Ya nadie cree en la monogamia en Cuba

Mundo | 26/05/2012 - 10:43 pm

Ya nadie cree en la monogamia en Cuba
Agencia Reforma / Provincia

El matrimonio, ya sea entre isleños o con extranjeros, ya no figura
entre los planes de los jóvenes cubanos, quienes prefieren la soltería o
las uniones de hecho al compromiso conyugal ante Dios o la ley. | Foto:
Especial

La Habana, Cuba.- Por el malecón de La Habana, cada vez se ven menos
descapotables de los 50 con risueñas parejas de recién casados saludando
a los transeúntes, que no pierden detalle de los tradicionales vestidos
de las novias o los globos que adornan el auto.

El matrimonio, ya sea entre isleños o con extranjeros, ya no figura
entre los planes de los jóvenes cubanos, quienes prefieren la soltería o
las uniones de hecho al compromiso conyugal ante Dios o la ley.

De acuerdo con un estudio realizado en 2011 por el Centro de Estudios
Sociológicos de la Juventud (CESJ) en todas las provincias de Cuba, más
de 61 por ciento de la población de entre 15 y 29 años declaró estar
soltera, mientras que, poco más de 23 por ciento, indicó que vive en
pareja, pero sin casamiento de por medio.

"Hemos pasado del 'sí quiero' al 'no gracias' porque ya nadie se cree el
cuento de la monogamia, ni el de hasta que la muerte nos separe",
explicó a REFORMA Carmita Ayo, quien a sus 18 años ha compartido hogar
con su padre biológico –que migró a Estados Unidos cuando ella era bebé–
y con cuatro padrastros sucesivos.

"El matrimonio está muy bien como fantasía; pero, en la práctica, al
menos en Cuba, es un sufrimiento", expresa.

Según el estudio, en lo que va de este siglo, el número de parejas
casadas ha disminuido. El mayor índice de solteros, unidos, divorciados
o separados, lo ostenta el oriente del país. No obstante, La Habana es
uno de los lugares con mayor tendencia al no compromiso.

"Antes muchas cubanas buscaban un marido extranjero para vivir mejor;
pero, ahora prefieren buscar una beca de estudios fuera y viajar por su
cuenta", dijo un cónsul europeo.

Además, las parejas jóvenes ya no ven el matrimonio con la mirada
romántica que tenían sus padres.

"Las cosas empiezan muy bonitas, pero luego vienen los problemas; y, a
la hora de separarse, si has tenido hijos, la que se queda con todo es
ella", opinó Manuel Carballo, un divorciado de 26 años que regresó hace
pocos meses a la casa de su madre tras dejar a su ex esposa y su hija de
10 meses en un apartamento que él mismo había reparado y decorado
durante un año.

En opinión de los expertos, entre las dificultades que enfrentan
aquellos que buscan casarse, el hallar una vivienda es la primera y más
grande.

"Yo me casaría con mi novio si me quedara embarazada, pero me cuido
muchísimo para que no me ocurra.

Vivo bien con mi familia y no hay sitio en la casa para otro más",
comentó una joven socióloga, quien lleva tres años con su pareja, pero
sigue viviendo con sus padres y una hermana menor en un departamento de
dos habitaciones.

Otros obstáculos para formar una vida conyugal son la crisis económica,
la inestabilidad laboral, la cada vez mayor formación educativa de las
mujeres y la falta de confianza en el futuro.

"Las cubanas han cambiado mucho en las dos últimas décadas. Ya no buscan
la dependencia económica de un hombre a través del matrimonio y
prefieren la convivencia, con economías y viviendas separadas. Además la
vida conyugal multiplica el trabajo a las mujeres", sostuvo un psicólogo
de La Habana.

Psicólogos consideran que, para muchos veinteañeros, casarse está más
relacionado con los aspectos superficiales y efímeros de vivir la
ceremonia y la fiesta: vestir un bonito traje y disfrutar de una
apasionada luna de miel.

La doctora Patricia Arés, presidenta de la Sociedad de Psicología de
Cuba, opinó que en la juventud en general se observa un aplazamiento en
la toma de las decisiones adultas.

"Se da la contradicción de que las parejas inician sus relaciones
sexuales a edades más tempranas que años atrás, pero la maduración
psicológica como individuos se ha retrasado", consideró la
investigadora, para quienes los jóvenes ven al amor más como un acto
hedonista o pasional, que como una compromiso y responsabilidad respecto
a una vida en común.

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