19 de noviembre de 2012

Vaya decisión del Gobierno revolucionario

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Vaya decisión del Gobierno revolucionario
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 00:00
Escrito por Hildebrando Chaviano Montes

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) El disgusto cundió en
Santiago de Cuba por los altos precios de los materiales de construcción
necesarios para reparar los destrozos causados por el huracán Sandy.

Ante esta situación desacostumbrada, el gobierno tomó la medida de
endulzar el amargo trago con una rebaja del 50% en los precios de los
materiales y la concesión de créditos de usura. Es decir, la teja de
asbesto cemento que costaba $105.00, ahora solo le costará al sin techo
$52.50, como prueba de que la Revolución no abandona a nadie.

Institucionalmente, el Gobierno cubano dejó de ser revolucionario en el
año 1976, cuando se promulgó la Constitución Socialista y fueron creados
los Órganos del Poder Popular. Orgánicamente dejó de serlo mucho antes,
desde que, lejos de promover el avance del país, se estancó en una
dictadura sin nada que ver con los principios y objetivos de la
revolución que le dio origen.

Desde todo punto de vista, es un disparate la medida anunciada en el
diario Granma del 8 de noviembre. Rebajar a la mitad el precio de los
artículos que moral y económicamente deberían ser dados en gratuidad, es
otra falta de respeto al sufrido y humillado pueblo cubano.

Los militares que gobiernan Cuba solo ven ganancias o pérdidas donde el
pueblo ve hambre, miseria, abandono y viviendas en pésimo estado de
habitabilidad, que se caen con el primer viento platanero que las azote.

Los ingresos de ningún cubano resultan suficientes para asumir los
gastos por materiales de construcción y otras pérdidas debidas a causas
naturales o no tan naturales como son la desidia y la incompetencia
gubernamental.

Esta será otra deuda impagable, como la de los refrigeradores y otros
efectos electrodomésticos vendidos a bombo y platillo y que, sin haber
sido pagados, ya no funcionan, todo ideado en su momento para sacarle de
las costillas al pueblo un efímero aumento de salarios y pensiones, que
duró lo que el clásico merengue a la puerta del colegio.

Cuba termina haitianizada, improductiva, llena de enfermedades y deudas,
sometida al terror de las brigadas de respuesta rápida, versión cubana
de los Tom Tom Macoutes, y con un gobierno que no tiene nada que
envidiarle al de los Duvalier.

Como oí una vez de una anciana muy devota: "Dios nos coja confesados."
O, al decir de un amigo no tan creyente: "Asere, voy echando que esto es
un descaro."

Para Cuba actualidad: hchaviano5@gmail.com

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