'Salga a la calle y mírele la cara a la gente, mi General'
PABLO PASCUAL MÉNDEZ PIÑA | La Habana | 1 Oct 2014 - 9:12 am.
¿Solo el 25% de la población cubana está sumida en la pobreza? Quien
recorra La Habana no tarda en suponer que esa estadística es falsa.
"¿Qué opinas sobre el nuevo modelo económico?"
"Que es pura mierda."
"¿No crees que Raúl arregle el desbarajuste, 'sin prisas, pero sin pausas?'"
"Bah, eso significa que necesitaremos otros 50 años para darnos cuenta
de la gran metedura de pata."
Quien responde así no es un crápula, es un ingeniero de 43 años
propietario de un taxi particular (almendrón), con ganancia neta de
alrededor de 800 pesos diarios (26 euros). Él revela que los impuestos,
la compra de combustibles, los remiendos mecánicos del cacharro y los
inspectores y policías corruptos, ya lo tienen al borde de la quiebra.
Compartimos un banco del parque localizado en las calles 15 y 16 en el
Vedado. Al frente, una efigie dedicada a Wilfredo Lam. Al fondo, una
iglesia. Por los alrededores circulan transeúntes, niños juegan,
ancianos permanecen ensimismados en sus tertulias, mientras algunos
alcohólicos se meten un cañangazo.
"Cuba es un país sin futuro", afirma. Luego señala a un fiñe que
corretea con una carriola: "Ese es mi hijo, lo matriculé para que
aprenda inglés con un profesor particular. Estoy luchando para largarme
para los Estados Unidos".
"En Cuba resulta imposible edificar un negocio próspero", añade. "Nadie
puede soñar con tener algún día una flota de carros y crear una veintena
de empleos, porque te peleas con el 'abusador del barrio' (el Gobierno)."
"Con el poder todo, y contra el poder nada", sentencia. "Aquí, el
billete contante y sonante está predestinado a los corruptos y los hijos
de papá. Está probado que trabajando nadie se hace rico, así que
después que venda el almendrón, la casa y la madre de los tomates, me
largaré pa'l carajo."
Hurgando en la realidad
"¡La cosa, se pondrá peor!", exclamó Chicho, otro cuentapropista del
barrio que se dedica a vender helados de barquillo. "Pronto prohibirán
la venta de helados, panes y galletas. ¿Cuál es la razón? Pues resulta
que ahora dicen que los vendedores particulares le están haciendo la
competencia al Estado."
Otro vecino (con doble ciudadanía) dedicado a la importación de ropa y
otros artículos por encargo, argumenta que a consecuencias de la nueva
restricción aduanera ya no puede recuperar el dinero invertido en el
pasaje. "Ahora el cubano tiene que elegir la ropa que le guste o no le
guste en las trapi-shopping o en las TRD. El motivo de las trabas es
que el Gobierno no está calificado para competir con el sector privado",
apunta.
¿Por qué los precios siguen tan altos?, averiguamos con un
cooperativista a quien le arrendaron un área estatal para vender viandas
y hortalizas. "Me entregaron el local totalmente desbaratado y lo tuve
que reparar", responde. "Yo solo trato de recuperar mi inversión. La
gente nos exige a nosotros, pero nadie le pide al Gobierno que rebaje
los impuestos."
Chorreando sangre, pedazos de carnero son estibados hasta los
mostradores del agromercado de 17 y K. La falta de higiene nos recuerda
los expendios de la Edad Media recreados en las películas
hollywoodenses. En medio de una nube de moscas se ofertan carne de
carnero, pollo y piltrafas de cerdo. Todos los precios de la libra se
fijan en los 25 pesos, los posibles compradores (todos humildes) pasan,
observan y siguen de largo. "Por un socialismo próspero y sostenible",
reza un grafiti en las proximidades. Entretanto, Ramón, un chofer de 59
años, se detiene frente al cartel, para llevarse la mano a la
entrepierna y zarandearse los testículos.
En las shopping, la gente se apiña en los refrigeradores para escoger
―cuando aparecen― las ofertas más baratas, como el picadillo de pavo,
hígado de pollo, mollejas, hamburguesas o salchichas canadienses. "El
precio del resto de los cárnicos no está apto para todos los monederos",
indicaba una anciana que buscaba con insistencia la bolsa de pollo más
barata, mientras Raymundo, un jubilado de 78 años, asevera: "A juzgar
por los precios, las papas, los ajos y las cebollas, compiten con la
langosta por la categoría de comestible de lujo".
Hace más de 6 meses, Mireya, otra anciana de 75 años, envío su
refrigerador marca HAIER al taller de Zapata y 25 en el Vedado, después
que la pelotearon inmisericordemente (a causa de que los mecánicos
atienden con prontitud solo a quienes le pagan por la izquierda). El
precio de la reparación ascendió a más de 900 pesos y Mireya debió hacer
una colecta para liquidar la cuenta. Ella solo recibe 266 pesos de
pensión mensual, un monto que no le alcanza ni para mal comer. "¡Dios
mío, una colecta!", exclama, "yo creía que solo eran rezagos del
capitalismo".
El 95% de las edificaciones de la capital están en el límite de su vida
útil. Las esquinas llenas de basura. Los derrames albañales son
permanentes. El transporte urbano está colapsado y, según Armando, un
farmacéutico de 54 años: "No necesitamos disfrazarnos de extraterrestre
como Silvio Rodríguez, para convencernos de que el pueblo esta jodido o,
mejor dicho, requetejodido".
La historia oficial
Contradiciendo la realidad, el Centro Félix Varela y la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales ―ambos oficialistas― estiman que el
solo el 25% de la población cubana está sumida en la pobreza y, según
estudios, los negros y las mujeres se apretujan en la parte más estrecha
del embudo. Los pocos informados se preguntan: "¿Y cuál es el límite de
pobreza para Cuba?"
Estancamiento de la economía, terapias de choque, centralismo,
incapacidad de la empresa socialista, bajo desarrollo de las fuerzas
productivas, ínfimos incentivos, etc., son las críticas hechas por
renombrados economistas al nuevo modelo económico en una serie de
entrevistas de la autoría de Ariel Terrero, director del Instituto
Internacional de Periodismo "José Martí", publicadas en el blog
oficialista Cubaprofunda, bajo el título "Doce economistas en pugna".
Por su parte, el portal Cubadebate reprodujo el mismo texto con este
sobrenombre eufemístico: "¿Qué está pasando con la economía cubana?". Se
presume que dicho artículo causó la destitución del ministro de
economía Adel Yzquierdo.
"Se nos está pasando la anestesia del nuevo modelo económico", indica
Roberto, un economista de 48 años. "Mientras los frijoles, la carne y la
leche no lleguen a las mesas cubanas y sigamos aterrillados con la doble
moneda y los bajos salarios, las reformas seguirán siendo una ficción.
El 'bloqueo' ya no es el villano que tiene que ahogarse en el
estercolero, las culpas apuntan al Gobierno cubano que no acaba de
liberalizar la economía".
A la pregunta de qué expectativas esperamos para diciembre, cuando se
reúna la Asamblea Nacional, responde Roberto: "Lo lógico es que Marino
Murillo no vuelva a rumiar la misma choricera de lineamientos y nuevo
modelo económico, porque la economía dejó de crecer y los ajustes urgen.
Por infortunio, en la viña del Señor todo puede suceder y, mientras
nuestro parlamento siga idolatrando las unanimidades, las decisiones
las seguirán tomándolas unos pocos…. Sabes, si yo fuera diputado le
recomendaría a Raúl Castro: 'Salga a la calle y mírele la cara a la
gente, mi General'".
Y concluye: "Al no existir una alternativa opositora al régimen, se
deduce que a los dirigentes se les importará un bledo el sufrimiento de
un pueblo, que no tiene el derecho a emitir votos directos para sacarlos
del poder. Pero debemos reconocer, que los principales culpables del
meollo somos nosotros, por terror a curarnos de espantos y sacarnos el
alien que se nos metió en el cuerpo".
Source: 'Salga a la calle y mírele la cara a la gente, mi General' |
Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1412147547_10618.html
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