Educación
Por el mal camino
Iván García
La Habana 29-11-2012 - 5:47 pm.
La crisis en la enseñanza primaria es ya devastadora. Ser maestro en la
Cuba actual es 'la última carta de la baraja'.
Niños cubanos con el uniforme de 'pioneros'.
Tengo una hija de 9 años que, debido al poco rigor en la educación
primaria, su madre y yo nos hemos visto obligados a invertir más tiempo
y dinero del deseado en consolidar sus conocimientos.
Cuando cursaba el primer grado, su maestra, de 18 años, con deficiente
formación pedagógica, aplicaba castigos corporales a los alumnos cada
vez que perdía la paciencia. Los maltratos se sucedían con frecuencia.
La muchacha era vulgar y colérica. Además, tenía escaso nivel cultural y
poca o ninguna vocación magisterial.
Reiteradas quejas a la directora de la escuela y cartas enviadas al
Ministerio de Educación por parte de algunos padres provocaron el
traslado de la maestra a otro colegio. Lo lógico hubiera sido haberla
expulsado de la enseñanza. Pero la falta de maestros primarios en Cuba
llevó a las autoridades educacionales a no tomar medidas drásticas.
Mi hija llegaba a casa temerosa, por los gritos, golpes e insultos de su
maestra. Empezó a rechazar la escuela. Apenas progresaba en lectura y
aritmética. Después de su jornada escolar, la madre o yo repasábamos dos
horas diarias con ella.
Por 10 cuc —la mitad del salario de un profesional en Cuba— contratamos
a una experimentada maestra primaria, ya jubilada, con el objetivo de
elevar la calidad de la educación de la niña. Aparte, pagamos 3 cuc
mensuales a una profesora de inglés.
La situación con mi hija no es una excepción hoy en Cuba. Diría que es
la norma. Infinidad de familias tendrán historias semejantes de quejas
que contar acerca de la pésima gestión del profesorado.
Según la prensa oficial, existe un déficit de 14 mil profesores en la
enseñanza primaria y secundaria. Fernando Ravsberg, corresponsal de la
BBC en la Isla, ha publicado en su blog que se requiere de gran
habilidad para escribir un artículo de 1.400 palabras sobre la escasez
de maestros y no mencionar ni una sola vez los bajos salarios que éstos
devengan.
El retroceso de la calidad educacional en el país está íntimamente
ligado a los sueldos ridículos. Un maestro no gana más de 500 pesos. No
recibe dinero extra en divisas. Y su reconocimiento social ha caído
estrepitosamente. Cuando un joven escoge la carrera pedagógica, casi
siempre es porque ha fracasado en su intento de aprobar exámenes de
ingreso en otras licenciaturas consideradas más "prestigiosas".
Ser profesor es la última carta del mazo. Muchos varones optan por
estudiar en cursos docentes relámpagos como vía de escapar al servicio
militar. No es raro ver a un antiguo maestro de primaria fregando platos
en un hotel de lujo o preparando pizzas caseras en un negocio privado.
Un buen maestro es uno de los más valiosos aportes al país, algo que no
suele recoger el PIB. ¿Quién no recuerda las soberbias clases de
historia o literatura de un profesor virtuoso? Los buenos profesores
nunca se olvidan y no solo se les agradece por lo aprendido, sino
también por la forma en que nos enseñaron. Detrás de grandes
profesionales y de seres humanos honestos, siempre está la mano de un
gran maestro.
Ya esa etapa va quedando atrás. Ahora mismo, en la patria de Félix
Varela, José de la Luz y Caballero y María Luisa Dolz, entre otros
destacados pedagogos, ser maestro es algo trivial. Un oficio de último
recurso para no engrosar las estadísticas de desempleados.
Si en Finlandia, nación europea a la vanguardia mundial en la educación,
a los maestros de más nivel los sitúan en la enseñanza primaria, en Cuba
sucede todo lo contrario. Las estadísticas reflejan que en la Isla hay
más de un millón de graduados universitarios. Miles de técnicos. Cero
analfabetos.
Es loable. Un logro de Fidel Castro. Con sus manchas: la enseñanza está
altamente ideologizada. Y en el nivel superior, si usted muestra
abiertamente sus discrepancias políticas, lo pueden echar a la calle.
En sus tímidas e incompletas reformas económicas, Raúl Castro debería
contemplar una mejora importante del salario a los maestros primarios y
secundarios.
Un oficial del MININT o las FAR devenga unos mil pesos mensuales.
Además, disponen de teléfono móvil pagado por el Estado. También pueden
adquirir artículos a precio de costo en tiendas exclusivas para
oficiales. Y todos los años se van de vacaciones a villas castrenses a
precios muy asequibles. El club de generales goza aún de mayores
prerrogativas. En cambio, los maestros cubanos ganan sueldos miserables
y su labor no es reconocida por el gobierno.
La baja calidad educacional ya recoge sus frutos. Profesionales
mediocres, con faltas de ortografía y uso incorrecto del lenguaje.
Jóvenes sin civismo y adolescentes desmotivados.
El retroceso cualitativo se pudiese frenar si el Estado dignificara la
profesión de maestro y su rol en la sociedad. De lo contrario, la crisis
educacional continuará agudizándose. Por ese camino vamos.
http://www.diariodecuba.com/cuba/14231-por-el-mal-camino
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