Sobre un país ajeno
enero 27, 2016 11:08 am·
Lawton, La Habana, Juan González, (PD) El rotativo madrileño El País
vuelve sobre sus fueros. En su edición del pasado 19 de enero, con la
autoría de Mauricio Vicent, quien durante largos años fuera periodista
acreditado por acá, ha publicado 'La Habana nueva ya está aquí'.
En su trabajo Vicent nos habla de "descubrir la nueva Cuba que rompe el
cascarón". ¿Qué les parece?
Por supuesto que si se trata de El País, nada debe asombrarnos.
Los españoles han regresado casi en las mismas condiciones en que fueron
expulsados de Cuba a finales del siglo XIX, gracias a la ausencia de
derechos y libertades que sufrimos por acá. Entonces, están casi a salvo
de que algún representante elegido por el pueblo de la Isla promueva
alguna ley del 50% o iniciativas tendientes a defender los intereses de
los trabajadores cubanos frente a intereses de consorcios corporativos
peninsulares.
Los hijos de un gallego vapuleado en su momento por mambises y asentado
en Birán, lo han hecho posible y toca al rotativo madrileño hacerlo
potable al mundo. Para ello y desde este diario, se pretende que la
imagen que trascienda de la ruina promovida por el régimen militar que
sufrimos sea la del palacio del Conde de Lombillo, en la Plaza Vieja, y
el "pequeño hostal de lujo" y la cafetería-restaurante llamada "Café
Bohemia".
Por supuesto que como ya ha sido denunciado, los dueños y promotores de
estos negocios son en su mayoría herederos sin gloria de miembros más o
menos prominentes de la banda armada triunfadora en 1959.
En el caso del Café Bohemia, se trata de Diana Sáenz, la hija de Ricardo
Sáenz, uno de los fundadores de Prensa Latina, aquella "agencia de
noticias" creada por el periodista argentino Jorge Masetti y por "la
fría y eficiente máquina de matar", me refiero al condotiero también
argentino, Ernesto Che Guevara.
Sáenz también trabajó en la revista Bohemia, a partir de que esta dejó
de ser un medio de prensa libre. De ahí el nombre del lugar y su
decoración, con portadas de la publicación colgadas en la pared por su
hija Diana, el alma de este negocio privado abierto en 2014, con los
patrocinios que muchos conocemos y otros intuyen.
Nos dice Vicent, inflamado de entusiasmo, que esta antigua residencia
aristocrática fue una degradada cuartería en la que vivían una docena de
familias. Digamos que solo faltó decir que década tras década de
castrismo gobernante posibilitaron esta degradación, como la sufrida por
la mayoría del espacio habitacional en muchos sectores de la capital,
sobre los que no informa el rotativo madrileño.
Nos dice Vicent que la llegada de la Sra. Sáenz a la cuartería
transformó el lugar y lo convirtió en un sofisticado espacio con "tres
habitaciones con encanto". Además, una suite con muebles de caoba y
sábanas de hilo, y un bistró en los bajos.
Habanero y mal pensado como soy, me pregunto: ¿Quién pagó? ¿De dónde
salió el dinero para esta nueva y promovida 'Suite Habana'?
De repente, Vicent nos anima para si se es curioso, salir "de los
circuitos más trillados", para así descubrir "verdaderas joyas". Tales
joyas son, de acuerdo con Vicent, la Plaza del Cristo, situada en la
vecindad de la Plaza Vieja, y el Capitolio.
Señala la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, a la que
tradicionalmente acudían los marinos al partir de la ciudad para
solicitar protección, pero no señala lo principal y esto es el hecho de
que aún no se han convertido en ruinas, como ha sucedido con el resto
del entorno capitalino, salvo las excepciones de rigor.
No se trata de ninguna forma de que los habaneros reinventen La Habana,
se trata de que el régimen militar totalitario y sus generales ancianos
y sin batallas, la acomodan para sus planes futuros de rusificar un
cambio, que les convierta en oligarcas millonarios con cierto aliento
dinástico exportado de la pesadilla norcoreana.
Como nos dice Vicent, "…se trata de caminar o correr por la Quinta
Avenida al salir el sol, y sentarse en un banco bajo los jagüeyes
gigantes del parque Zapata, -no Gandhi- y dar cuenta de una ración de
frijoles negros dormidos en Doña Eutimia o vacilar la forma suave de
hablar de la gente hasta cuando te regaña", -y algo más, turismo sexual
incluido-, y te dicen: "ay, mi amol, no te me ofusques".
Es de este país ajeno del que nos habla Vicent, desde el aún más ajeno
rotativo madrileño 'El País'. A fuer de sinceros no debe confundirse "La
Habana nueva" con una Habana buena o mejor que no ha llegado ni llegará
de inmediato. No lo hará, mientras los habaneros y los cubanos no sean
libres y la dictadura militar totalitaria no llegue al anhelado fin.
Nuevo, no es sinónimo de bueno.
j.gonzalez.febles@gmail.com; Juan González Febles
Source: Sobre un país ajeno | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/sobre-un-pais-ajeno/
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