Una década por la libertad de prensa
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Enero 28, 2016
El periodismo es una profesión de alto riesgo. La muerte, las amenazas y 
el encarcelamiento están a la vuelta de la esquina para miles de 
reporteros a lo largo del mundo. En Cuba, como diría un insigne 
escritor, en las últimas cinco décadas "no han matado periodistas porque 
nos han matado al periodismo". Una organización defiende los derechos 
del gremio e intenta elevar la voz por los que han sido silenciados en 
los micrófonos y las rotativas nacionales.
Hace ya diez años, un grupo de periodistas independientes fundó la 
Asociación Pro Libertad de Prensa (APLP) con el propósito inicial de 
proteger la labor de los informadores y también para ejercer como 
agencia de prensa independiente. Pasado ese tiempo, sus miembros hacen 
balance sobre lo logrado y miran el largo camino que queda por recorrer.
El presidente de la APLP, José Antonio Fornaris, comenta a 14ymedio que 
en la actualidad la organización está enfocada "en conocer y denunciar 
los problemas que puedan tener los periodistas cubanos en el ejercicio 
de su profesión". Las dificultades más comunes van desde los arrestos, 
las confiscaciones del material de trabajo, hasta el poco acceso a la 
fuentes.
Freedom House, con sede en Washington, consideró en un informe del 
pasado año que Cuba seguía siendo, tanto a nivel regional como mundial, 
uno de los países en los que hay más restricción de prensa. La entidad 
denunció que muchos periodistas cubanos continuaron siendo encarcelados 
y que la censura oficial es "generalizada". La Isla ocupa el último 
puesto de América Latina en cuanto a libertad de prensa.
La constitución cubana asegura que "se reconoce a los ciudadanos 
libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad 
socialista", pero la línea editorial de los medios nacionales está 
regida por el Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR), una 
entidad del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Muchos profesionales del gremio, tanto de la esfera independiente como 
entre los más cercanos al oficialismo, han presionado en los últimos 
años para lograr una ley de prensa. Una legislación que regule la 
actividad del periodista y, sobre todo, obligue a las instituciones a 
proveer información de interés nacional de manera pública y transparente.
Sin esa base legal, el trabajo del informador en Cuba se seguirá 
moviendo entre la autocensura y el peligro, como comprueba cada día la 
APLP, cuando asegura que trabajan para "tener en cada provincia 
observadores que estén al tanto de los problemas que presenten los 
profesionales de la información". Sin duda, estos activistas de la 
libertad de prensa tienen mucho trabajo en recopilar cada violación 
contra el gremio.
No basta entonces un grupo de reporteros, a la manera de la APLP, 
dispuesto a alzar la voz por el resto. "Lo ideal es que el que haya sido 
perjudicado se acerque a nosotros y denuncie su caso", asegura Fornaris, 
un primer paso para después hacer "las verificaciones correspondientes" 
y "brindar ayuda a la víctima", apunta.
En octubre pasado, durante la 71 asamblea general de la Sociedad 
Interamericana de Prensa (SIP), se expuso un demoledor informe sobre 
Cuba, en el que se asegura que los derechos humanos y la libertad de 
expresión son violados "absoluta y sistemáticamente" con un Estado que 
acapara el "monopolio" de los medios.
El pequeño equipo que conforma esta organización no gubernamental trata 
de optimizar al máximo su tiempo. Miriam Herrera es la encargada de la 
comisión de atención a los periodistas, mientras que Miguel Saludes, 
quien radica en Estados Unidos, hace las veces de representante en el 
exterior y, así, cada uno de los siete miembros de la directiva se ocupa 
de un área de trabajo.
En la APLP "no tenemos cargos vitalicios", aclara Fornaris. Lo dice con 
una sonrisa dolorosa en un país donde hace más de siete décadas no se 
realizan elecciones democráticas. Para la organización resulta muy 
importante romper con esa fatalidad y "este año renovar los mandatos". 
Su presidente lo ve claro: "No sería admisible que estuviéramos clamando 
por la democracia para Cuba y en nuestras filas tengamos una dinastía".
Su esperanza de una mañana de mayores libertades no lo hace ciego ante 
el presente. "Mientras la prensa no señale a quien tiene que señalar por 
sus culpas, no ha pasado nada", concluye Fornaris con determinación. No 
cree que "bajo las reglas de este sistema monopolizado por un partido 
único pueda esperarse un cambio sustancial".
Sin embargo, en lo que no tiene ninguna duda es en que "la prensa tiene 
que ser libre, no le cabe otro calificativo".
Source: Una década por la libertad de prensa - 
http://www.14ymedio.com/opinion/decada-libertad-prensa_0_1934206561.html
 
 
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