suspenda, si pasado un tiempo de gracia, el gobierno
cubano no corresponde aprobando una similar que ponga fin, al abuso de
utilizar los permiso de salida ya sean de visita o migratorio, para
humillar, chantajear, reclutar como espías y extorsionar a los cubanos;
así como poner fin a la exclusión del derecho a tales visitas de muchos
cubanos del exilio por razones políticas. Esto además sería ético y
contaría con la comprensión del mundo que pasaría a reclamarle a Cuba.
Es menester que todos entendamos que son tiempos de CAMBIOS, que las
posiciones de intransigencia no son bien vistas y pueden anular
abultadas razones. Es menester impedir a toda costa que nuestros
contrarios, los totalitarios que tienen el poder, se aprovechen de tales
posturas para arroparse de víctima. No se puede ser pesimista ni
optimista, sino realista, por lo que debemos reacomodar las velas para
avanzar en los nuevos tiempos. Dejémosle la parte negativa a los Castro.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28506
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