Fidel Castro (1926-2016)
Fidel Castro fue un revolucionario firme en sus principios. Para algunos
un héroe y para otros un tirano
Rui Ferreira, Miami | 26/11/2016 1:26 pm
El hombre que fue el centro de la política cubana en los últimos 56
años, sobrevivió a 13 presidentes estadounidenses y enterró a cuatro
papas, murió este 25 de noviembre, a las 10:29 de la noche.
El exgobernante Fidel Castro nació el 13 de agosto de 1926 a las 2 de la
mañana, en la finca Manacas, poblado de Birán, en el municipio de
Mayarí, al norte del oriente de Cuba, a unos 100 kilómetros de la Sierra
Maestra, de donde lanzaría 30 años después la epopeya que quedó conocida
como la Revolución Cubana.
Fidel Alejandro Castro Ruz, según la generalidad de sus biógrafos y
quienes lo conocieron de cerca, fue un hombre influyente y controversial
del siglo XX, que marcó esa etapa de la historia mundial, al crear una
sociedad comunista en el mundo occidental sin tolerar disensión alguna.
En la Guerra Fría se alineó con la difunta Unión Soviética contra
Estados Unidos y resistió a todo intento de Washington de derribarlo,
entre ellos el asesinato y una invasión directa. Estuvo en el centro de
la primera crisis que casi llevó el mundo al borde del holocausto
nuclear y envió tropas a países tan lejanos como Angola y Etiopía.
Sin embargo, tuvo una educación católica.
Tras aprender a leer y escribir a los cinco años, en la finca azucarera
de la familia, donde creció junto a cinco hermanos, sus padres —Ángel
Castro y Argiz, un terrateniente gallego que llegó a Cuba a fines del
siglo XIX enrollado en el ejército de ocupación español, y Lina Ruz,
cocinera en el hogar de los Castro y oriunda de la occidental provincia
de Pinar del Río— lo enviaron, primero al Colegio La Salle, de los
Hermanos Maristas, y después al de Dolores, de los jesuitas, ambos en
Santiago de Cuba, y posteriormente al prestigioso habanero Colegio de
Belén, también de los jesuitas, cuya disciplina marcó fuertemente su
vida posterior.
Estando en Dolores, Castro tuvo allí, posiblemente, su primera decepción
hacia Estados Unidos. Le escribió una carta al entonces presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt, invitándolo a visitar las
minas de hierro del Oriente del país y de pasó le pidió un billete
estadounidense de $10 y autografiado. A vuelta de correo recibió una
respuesta de cortesía del Departamento de Estado, pero no había ningún
billete. "Fidel quedó muy molesto, decía que los americanos eran muy
tacaños", recordó su colega de escuela, el ya fallecido profesor Luis
Aguilar León.
Según el padre Armando Llorente, su confidente y educador, en su paso
por Belén, Castro se distinguió por ser "motivado, orgulloso y diferente
de los demás", con "el deseo de distinguirse primeramente en los
deportes", ya que "le gusta ganar sin que le importe el esfuerzo; tiene
muy poco interés en fiestas o en socializar y parece alienado de la
sociedad cubana". Cuando se graduó, en el libro de curso, alguien
escribió: "Tiene madera de líder".
Pero fue también, en el mismo colegio habanero, donde el joven Castro
tuvo su primer encuentro con las ideas autoritarias. En varias
entrevistas en los últimos años, admitió que allí le impactó el fascismo
de la Falange española. En esa época, también concurría a actividades de
Hispanidad, un movimiento critico de los valores materiales anglosajones
y promotor de los valores espirituales hispanos.
La universidad
Castro inició su vida política en la Universidad de La Habana, a cuya
Facultad de Derecho ingresó en 1945. La universidad era en ese entonces
un Estado dentro de otro Estado, gozando de una autonomía que la
protegía, no solo del ingreso de la policía sino de la influencia del
Gobierno, con lo cual era un excelente recinto para discutir todo tipo
de ideas políticas. Fue allí donde Castro se lanzó sin éxito a la
presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria, y donde —según
sus detractores—, en un incidente nunca totalmente aclarado, dio muerte
a Manolo Castro, un rival político dentro de la organización, sin
parentesco alguno con él. También allí pasó a formar parte de la Unión
Insurreccional Revolucionaria, un grupo de jóvenes con ambiciones más
gansteriles que revolucionarias, y pronunció, en noviembre de 1946, su
primer discurso de "líder político", según la versión oficial cubana, en
una manifestación de protesta por el aumento de las tarifas de los
autobuses.
Los dos años siguientes serían fructíferamente revolucionarios para el
ahora difunto líder cubano. En septiembre 1947 se unió a una expedición
organizada por opositores dominicanos con vista al derribo del dictador
Rafael Leonidas Trujillo, que quedó conocida como la conspiración de
Cayo Confites. Descubiertos por las fuerzas gubernamentales, aún en
territorio cubano, Castro se lanzó al agua y cruzó a nado la bahía de
Nipe, infestada de tiburones. Dos meses después se afilia al Partido del
Pueblo Cubano (Ortodoxo), por el cual se postularía al congreso en 1952,
pero las elecciones no se realizaron después que el dictador Fulgencio
Batista, dio un golpe de Estado.
En marzo de 1948, Castro participa en "El Bogotazo", una rebelión
popular que estalló en las calles de Bogotá, Colombia, tras el asesinato
del líder populista Jorge Eliécer Gaitán. Aunque estaba previsto un
encuentro entre los dos, este nunca se realizó porque el colombiano
murió media hora antes. Años más tarde, Castro recordaría que "en un
impulso juvenil" se unió a la revuelta, llegó incluso a armarse con un
fusil sacado de una estación de policía. El episodio terminó con un
pedido de protección a la embajada cubana, después que la policía lo
identificó a él y otros dos estudiantes cubanos, como "agitadores". El
viaje a Colombia se produjo para participar en una reunión estudiantil,
organizada para protestar por la Novena Conferencia Interamericana, la
cual había sido boicoteada por el mandatario argentino, Juan Domingo
Perón, por quien Castro nunca ocultó su admiración.
De regreso a la Isla, Castro reanudó sus estudios universitarios,
profundizó su militancia en el Partido Ortodoxo y se aproximó de su
líder, Eduardo Chibás. El suicidio de este último, en agosto de 1951,
tendría un impacto monumental en el joven Fidel Castro, quien comenzó a
radicalizar sus posiciones políticas, terminando por apartarse de la
organización.
El 11 de octubre de 1948, Fidel Castro se casa con Mirta Díaz-Balart,
una estudiante de filosofía de la universidad y miembro de una de las
familias políticamente más influyentes del país, a punto de aportar dos
miembros a la Cámara de Representantes de la Cuba Republicana, y
posteriormente otros dos al Congreso de Estados Unidos. El matrimonio
tiene un hijo, "Fidelito".
Mirta era hermana de Rafael Díaz-Balart, congresista, senador y
partidario del dictador Fulgencio Batista, quien inicialmente fue amigo
de Castro, pero posteriormente se transformó en uno de los más férreos
detractores.
Castro se gradúa como abogado en 1950, abre un pequeño bufete en la
capital, pero la política copa ya todas sus energías. El golpe de
Batista en marzo de 1950 termina por convencerlo de que la vía armada y
revolucionaria es la solución de los destinos del país.
Así es como el 26 de julio de 1953, comanda el asalto a los cuarteles de
Moncada, en Santiago y al de Bayamo, por un grupo de jóvenes, nucleados
a su alrededor, a quienes dio por llamar "la Generación del Centenario",
en recuerdo del aniversario de la muerte del apóstol José Martí.
El ataque fracasa, las bajas son fuertes de ambos bandos, y Castro
emprende una huida que lo llevaría a las estribaciones de la Sierra
Maestra donde es capturado por fuerzas del ejército. Gracias a la
intervención del arzobispo de Santiago de Cuba, Castro no es
sumariamente ejecutado, como sucedió a algunos de sus seguidores, sino
sometido a juicio y condenado a 15 años de cárcel. En el juicio asumió
su propia defensa y pronunció un alegato, que posteriormente quedaría
conocido como La Historia me Absolverá, donde hizo una presentación de
sus ideas políticas y planes económicos para el país.
Enviado a la prisión de Isla de Pinos —actual Isla de la Juventud—,
permaneció allí hasta que fue amnistiado en mayo de 1955. Un mes después
anuncia la fundación del Movimiento 26 de Julio, crea su dirección
nacional y parte hacia México, con la intención marcada de formar una
fuerza expedicionaria para derribar a Batista. Estando en prisión, se
divorcia de Mirta.
Durante su estancia mexicana, Castro dedica su tiempo al entrenamiento
militar y el de sus hombres, viaja a EEUU para recaudar dinero para la
expedición y asegurar, principalmente en Miami, una retaguardia de apoyo
con abastecimiento de armas a su lucha de guerrillas.
La sierra
Al amanecer del 2 de diciembre de 1956, Castro, su hermano Raúl —que le
sucedió en la presidencia de Cuba— y 80 seguidores, desembarcan en la
playa Las Coloradas, al sur del país, cerca de la Sierra Maestra, a
bordo del yate Granma. Al desembarco, le sucede un fuerte encontronazo
con el ejército que lo esperaba en aquella zona desde hacía días, y
apenas 12 hombres sobreviven.
El periodo de la Sierra Maestra se caracterizó, según sus biógrafos, por
una mezcla de lucha armada contra el ejército gubernamental a la par de
intensas negociaciones políticas con las diversas facciones
revolucionarias, algunas de ellas con serios recelos hacia el líder
cubano. Fueron negociaciones donde salieron a relucir las diferencias
entre "el llano" y "la sierra", una referencia a las diferencias
tácticas en los métodos de lucha guerrilleros y urbanos, donde tenían
gran participación las fuerzas del Directorio Revolucionario, de José
Antonio Echevarría, con quién Castro firmó un acuerdo político, estando
aún en México. La idea del líder guerrillero era de que "el llano"
debería subordinarse a la "sierra", un anticipo de lo que sería después
la sociedad cubana, gobernada bajo su inspiración.
El 13 de marzo de 1957, el Directorio Revolucionario lanza un ataque al
palacio presidencial de Batista, donde en una acción conjunta, luego de
tomar la emisora Radio Reloj, muere Echevarría. Castro condena el
ataque, aunque tras el triunfo revolucionario se transformaría en una de
las principales fechas del régimen. En abril de 1958, antes que lanzara
hacia la capital sendas columnas guerrilleras, hace un llamado a la
huelga nacional, que fracasa por las rivalidades entre las fuerzas
políticas.
Estando en la Sierra Maestra, Castro da los primeros indicios de su
antinorteamericanismo. En junio de 1958, en una carta escrita a su
estrecha colaboradora Celia Sánchez Manduley, tras presenciar el
bombardeo por la aviación de Batista de una casa campesina, con bombas
proporcionadas por EEUU, el líder guerrillero escribió: "Cuando esta
guerra termine, comenzará una mucho más grande, una guerra contra ellos
[los norteamericanos]. Acabo de llegar a la conclusión, que ese es mi
destino".
Por esa época, EEUU ya estaba prestándole atención a las consecuencias
de una eventual toma del poder por Castro. Como se reveló más tarde, por
parte del comité investigador del desembarco de Bahía de Cochinos en
1961, la embajada estadounidense en La Habana ya había contactado a
políticos opositores a Castro y estaba tratando de convencer a Batista
para que entregara el poder a una Junta Militar.
Castro se entera del asunto, por informes propios y contactos con
oficiales del ejército que combatía, y comienza a acelerar los planes
para tomar el poder. La guerra se agudiza, el Gobierno enfrenta el
terror revolucionario en las ciudades provocando aún más terror,
arrestando y torturando a jóvenes del Movimiento 26 de julio. Una
política que tiene un efecto contraproducente y termina por darle más
popularidad a Fidel Castro que concluye la guerra como el líder
incuestionable de la oposición a Batista. Y del país.
El poder
En las primeras horas del 1 de enero de 1959, Batista y sus amigos más
cercanos escapan a República Dominicana, una vez que EEUU rehusó darles
asilo político, las primeras tropas rebeldes entran en la capital y el
Movimiento 26 de julio asume el poder.
Vienen meses de confusión política pero también de alegría popular. En
medio de las discusiones por la división de su cuota de poder entre las
organizaciones revolucionarias, la incipiente revolución cubana sufre la
primera escisión dentro del Ejército Rebelde. Durante el verano,
percibiendo lo que describió como la penetración comunista en el
Gobierno, el comandante Huber Matos, jefe de la plaza militar de la
central provincia de Camagüey, se declara en rebeldía y denuncia la
complacencia castrista con los comunistas. Matos es arrestado y
condenado a 20 años de cárcel que cumple en su totalidad.
Al mismo tiempo, con el beneplácito de Castro, comienzan los juicios
populares contra los principales personeros del régimen de Batista,
acusados de torturar y perseguir a la población, y el país asiste a una
legión de fusilamientos, que terminaron a principios del año siguiente,
tras provocar indignación en Estados Unidos y Latinoamérica. El número
exacto de muertos nunca ha sido determinado.
"Esos juicios no debían sorprender a cubanos y americanos. En febrero de
1958 las revistas Look y Bohemia publicaron un reportaje fotográfico
titulado 'Justicia en la Sierra', donde se veía a un Castro relajado,
sentado en el piso, interrogando a prisioneros acusados de violaciones y
asesinatos ante un tribunal revolucionario, y Raúl Castro al frente de
un pelotón de fusilamiento", escribió en su biografía sobre el líder
cubano, el escritor estadounidense Tad Szulc.
En los primeros meses de la revolución, Castro asume el cargo de primer
ministro y se mantiene al frente del Ejército Rebelde, mientras la
presidencia del país era asegurada por el abogado Manuel Urrutia,
considerado como un moderado sin conexiones con el régimen de Batista, y
que actuara como juez en la fase preparatoria del juicio en el proceso
del Moncada.
Son meses en los cuales el líder revolucionario dedica a largas horas a
profusos discursos, divulgando sus ideas sobre la reorganización del
país, la decencia en el Gobierno y contra la corrupción. Llega, incluso,
a prometer elecciones libres, niega profusamente que sea comunista y en
una reunión con periodistas estadounidenses en Nueva York, dice que su
revolución es esencialmente "humanista", dispuesta a conservar la
propiedad privada.
Pero, al mismo tiempo, inicia una reforma escalonada de la sociedad. En
mayo de 1959 firma la Ley de Reforma Agraria y crea el Instituto de
Reforma Agraria, que funcionó en la práctica como un gobierno paralelo,
alternativo al dirigido por Urrutia, con quien termina teniendo un
diferendo político que lo lleva a renunciar como primer ministro,
forzando al presidente a seguirle los pasos. Castro vuelve como primer
ministro el 26 de julio de ese año, tras la asunción como presidente del
abogado Osvaldo Dorticós, quien nunca tuvo realmente muchos poderes
ejecutivos, hasta que abandonó el cargo, abolido en 1975.
También decreta la Ley de Reforma Urbana, que confisca inmuebles
residenciales para alquilarlos a personas sin casa, baja los alquileres,
crea las Milicias Nacionales Revolucionarias, donde encuadra
militarmente gran parte de la población. Y lanza una campaña nacional de
alfabetización, que devino emblema del régimen.
Primeros años
Los primeros años de la Revolución Cubana se caracterizan por un
incremento en el diferendo con EEUU, tras la nacionalización de las
propiedades estadounidenses en la Isla, y una aproximación de La Habana
a Moscú que se inicia con la visita del entonces viceprimer ministro
soviético, Anastas Mikoyan, a la capital cubana en febrero de 1960, de
donde sale con el primer acuerdo comercial firmado entre los dos países,
que marca el inicio de una gigantesca subvención que en 1991 dejó una
deuda pública de casi $200.000 millones.
El 5 de marzo de 1960 Castro acuña la frase que se transformó en la base
de la liturgia política de su régimen: "Patria o Muerte". Una expresión
que quedó completada tres meses después con la palabra "Venceremos".
El diferendo con EEUU tiene sus momentos cumbres en dos ocasiones: el
desembarco de Bahía de Cochinos (Playa Girón) y la Crisis de Octubre. La
primera se produjo al amanecer del 17 de abril de 1961, cuando una
fuerza expedicionaria exiliada desembarca al sur de la Ciénaga de
Zapata. En menos de 48 horas, los 1.500 exiliados son diezmados, en
parte por la falta de un apoyo militar estadounidense, desautorizado por
el entonces presidente John F. Kennedy. El día 16, durante el entierro
de las víctimas de un bombardeo previo al desembarco, Castro proclama el
"carácter socialista" de su proceso político. La revolución adopta el
socialismo.
Por otro lado, en octubre de 1962, satélites estadounidenses descubren
que se están construyendo en la Isla bases de lanzamiento de misiles
nucleares soviéticos. Cuba aduce que son para su defensa. Especialistas
soviéticos dijeron décadas más tarde que la idea era equilibrar la
existencia de misiles similares estadounidenses en Turquía, pero la Isla
es sometida a una cuarentena y el mundo estuvo, por primera vez, al
borde del holocausto nuclear. La crisis duró 13 días. Al final, los
soviéticos aceptaron retirarse, en un gesto que enfureció a Castro
porque jamás fue consultado al respecto ya que las negociaciones se
realizaron directamente entre Kennedy y el líder soviético, Nikita Krutchov.
Tras el fracaso del desembarco, EEUU respalda una guerra de guerrillas
en la Sierra del Escambray, un conflicto irregular, que duraría cuatro
años e involucraría a centenares de campesinos, y que el historiador
cubano exiliado Enrique Encinosa ha calificado como "la guerra olvidada".
Pero la Revolución sigue. Castro nacionaliza la enseñanza y la salud
pública, expulsa de la Isla centenares de curas y miles de cubanos huyen
del país, refugiándose en el sur de Florida.
Partido Comunista
Habiéndose declarado "marxista-leninista" en diciembre de 1961, en
octubre de 1965 crea el Partido Comunista de Cuba y asume la presidencia
de su Buró Político, dando origen así a una estructura política que
hasta hoy rige los destinos del país.
Con la realización de la Conferencia Tricontinental en enero de 1966,
donde proclama que "el movimiento revolucionario puede contar con
combatientes cubanos en cualquier rincón de la Tierra", Castro lanza un
poderoso movimiento "internacionalista" que extiende su influencia por
toda Latinoamérica, algunos países de África y tiene su instante cumbre,
con el envío a mediados de la década de 1970, de tropas hacia Angola y
Etiopía, así como asesores en guerra irregular a Nicaragua, en apoyo al
incipiente movimiento Sandinista.
La Zafra de los 10 millones, un intento frustrado de conseguir la mayor
cosecha azucarera de la historia, representó un fuerte revés para el
líder cubano, quien empeñó en ella su prestigio y apoyo popular, al
paralizar durante casi seis meses a todo el país que se lanzó a los
campos. Este revés lo llevó a abandonar una planificación económica
nacional, y abrirse a los planes de economía centralizada del mundo
socialista. En 1972, viaja a la Unión Soviética por tercera vez, y
regresa con una serie de acuerdos de colaboración para los siguientes 20
años. A partir de ese momento, Cuba se llena de asesores soviéticos, que
penetran todos los aspectos de la vida pública.
Esa colaboración da origen a la creación de uno de los más poderosos
ejércitos del mundo occidental, que tiene su prueba de fuego
convencional, a partir de 1975, cuando Cuba participa en la guerra civil
de Angola. Una presencia que es vista por los analistas de entonces,
como parte de los planes de expansión soviética por el mundo pero que
Castro define como una ayuda "desinteresada" y "obligatoria" para todo
revolucionario. Después de todo, dice Fidel, Cuba tiene un "componente
de sangre africana que debe ser fiel a sus raíces". Así, Angola y
posteriormente Etiopía, fueron escenarios de encarnizados combates, que
se prolongaron por más de 15 años.
La década de 1980 es considerada por la generalidad de los observadores,
como una década "gris". Al tiempo que refuerza los lazos con la Unión
Soviética, recibe de ella abundantes subsidios, entre maquinaria y
alimentos, y Fidel asume la presidencia del Movimiento de Países No
Alineados. La población experimenta una pequeña mejoría de su calidad de
vida, con pequeños experimentos de desarrollo de economía privada, como
es el caso de la apertura de los mercados libres campesinos. El
experimento dura poco. Preocupado con las consecuencias del surgimiento
de nuevos ricos, Castro cerró esos mercados, dio al traste con cualquier
idea de propiedad privada, y en un gesto político, frente a la
perestroika soviética, desencadenada en 1985, inicia en 1986 un proceso
"de rectificación de errores y tendencias negativas", durante el cual
centenares de cuadros y funcionarios gubernamentales son públicamente
criticados y algunos despedidos.
Es también en esa etapa que el movimiento disidente cubano da sus
primeros pasos y choca con la intransigencia del régimen. El arresto de
sus principales cabezas conocidas en las ciudades, es acompañado con la
también detención de otros miembros, menos conocidos, en el interior del
país. En términos generales, Castro enfrenta un movimiento disidente,
que tiene sus orígenes en los cuadros del "viejo" Partido Socialista
Popular, que él mismo había defenestrado en 1968, durante un proceso que
quedó conocido como la "microfracción". En esa época, el líder cubano
los acusó de inclinaciones pro-soviéticas y de conspirar para acabar con
su poder. Pero, en los años 80, en la medida que la glasnost y la
perestroika se ampliaron en la Unión Soviética, Castro comienza,
sutilmente, a distanciarse de Moscú y los disidentes van adquiriendo
importancia en la vida del país.
"Período Especial"
La llegada al poder de Mijaíl Gorbachov en 1985, marca el inicio de un
paulatino distanciamiento de la Unión Soviética en la medida que en ese
país avanzaban las reformas políticas y económicas. Desde el inicio,
Castro las vio con desconfianza y comienza a censurar la información que
de ellas tiene la población. Las primeras víctimas son las publicaciones
soviéticas que se vendían en las esquinas. Su circulación es prohibida,
después que una de ellas publica un crítico artículo sobre el
exsecretario general del partido comunista soviético, Leonid Brézhnev,
amigo personal de Castro. Le siguen restricciones a los contactos de los
diplomáticos de Moscú con la población y todo llega a su punto más bajo
cuando los soviéticos comienzan a retrasarse en el envío de su ayuda y
colaboración.
La visita de Gorbachov a La Habana en abril de 1989 se realiza en un
clima de gran frialdad. Castro dirá después que esos cuatro días
transcurrieron "de manera extraña y nada feliz", y confirma sus peores
temores: la Unión Soviética quiere desarrollar lazos con EEUU y Cuba es
un escollo en el camino.
Castro se prepara entonces para lo peor. Una economía cubana sin
subsidios soviéticos. Sus temores se materializan con la defunción de su
mayor aliado a fines de 1991, un hecho que califica de
"desmerengamiento", y la desaparición del mundo socialista de Europa
Oriental. No le queda otra alternativa que decretar un "Periodo
Especial", durante el cual la economía toca fondo, se reanudan los
experimentos anteriores de propiedad privada, se abre el país al turismo
capitalista y se permite —fuertemente regulado— el ejercicio de un
conjunto de trabajos por cuenta propia, principalmente en el área de
servicios.
Tras años de penurias, el país comienza a salir de la crisis, que las
autoridades califican de "resistencia" y tras el triunfo del presidente
Hugo Chávez, en Venezuela, a fines de los años 90, la Isla comienza a
recibir una serie de financiamientos y ayudas petrolíferas que permiten
mantener el país en movimiento. Venezuela se transforma en su mayor
aliado político en el exterior, y Castro envía médicos, maestros,
personal militar y de seguridad a Caracas.
En la medida que Venezuela deviene su socio pleno, político y comercial,
el régimen comienza a dar marcha atrás en algunas de sus reformas,
tímidas, aperturistas, lanzadas al inicio del "Periodo Especial".
Especialistas calculan que, a la muerte de Castro, Caracas está
proveyendo a La Habana por lo menos $1.000 millones anuales en petróleo
y otras ayudas. También se reanudan los lazos con China, congelados a
raíz de la Guerra Fría, por el conflicto sino-soviético en el cual el
líder cubano se alineó con Moscú, y el país asiático deviene uno de los
mayores exportadores de productos hacia Cuba. Esa cooperación se
solidifica cuando al inicio de la primera década de este siglo, China
sustituye a los rusos en la operación de la Base Electrónica de Lourdes,
centro de espionaje electrónico orientado hacia EEUU.
La enfermedad
Castro se enfermó seriamente a mediados de 2006 y fue sometido a varias
operaciones intestinales. Inicialmente, cedió el poder provisionalmente
a su hermano, Raúl, cumpliendo lo previsto en la Constitución de 1976,
reformada en 1992. En febrero de 2008, Raúl asumió el poder
definitivamente, y la intervención de Fidel en los asuntos del país se
limitó a artículos de opinión publicados en la prensa local.
Al fallecer, Fidel estaba casado con Delia Soto del Valle, con quien
tuvo siete hijos. Además, dejó a su hijo mayor, Fidel Castro
Díaz-Balart, hijo de su primer matrimonio, y Alina Fernández Revuelta,
producto de una relación extra matrimonial, en los años 1950, cuando
salió de la cárcel tras el asalto al Cuartel Moncada.
Fidel Castro fue un revolucionario firme en sus principios. Para algunos
un héroe y para otros un tirano. Se mantuvo férreo en el poder hasta el
fin de sus días, controlando hasta los partes médicos de su dolencia, y
probablemente será recordado como uno de los más fascinantes y
controversiales líderes políticos del mundo.
A él parecía preocuparle otra cosa. "No le tengan miedo a los jueces
imaginarios que tenemos aquí. [Sino] téngale miedo a otros jueces, a los
cuales hay mucho más que temer, témanle a los jueces de la posteridad,
témanle a las generaciones futuras que, al final, serán los responsables
de decir la última palabra", dijo Castro, en una fecha tan temprana, o
lejana, como 1961.
Este texto también aparece en el Diario Las Américas.
Source: Fidel Castro (1926-2016) - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/fidel-castro-1926-2016-327804
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