4 de agosto de 2012

La ''otra'' forma de escapar de Cuba

03-08-12 | Política

La ''otra'' forma de escapar de Cuba
Por Juan Zamorano

Cuando llevaban tres días caminando por la espesa selva guiados por dos
colombianos armados con cuchillos y machetes, un grupo de catorce
cubanos con hambre, sed y las provisiones agotadas, creyó desfallecer al
avistar un obstáculo que parecía insalvable: una escarpada y tupida montaña.

"Uno pensaba que te iba a dar un infarto", recordó Mayra Reyes, una
estilista de 32 años a The Associated Press. "Lo que hicieron los guías
fue ponernos en una montaña, esperar que cayera la noche con las ranas
estas verdes y negras que son venenosas encima (de nosotros)".


Fronteras permeables

Cada vez más, cientos de cubanos cruzan a pie los más de 135 kilómetros
de la jungla tropical que cubre la frontera entre Colombia y Panamá,
entre montes, quebradas, terrenos fangosos, arañas negras, ríos
infestados de cocodrilos y largas y robustas serpientes, y donde operan
bandas criminales dedicadas al tráfico de drogas y la guerrilla de las Farc.

"Son las mismas trochas (sendero) que usan las Farc", comentó a la
agencia AP José Raúl Mulino, Ministro de Seguridad Pública de Panamá, y
quien aseguró que no sabe a ciencia cierta si son los subversivos o los
narcos, o ambos quienes les sirven como guía. "Alguien tiene que
ayudarlos. Y los que caminan por allí son la gente esa".

Según las estadísticas de la autoridad migratoria panameña, 400 cubanos
en 2011 entraron al país por la selva. Pero el fenómeno ha "despegado".
La primera semana de julio de este año iban 1.200 casos. "Hemos
encontrado grupos hasta de 90 en una semana", señaló el director del
Servicio Nacional de Fronteras de Panamá, comisionado Frank Abrego.

"Muchos cubanos están buscando formas para dejar la isla, especialmente
los profesionales que no ven un futuro", dice Michael Shifter, director
del Diálogo Interamericano. "Los cubanos son recursivos y se ingenian
varias maneras de salir del país. Eso explica este fenómeno que es único".

Hace cinco años, las autoridades panameñas empezaron a notar que la
selva del Darién estaba siendo utilizada por los traficantes de
inmigrantes, para transportar gente de Asia y África que habían viajado
a la zona en barco desde Brasil, según Mulino.

La frontera colombo-panameña tiene una extensión de 266 kilómetros y va
desde Cabo Tiburón, en el Caribe, hasta Punta Cocalito y Punta Ardita en
el Pacífico. Se encuentra en el corazón del llamado "Tapón del Darién".
Sólo hay dos poblados en la línea limítrofe: La Miel, en Panamá, y
Sapzurro, en Colombia, ambos en la costa caribeña. Allí, no hay
carreteras, ni comercio legal entre ambas naciones.

A diferencia de los miles de isleños que durante décadas han abandonado
su país rumbo a los Estados Unidos, lanzándose al mar en rudimentarias
balsas para recorrer los 150 kilómetros que separan a Cuba de la
Florida, estos isleños decidieron apostar por una temeraria y larga
travesía por tierra saliendo, principalmente, desde Ecuador.

"Creemos que las bandas criminales transnacionales están aprovechando la
vulnerabilidad de los sistemas de control migratorio de la región para
llevar a cabo su cometido" (de traficar con cubanos), indicó a la AP
Alberto Brenes, jefe de misión de la Organización Internacional para las
Migraciones en Panamá. "Estas organizaciones van variando sus rutas a
medida que las autoridades de ciertos países van incrementando sus
controles".


De Ecuador a los EEUU

La permeabilidad de las fronteras centroamericanas, donde no hay un
estricto control migratorio por encontrarse en zonas selváticas, ayuda a
los traficantes en su cometido, pero el fenómeno también es impulsado
porque Ecuador eliminó el visado obligatorio para los cubanos cuando el
izquierdista presidente Rafael Correa asumió su cargo. Ahora, los
isleños sólo necesitan una carta de invitación de un ecuatoriano, un
visado de salida de su Gobierno y, claro, el dinero para pagar el boleto
aéreo.

"Ir a Ecuador es la manera más fácil en este momento para salir de
Cuba", dijo Andy Gómez, investigador senior del Instituto de Estudios
Cubanos de la Universidad de Miami. "Para la mayoría, el Ecuador es un
punto de parada, pero tienen que venir con el dinero para llegar a su
destino final, los Estados Unidos".

Según el coronel José Valdiviezo, jefe de la policía de migración de
Ecuador, algunas cartas son vendidas por algunos ecuatorianos por una
tarifa que oscila entre 300 a 500 dólares. "No tenemos ninguna evidencia
(que salgan por Colombia)", dijo. "Se ha mandado agentes para que
investiguen, pero no tenemos ni un indicio de esa ruta. Tampoco podemos
decir si están saliendo por barco desde Manta o por dónde están
saliendo. Sabemos que han salido hacia Centroamérica por los reportes
que tenemos de los países, donde están detenidos".

En Ecuador, muchos cubanos exceden el tiempo autorizado en sus visas
mientras trabajan y ahorran dinero para pagar a los coyotes que los
llevan hasta México por tierra. Todos los países, en su tránsito, de
Colombia a México, les piden visa a los isleños y por esa razón no
pueden viajar por avión.

Según cifras oficiales ecuatorianas, entre 2007 y febrero de 2012,
106.371 cubanos ingresaron al país legalmente y salieron, de la misma
manera, 97.923. De manera que las autoridades desconocen si 8.448
cubanos salieron, o no, del país en esa época.

Además, hay un incentivo adicional que pesa mucho a la hora de decidir
lanzarse a esta odisea: la Ley de Inmigración y Ciudadanía de Estados
Unidos dice que se pueden quedar en el país los cubanos que logren pisar
su suelo a la espera de que les sea otorgada la residencia permanente al
cabo de un año de espera. En contraste, quienes sean atrapados en alta
mar son enviados de vuelta a Cuba o a un tercer país.

Casi el 90 por ciento de todos los cubanos indocumentados que llegan a
los Estados Unidos ahora vienen por tierra, por lo general a través de
México, en lugar de llegar a las costas de Estados Unidos por barco, de
acuerdo con las autoridades migratorias estadounidenses.

"Nos crea un problema a nosotros y aquí en la región", dijo el ministro
Mulino. "Se lo hemos explicado a las más altas autoridades de los
Estados Unidos", agregó. Pero "no hay una luz al final del camino que
nos diga que el problema se va a solucionar".


Diploma en mano

Los cubanos, empero, han desafiado esa barrera selvática y los peligros
en una zona donde, además, las autoridades panameñas realizan operativos
antidrogas.

"El drama humano es triste, de ver esa gente caminar días por esas
trochas todos arañados, picados (por mosquitos), deshidratados", afirmó
el Ministro panameño aludiendo a nueve cubanos que encontró durante un
reciente viaje a Paya, a 20 kilómetros de Colombia. "Me enseñaron
diplomas y venían con sus pasaportes. Había una neuróloga y una enfermera".

El comisionado Abrego dijo a la AP que hace poco debió suspender un
operativo antidroga tras avistar a un grupo de cubanos que caminaba en
medio de la selva desde un helicóptero. "Tuvimos que sacarlos del sitio
y llevarlos a la Ciudad de Panamá; perdimos la efectividad (del
operativo)", aseguró.

También de Colombia salen cubanos, entre médicos y enfermeros que llegan
en misiones de ayuda a ese país, y luego se "sublevan" ó desertan y
salen hacia Panamá, le dijo a la AP durante una visita a Metetí el
coronel Luis Fernando Castro Rojas, oficial de operaciones de la Séptima
División del Ejército colombiano.

Odisea en la selva

Mayra, una habanera de piel blanca, 1,55 metros de altura y ojos café,
no estuvo en la mitad de un combate o un operativo antidroga. Pero si
padeció las penurias de la selva. La estilista, y el grupo de 14 cubanos
que iban con ella, caminaron por días por trochas bajo el sofocante
clima de la jungla tropical: un sol ardiente que se mezclaba fuertes
lluvias pasajeras.

Tuvieron que soportar las hormigas y los mosquitos, pero dice que no se
encontraron víboras venenosas. En las noches improvisaban una carpa y
hacían fogatas. Mayra dijo que el terreno de la selva era escabroso.
"Muchos desniveles, piedras, fango. Yo me caía a cada rato y me
levantaba", asegura. "En una de mis caídas vi una araña negra muy cerca.
En las noches eran los mosquitos que se te pegaban en la piel y uno se
despertaba con cualquier sonido".

Mildred Morales, enfermera cubana de 34 años y que hacía parte del grupo
de Mayra, cree que sus guías por la selva del Darién tenían los vínculos
con las Farc. "Los contactamos por información que nos dieron otros
cubanos, y que tienen algo que ver con los 'faracos' (en alusión a la
FARC)", dijo.

"No teníamos ninguna referencia de ellos (los guías); eso es una
aventura, que uno no sabe si le va a ir bien o le va a ir mal", agregó.
"Ellos sólo hablaban para indicar la ruta. (Iban) vestidos con camisas
grises y negras de manga larga; pantalón largo y botas que parecían de
caucho".

La cubana aseguró que en su caso pagó a los guías 300 dólares para
cruzar el tapón del Darién pero explicó que desde que salió de Ecuador
había gastado 1.000 dólares. El recorrido por la selva duró tres días.
Pero cuando salieron de la jungla, según el grupo, empezó otra
pesadilla: la montaña escaparda pues el Darién tiene muchas serranías y
un cordón de picos montañosos.

Al pico montañoso llegaron sin agua potable y debieron beber del río y
recoger agua lluvia. Los alimentos enlatados se habían acabado pero
antes de llegar se encontraron con algunas palmas de coco.

Tras sortear el pico, caminaron tres horas más hasta el río Tupiza,
donde se encontraron a un nativo que los guió hasta un puesto migratorio
panameño, dijo un cubano que se sólo quiso identificarse como Juan.

La travesía no concluía allí porque después de una espera el grupo fue
traslado en una 'piragua', o bote con motor de borda, hacia el poblado
de Yaviza, donde llega la carretera panamericana.

"¡Ocho horas en una canoa!", dice Mildred, una morena de físico
atlético, de 1,60 metros de altura y ojos oscuros llorosos. "Primero el
sol, que era bastante doloroso, después varias horas bajo lluvia".

"Hay muchas cubanas que sí las han violado, muchos se han topado con
mandriles, serpientes; nosotros sólo vimos un cocodrilo cuando nos
desplazábamos en la canoa", agregó la enfermera.

Los 14 cubanos fueron llevados el sábado 30 de junio de Yaviza a los
albergues de Metetí, en la noche. Se sumaron allí a dos venezolanos y
decenas de africanos que entraron por las costas, sin pasaportes.
Permanecieron varios días hasta que las autoridades migratorias les
extendieron un permiso temporal con el compromiso que se reportaran cada
quince días, pero el ministro Mulino no cree que vayan a regresar,
porque "su destino es Estados Unidos".

Fuente: AP

http://america.infobae.com/notas/55610-La-otra-forma-de-escapar-de-Cuba

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