Navidad dividida
Lunes, Diciembre 23, 2013 | Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, 24 diciembre, www.cubanet.org -Como buen pronosticador
de futuro, este hombre previó que las Navidades no serían necesarias en
un país socialista. Supo desde entonces que no habría vituallas y mucho
menos familia para los días de celebración.
Llama la atención que en el Censo de Población y Viviendas, efectuado en
septiembre de 2012, del que recientemente se ofrecieron resultados
definitivos, la Oficina Nacional de Estadística e Información no haya
incluido en sus interrogatorios, cuántos somos los cubanos que tenemos
lejos a la familia.
Sin duda alguna que cualquiera de los 11 millones 167 mil 325 habitantes
con que cuenta el archipiélago caribeño, sufre esa pena. Entonces se
hace difícil que en los más de tres millones de hogares cubanos con que
cuenta el país, se pueda evocar de manera feliz estos días navideños, si
no están presentes aquellos que amamos desde que abrimos los ojos al mundo.
Hasta los propios dictadores Raúl y Fidel, generales y coroneles,
representantes todos de la nueva clase social –seres humanos al fin y al
cabo–, no están exentos de ese padecer.
Sonia y Pedro Yánez, mis vecinos de enfrente, son los que sufren más.
Hace dos años su hijo mayor se fue en una lancha y el que les queda está
con la misma idea de partir.
Mucho más estas madres de Santa Fe, que perdieron a sus hijos en un mar
infestado de tiburones.
Hasta yo misma, con mis únicos tres hijos desperdigados por el mundo,
porque en la Cuba de Fidel no pueden vivir.
Aquellos que pasamos de los setenta años, somos quienes más sufrimos el
desmoronamiento de las Navidades cubanas. Recordamos la cena de Noche
Buena, siempre en familia, el maravilloso amanecer del Día de los Reyes,
donde descubríamos en un rincón del cuarto los juguetes que nos dejaban
con tanto cariño unos invisibles reyes mitológicos, el fin de año,
cuando la abuela lanzaba a la calle un cubo de agua vieja, para que
entrara la suerte en casa.
Eran los tiempos en que podíamos soñar, en que no se habían perdido aún
las esperanzas, las que desaparecieron cuando el Comandante llegó y
mandó a parar, las que han vuelto a revivir pese a la represión y leyes
draconianas.
Por eso, este 24 de diciembre, voy a brindar por mis hijos, por mi
padre, quien caminaba solitario por las calles de Miami antes de morir,
por mi madre, que no quiso decirme que las tiranías comunistas acaban
con las Navidades para que desaparezca la divina fantasía en la mente
del Hombre civilizado, por mis amigos disidentes, a quienes recuerdo con
amor, por mi último novio, preso político más de veinte años, que algún
día volverá.
Source: "Navidad dividida | Cubanet" - http://www.cubanet.org/?p=55224
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