Publicado el viernes, 03.21.14
El paraíso de las falsas opciones
JOSÉ MANUEL PALLÍ
Es curioso ver como algunos que, en otro contexto, estarían a favor de
la libertad de cada quien de hacer lo que le venga en gana (como lo
estaría cualquier idólatra de Ayn Rand), cuando se trata de la relación
entre Cuba y los Estados Unidos se deshacen en alegatos en favor de
restringir esa libertad.
¿Cuál es el temor? Los índices, como el recientemente publicado por el
Heritage Foundation según el cual Cuba está a la zaga del resto del
mundo como país capaz de atraer la inversión extranjera, están al
alcance de cualquiera que tenga acceso a Internet. ¿Por qué no
permitirle a cada inversionista que tome su decisión individual conforme
a su leal saber y entender, en lugar de prohibirle a los inversionistas
de los Estados Unidos invertir en Cuba?
El temor de quienes se aferran a la política de los Estados Unidos hacia
Cuba que durante más de cincuenta años ha sido claramente inefectiva
parece estar vinculado al anuncio de una inminente reforma de la Ley
Cubana de la Inversión Extranjera, prevista por el gobierno cubano para
este mes de marzo. Sus razonamientos, mayormente basados en teorías
económicas o de negocios, curiosamente omiten toda referencia al pésimo
negocio que ha sido para los Estados Unidos mantener una postura frente
a Cuba que jamás ha sido rentable (al punto que algunos de ellos hasta
niegan que exista un embargo contra Cuba).
Señalan, entre otras cosas, la importancia de los derechos de propiedad,
ausentes en Cuba, porque la propiedad que regula el ordenamiento
jurídico cubano no se asemeja a lo que nosotros llamamos propiedad. Hace
años leí un comentario de un periodista peruano (heredero de un
brillante novelista premiado con el Nobel) que sostenía que en México, y
en virtud del artículo 27 de la Constitución Mexicana, los derechos de
propiedad eran prácticamente inexistentes. Para mí fue una sorpresa,
puesto que llevaba años emitiendo pólizas de seguro de titulación o
title insurance a miles de americanos que compraban derechos sobre
bienes inmuebles situados en México, sin que las compañías aseguradoras
que me respaldaban –todas ellas también americanas– hayan tenido que
pagar, hasta el sol de hoy, un solo centavo de indemnización bajo
ninguna de esas pólizas que yo mismo emití.
También señalan, y es cierto, que las restricciones que la Ley Cubana de
Inversión Extranjera impone a los inversionistas extranjeros a la hora
de contratar a su personal en la isla son absurdas y resultan un
anacronismo en el marco de los ajustes que Cuba está haciendo a su
modelo socioeconómico, y es de esperar que las modificaciones anunciadas
por Cuba a esa misma ley eliminen dichas restricciones. Pero esa
posibilidad no aparece, aparentemente, en la bola de cristal a la que
recurren invariablemente nuestros "expertos" o "cubanólogos"; todo lo
que parecen ver en ella es la marcha atrás que, según ellos, dará Cuba
una vez que su economía "rebote".
Pero me da la impresión de que ven algo más, también vinculado al
mercado laboral, en esa misma bola de cristal sin la cual la "ciencia"
de la cubanología es inconcebible: y lo que ven no es otra cosa que el
aumento en nuestra ya elevada tasa de desempleo cuando quienes viven de
la industria del anticastrismo y del lobby a favor del embargo se queden
en la calle una vez que se normalicen las relaciones entre Cuba y los
Estados Unidos.
Los cubanos vivimos acorralados por una serie de opciones falsas que nos
llevan a establecer una barrera que nos impide reflexionar y dialogar
sobre el futuro de nuestra nación, barrera que han construido, cual
guarimba, quienes quieren convencernos de que la única opción frente al
modelo que ellos defienden a capa y espada es el diluvio, o como ellos
prefieren llamarlo, "el comunismo".
Es hora de desmontar esa guarimba, porque por mucho que nos pese, pensar
la Cuba del futuro implica ver su realidad tal y como es, y esa realidad
desmiente toda posibilidad de construir ese futuro excluyendo otras
opciones o modelos que no sean o el actualmente vigente, que ya está en
un proceso de ajustes, o el que estos soñadores trasnochados pretenden
imponerle, que permanece sumido en la intransigencia y la fantasía de un
paraíso que no existe.
Abogado cubanoamericano.
http://cubargiejoe.com
Source: JOSE MANUEL PALLI: El paraíso de las falsas opciones - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/03/21/1705829/jose-manuel-palli-el-paraiso-de.html
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