24 de febrero de 2017

La cubana Silvia González lleva una 'iglesia católica independiente' a la I

La cubana Silvia González lleva una 'iglesia católica independiente' a
la Isla
YUSIMÍ RODRÍGUEZ LÓPEZ | La Habana | 24 de Febrero de 2017 - 11:19 CET.

Cuando me hablaron de esta monja, en 2015, esperaba conocer a una mujer
con un hábito. En efecto, la hermana Silvia González usaba un hábito
franciscano… además de maquillaje y uñas de manos y pies pintadas.

Ya no es la hermana, sino la madre Silvia, ordenada sacerdote de la
Iglesia Católica Eucarística de Canadá en septiembre de 2016. Esta es
una de las "iglesias católicas independientes", separadas de la
Apostólica Romana, que no reconocen la autoridad del Vaticano. Silvia ha
traído esta iglesia, o misión, como prefiere llamarle, a Cuba, donde
nació ella en 1947. Partió en 1958; tardó 58 años en regresar.

"Partí el 24 de diciembre, con mi abuela, para visitar a mi tía en
Miami. Pensábamos regresar el 6 de enero. Mi padre, militar de carrera,
estaba en la Sierra; mi madre estaba con él. Cuando triunfó la
Revolución, los detuvieron; a ella menos tiempo. Él fue a juicio. Ella
nunca supo de qué lo acusaban. Los pobladores de Melena del Sur y Güines
lo defendieron", relata. "En Miami no me decían que estaba preso;
siempre decían que regresaríamos al día siguiente. El tiempo pasaba y
pedí que me pusieran en la escuela. Mi padre llegó a Miami meses después
y, luego, mi madre".

Aunque sentía la vocación desde los nueve años de edad, no fue hasta
pasados los 50, después de estar casada, tener un hijo y dos nietas, que
decidió hacerse monja.

"Mi tía no tenía dinero para mandarme a una escuela católica en Estados
Unidos. Mi vida cambió al irme de Cuba; mi fe, no. Estuve casada varias
veces, creo que fue el plan de Dios. Mis experiencias y errores me
permiten entender al ser humano mejor que si hubiese entrado en un
convento a los 16 o 17 años. Cuando alguien viene a mí en busca de guía
espiritual y le digo 'te entiendo', lo digo con certeza. Es difícil
entender a alguien sin haber caminado en sus zapatos".

Sus inicios como monja fueron en un convento de la Iglesia Católica
Apostólica Romana. Varias contradicciones —dice— la hicieron buscar otro
camino.

"Descubrí que la organización de caridad con la que trabajaba desviaba
dinero de donaciones para los hogares de ancianos. Cuando lo denuncié a
la Arquidiócesis, no me escucharon. No estoy de acuerdo con muchas cosas
de la Iglesia Católica Apostólica Romana: la mujer no tiene voz ni voto,
los homosexuales no pueden casarse, las personas casadas por la Iglesia
Católica no pueden volver a casarse dentro de esta".

Dentro de las Iglesias Católicas Independientes existen diversas
posiciones respecto al ordenamiento de mujeres, las personas divorciadas
y la comunidad LGBTI. La Eucarística defiende los derechos de esa
comunidad, incluido el de casarse y hacerlo dentro de la Iglesia. Las
mujeres no solo pueden ser monjas, sino también curas con las mismas
facultades que un hombre".

Ser sacerdote no le impide a Silvia González casarse otra vez. Le gusta
bailar y tomar un traguito de ron, un día.

"No soy ni pretendo ser una santa. Tomo muy en serio mi llamado a vivir
el amor infinito de Dios en cualquier situación. Para eso no hay que
estudiar, sino sentir. Estudiamos durante siete años para entender la
Biblia y al ser humano. Necesitas conocer Psicología, Filosofía, incluso
Literatura".

Silvia no recibe un salario como un cura de la Iglesia Apostólica
Romana; vive de su jubilación.

Un día —cuenta— se preguntó por qué no había ayudado en su propio país,
pese a haber trabajado en lugares como Sudán y Nicaragua.

"Cuando me fui, perdí mi identidad. Un día, unos niños se burlaron de mi
inglés y decidí aprenderlo de tal forma que nadie supiera de dónde era
realmente. Para mí Cuba estaba hundida en el océano. Pero trabajé con
los que llegaban del Mariel; empecé como voluntaria y enseguida me
ofrecieron trabajo. Iba a los campamentos a aplacar problemas. Había
personas con problemas mentales, homosexuales, criminales, familias,
niños sin padres. Una mezcla increíble", recuerda.

"Creo que Dios me puso en ese trabajo como introducción a esta Cuba",
opina Silvia, quien desde 1997 vive en Canadá.

"Es imposible que tenga la identidad de quienes han vivido siempre aquí.
Vine a aprender, porque quiero formar parte de esta sociedad. Mis seis
viajes anteriores fueron de aprendizaje. Este verano, por primera vez,
no quería regresar a Canadá".

Reconoce que le queda mucho por entender. No bastan los libros leídos,
ni los artículos de internet. Siente que aún no puede dar opiniones justas.

Le interesa particularmente trabajar con niños, por considerarlos más
preparados para los cambios que necesita Cuba. Ve muchos problemas de
infraestructura.

"Raúl Castro dijo en una ocasión que aquí había que aprender a trabajar.
Lo puse en mi página web, Canadians for Cuba. Luego me preguntaba en qué
país el presidente debe decir algo así".

¿Será consecuencia del sistema? Silvia reconoce que sí. Considera que
Raúl, aunque sin explicitarlo, lo ha admitido.

En Toronto, Silvia organizó encuentros entre Mariela Castro y grupos
LGBTI. Le sirvieron para conocer más sobre la situación de esta
comunidad en Cuba. Pero considera que ahora debe centrarse en la
fundación de la Misión en la Isla.

"Lleva mucho esfuerzo y dinero", advierte.

En el sitio en internet Canadians for Cuba Silvia pide proyectos de
canadienses para la Isla. Ella quisiera que, en vez de quedarse en los
hoteles, los turistas de ese país —que son mayoría entre los extranjeros
que viajan a la Isla— conocieran más de la vida cotidiana de los cubanos.

Asegura estar abierta a conocer grupos LGBTI cubanos que no trabajan con
el CENESEX, ni son bien vistos por este.

"Es parte de lo que aún desconozco de Cuba. Pero mi enfoque principal es
Dios, ayudar a los más necesitados, compartir mi experiencia como
cristiana, amar al prójimo, el perdón. Cada día leo la Biblia desde la
perspectiva de lo que vivo aquí".

Source: La cubana Silvia González lleva una 'iglesia católica
independiente' a la Isla | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1487516641_29074.html

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