El mendigo y el príncipe
[27-06-2014 00:48:43]
Alejandro Hernández Cepero
(www.miscelaneasdecuba.net).- Pocos minutos pasaban más allá de las
cinco de la tarde. Es lunes 27 de enero . Se interceptan las calles de
Sol y San Ignacio en el casco histórico de la veterana Habana.
Su piel es testigo fiel, añoranza de un muy necesitado baño, su olor
acompañante y sus ropas mugrientas no dejan lugar a dudas, sus pies:
descalzos. Tristemente estamos en presencia de algo que, al menos, por
dos razones debía haberse extinguido hace más de cincuenta años: un mendigo.
La primera es que estamos disfrutando el siglo XXI de nuestra era, es
por demás anacrónico en cualquier paisaje, en cualquier rincón habitado
por humanos, el depredador más terrible del planeta tierra, un
tiranosaurio rex con ropa, inteligencia y avances informáticos, pobre
mortal desalmado.
La segunda es que sucede en Cuba, "el Edén universal", la tierra más
hermosa que ojos humanos pudieron haber visto hasta hace poco más de
cincuenta años, el sistema social perfecto y por excelencia, el que
todos envidian para sus países, claro está que; de noche todos los gatos
son pardos.
En la esquina de pie, el Príncipe. Alguien que fue traído para la
capital porque de otra manera, quizás; no hubiese sucedido. Aún
sintiéndose Príncipe quizás vive albergado, lejos de sus familiares o
tan inmerso en su trabajo que no puede pensar en tener una familia y
atenderla. Un día fue investido de poder, desde lo alto de una jerarquía
militar y juró defender algo que, en realidad no le enseñaron cómo
hacerlo. Aun así tiene poder.
Se le asigno un número: 04344, un uniforme militar, un walkie-talkie y
además la labor, entre otras, de dirigir el tráfico peatonal. A este
pobre hombre, el Mendigo que quizás iba en busca de una limosna para
poder llevarse un bocado de comida a la boca, el Príncipe no lo dejó
llegar a la Plaza Vieja.
La razón es sencilla: es un bochorno que los turistas vean con sus
propios ojos algo que según el propio gobierno, en la Cuba
Revolucionaria y Socialista de Fidel y Raúl, se extinguió para siempre
desde 1959.
La realidad es dura, existen, pululan por doquier. No tienen
preferencias municipales ni vecinales. Podemos verlos a cualquier hora,
en cualquier rincón, para ello solo precisamos poner a un lado el stress
cotidiano de la "incansable y agobiante lucha" por la subsistencia.
Más triste resulta el hecho que otros, que quizás pueden refrescar su
piel diariamente con jabón, vestir ropa limpia, perfumarse y calzar sus
pies son, en realidad los mendigos más grandes en la historia porque, su
mayor miseria es espiritual.
Termino con esta frase del cantautor cubano Silvio Rodríguez y espero
que coincida conmigo en que mejor cascabel no se le puede poner al gato:
…."vaya con suerte quien se cree astuto porque ha podido acumular objetos,
pobre mortal que desalmado y bruto,
se perdió el amor y se perdió el respeto"….
Source: El mendigo y el príncipe - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53aca34b3a682e017003d517#.U60ihfmSwx4
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