Del zafarrancho de los espías: La Colmenita contra Eusebio Leal
Posted on 25 febrero, 2015
Por Carlos Cabrera Pérez
La puesta en escena del tardocastrismo para condecorar a los cinco
espías en el 120 aniversario del independentista Grito de Baire,
confirmó la decadencia cultural cubana y la trascendencia de la cultura
republicana.
Sin venir a cuento, la irrupción de La Colmenita -grupo artistas
infantiles y adolescentes preferidos del régimen- trivializó una puesta
en escena formal, que tuvo su mejor momento en el discurso de Eusebio
Leal, pese a su fallido y oportunista paralelismo entre las familias
Maceo Grajales y Castro Ruz.
Leal ponderó las virtudes de Miguel Velázquez, Félix Varela, José
Cipriano de la Luz y Caballero, Domingo del Monte y José María Heredia,
como forjadores de la nación cubana,nombres que a muchos de los
presentes les sonaría a chino, porque la historia de ocasión impartida
en colegios e institutos ha cometido el pecado de intentar dibujar un
camino recto desde La Demajagua hasta el castrismo, con poco espacio
para algunos ilustres.
Una torpeza del Buró Político
El historiador de La Habana criticó la torpeza de quitar a José Martí el
título de Apóstol y se entretuvo aclarando su significado, en clara
alusión a la decisión del Buró Político del Partido Comunista, en los
años 70, de llamar a Martí Héroe Nacional, soslayando su imprescindible
apostolado en la nación cubana.
Pero de nada valieron los esfuerzos de Leal en su canto a la nación
cubana y a la primera Guerra de Independencia, "forjada en las Logias"
masónicas y a los esfuerzos de Martí por restañar las heridas entre
Maceo y Gómez, como paso previo a la Guerra del 95, precedida por los
regresos de Antonio Maceo (Duaba), y Gómez y el propio apóstol por
Playitas de Cajobabo, ambos sitios en la costa oriental.
De hecho, Miguel Barnet bostezaba sin disimulo, sentado junto a Armando
Hart, y la mayoría del auditorio se removía en sus asientos como
deseando que aquel hombre acabara su pequeño acto republicano de tributo
a los padres de la patria. Una actitud normal en el gentío acostumbrado
a la soflama y el lenguaje de barricada.
Eusebio Leal fue ovacionado y Raúl Castro agradeció vivamente sus
palabras que culminaron con un vibrante "Viva Cuba"; que contrastó con
el espía Gerardo Hernández Nordelo, quien cerró su intervención con un
simple "Muchas gracias" tras repartir su Medalla de Héroe de la
República de Cuba entre Fidel y Raúl Castro, los que se movilizaron por
su liberación y los que -según él- ahora luchan dentro de las filas del
enemigo.
Los cinco espías, singularmente, se cuadraron y extendieron el saludo
militar ante el General Castro que les imponía las medallas con
paciencia octogenaria. También abrazaron una y otra vez al gobernante.
René González hasta le susurró algo al oido durante el segundo abrazo.
La Colmenita, torpe vulgaridad
Pero lo peor vino con la irrupción de La Colmenita, que ya podría
llamarse La Colmena o La Colmenota, a juzgar por la edad y tamaño de
algunos de sus integrantes. Una puesta en escena vulgar, desfasada con
el pretendido espíritu de la ceremonia y una clara muestra de la
debilidad cultural que ha generado el castrismo en sus largos años de
monólogo totalitario.
Eusebio Leal, que es un hombre de la República, mostró solidez y
conocimiento; los de La Colmenita, que son aseres nuevos, trivializaron
una ceremonia con un guión vulgar y ramplón del que se libró Fidel
Castro, que sigue sin aparecer públicamente junto a los cinco espías, lo
que en lenguaje político puede interpretarse como un desacuerdo con la
forma en que fueron liberados y la normalización con Estados Unidos, o
que el anciano líder no está presentable para las cámaras.
Previo al canto cubano de Eusebio Leal y el discurso simplista de
Hernández Nordelo (recibido con beso apasionado de Adriana al llegar al
lunetario), el secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta Álvarez,
leyó el acuerdo para otorgar a los espías la Orden Playa Girón, que Raúl
Castro colocó en la solapa de cada uno, junto al distintivo de Héroe de
la República de Cuba, en la misma fecha que también hace 19 años, por
órdenes suyas y con certificación de su hermano mayor, mandó a
pulverizar en el aire a cuatro pilotos cubanos que intentaban salvar
vidas en el Estrecho de la Florida.
Tristes paradojas de un país que sigue salvándose por la solidez de su
cultura republicana, el mejor antídoto contra la Batalla de Ideas que
-hasta fechas recientes- libraban unos cubanos contra otros por voluntad
del máximo responsable de esta interminable confusión. De este colosal
estropicio nacional, con espías trastrocados en héroes en el acto final
de la función.
Source: Del zafarrancho de los espías: La Colmenita contra Eusebio Leal
| Café Fuerte -
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