27 de noviembre de 2016

Inventario de dolientes

Inventario de dolientes
MARÍA MATIENZO PUERTO | La Habana | 26 de Noviembre de 2016 - 20:57 CET.

La calle 23 a las 8:00 am estaba desierta. Los trabajadores de Aguas de
la Habana saneaban los tragantes de la esquina de Paseo y 23; en el
ómnibus 222 una loca contaba a voz en cuello sus amorios y todos reían
con sus ocurrencias; en la parada de Coppelia unas mujeres hablaban de
la importancia de la keratina; en L y 23, en los bajos del Habana Libre,
lo único que había sucedido era un grafiti de El Sexto mientras unos
hombres decían estar conectados.

Según Danilo Maldonado 'El Sexto', ayer en la noche en el muro del
Malecón había gente con cara de "circunstancias".

"Es que en la televisión todo lo han tratado muy ligth", dice una mujer
a la que hubo que preguntarle directamente, y agrega: "Me quedé pasmada
cuando Cristina Escobar dijo que se alegraba de algo que había sucedido
un momento antes. Me imagino que su marido después le jale las orejas".

Los guías turistas siguen mostrando la ciudad. En el Parque Central a
las 9:30 am todo estaba más tranquilo que de costumbre. En la calle
nadie llora como se esperaba. Si se pregunta la gente responde: "Cómo no
voy a estar contento, si yo pensé que me iba a morir yo primero", dice
un desconocido que aparenta tener unos 40 años y no exagera, ya que
muchos llegaron a creer que Fidel Castro era eterno.

En el Gran Teatro de la Habana quedaron suspendidas todas las funciones
del fin de semana. El custodio encargado de informar al público
argumenta la información: "Con el problema este que acaba de ocurrir,
cómo no vamos a suspender las actividades".

"No me digas nada que estoy destrozada porque ha muerto mi comandante",
dice una señora de más de 60 años.

Un botero de la línea Habana-Marianao cree que "ya no existían gente
así", para referirse a la señora que dice estar "muy dolida" y que no
deja hablar a ningún otro pasajero mientras expresa su dolor.

En la calle Monte otra señora asegura, como si Fidel hubiese sido una
partera, que "cuando abrí los ojos al primero que vi fue a él, le debo
todo lo que tengo".

Alguien que la escucha responde en voz baja: "No ha asistido ningún
parto, pero nos ha hecho parir algunos hijos machos..."

El susurro, la sonrisa cómplice o el silencio absoluto es la reacción de
casi toda la gente. No se sabe dónde quedaron las botellas de whisky que
tenían algunos para descorchar cuando se diera la noticia. A los quienes
se pregunta no se atreven a llamar las cosas por su nombre y se refieren
a la muerte de Fidel Castro como "el problema", "lo que pasó", "al fin
pasó aquello".

Nadie expresa ni su júbilo ni su dolor, como si no hubiera pasado nada.

"Imagínate, La Palma está en candela, llena de policías esperando a que
pase algo", dice Yordi y se hace la pregunta que todos se han hecho de
alguna manera: "¿Y ahora qué va a pasar?"

La respuesta se la da él mismo: "Nada, no va a pasar nada, vamos a
seguir pasando el mismo trabajo de siempre".

Por último, un dependiente del mercado de la Calzada del Cerro y 26,
cree encontrar la explicación del silencio en la calle: "Yo tengo 58
años y ha sido el nombre que más he escuchado en mi vida. Quizás si se
hubiese retirado a tiempo, hubiésemos llorado algo"

Source: Inventario de dolientes | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1480185057_27000.html

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