30 de mayo de 2012

Las deficiencias e incumplimientos: responsabilidad de la gestión económica del gobierno

Las deficiencias e incumplimientos: responsabilidad de la gestión
económica del gobierno
[30-05-2012]
Elías Amor Bravo
Economista

(www.miscelaneasdecuba.net).- Cuando altos dirigentes del régimen
castrista, con competencias en la gestión de la economía, como Machado
Ventura o Murillo, el "zar de la actualización del socialismo", se
lanzan a criticar las "deficiencias e incumplimientos" para justificar
los pésimos resultados de la cosecha de azúcar 2011-2012, no se puede
sentir más que una profunda vergüenza hacia este comportamiento
antidemocrático y poco responsable de las autoridades.

Sucede que, en cualquier país del mundo, con instituciones plurales y
libres, la responsabilidad de la gestión económica recae en el gobierno.
Los ciudadanos valoran y en su caso, cuestionan, la actuación de quiénes
están al frente del poder. En la Cuba de los Castro, por desgracia, no
ocurre así. Los dirigentes no asumen su responsabilidad, y lejos de
callar, la trasladan a otros. Repugnante.
Esto viene a cuento por los resultados de la zafra, un 16% superiores a
la anterior, y que han sido calificados de "modestos" e "insuficientes",
atribuyendo los mismos a deficiencias e incumplimientos por parte de los
directivos del sector. Al parecer, estos son los llamados a asumir
responsabilidades.

Machado Ventura ha sido el primero en levantar el dedo acusatorio, y
cito textualmente, "podíamos haber producido más azúcar y no lo hicimos,
se nos fue, la perdimos y se podía haber hecho más (...) Hay que
cambiar, cambiar de verdad y hay que hacer las cosas distintas de como
se han hecho hasta ahora, que no se puede estar creyendo en cuentos ni
promesas".

Inmediatamente surgen varias preguntas: ¿qué es lo que hay que
cambiar, y cambiar de verdad? ¿Qué cuentos y promesas son los que están
creyendo los cubanos?

Por desgracia, desde el triunfo de la llamada "revolución", la ideología
oficial ha sembrado la sociedad cubana de una serie de postulados que
nos conducen a la situación actual.

Valores fundamentales para el desarrollo de las naciones, como esfuerzo,
emprendimiento, obtención legítima de beneficio, retribución en función
de las capacidades personales, acumulación de riqueza y reinversión,
fueron convertidos en artículos de un código penal amenazador, que
apartó a las mentes más claras del país de la gestión de los asuntos
económicos.

De ese modo, cuando en 1958 Cuba alcanzaba prácticamente 7 millones de
toneladas de azúcar en sus más de 150 ingenios, nadie parecía cuestionar
cómo se alcanzaban esos records año tras año.
La "revolución" arrojó por la borda toda la cultura y el liderazgo
azucarero internacional de Cuba. Estas decisiones, contrarias a la razón
económica y humana, se pagan. Y se pagan con un alto precio de
ineficiencia, improductividad, insolvencia y pésima gestión que
caracteriza al conjunto de las actividades controladas por el estado
comunista cubano.

Y a diferencia de lo que ocurre en los países democráticos, donde las
autoridades y los gobiernos responden de sus fracasos, Marino Murillo no
tiene más argumento que una crítica indefinida a unos incumplimientos
"como la demora en el arranque de los centrales a pesar de las
inversiones previstas". Él, y sólo él, es único responsable de los
cambios recientes en el sector azucarero, tras la reestructuración
emprendida a título personal por su jefe Fidel Castro a comienzos de
siglo. Suprimió el ministerio del azúcar y lo cambió por un Grupo
Empresarial, para, según dice, conseguir un mayor dinamismo. Sin
embargo, la realidad ha mostrado a los directivos de ese nuevo Grupo
Empresarial de la Agroindustria Azucarera (AZCUBA) que el "salto
superior" que esperaban dar durante este año gracias a las condiciones
"ideales", se ha quedado en un pequeño "saltito".

No me extraña que los inversores brasileros interesados en el azúcar
cubano observen todo esto con preocupación y una cierta inquietud. Si lo
que se pretendía con el grupo estatal AZCUBA era lograr una gestión más
eficiente, nuevas tecnologías y generar exportaciones para financiar los
gastos y atraer inversiones, es evidente que no se ha conseguido. Y lo
que es peor, mucho me temo que cualquier participación de financieros
internacionales en este organismo caótico, puede resultar en un
auténtico fracaso.

Si Murillo quiere intensificar la producción azucarera en Cuba y
alcanzar los registros previos al triunfo de la llamada "revolución",
tiene que ir haciendo cosas muy distintas a las que ha venido
implementando, con la autorización de Raúl Castro.

Para empezar, tiene que modificar la estructura de la propiedad
agrícola, propiciando una drástica reducción de la participación estatal
que se ha mostrado especialmente incapaz de cumplir compromisos y
generar riqueza. Pero la propiedad estatal no se reduce con fórmulas
precarias de arrendamiento en usufructo, o por medio de la creación de
cooperativas controladas y penetradas por la ideología comunista.

Para superar el atraso, Murillo debe introducir la libre empresa de
propiedad privada, y para todos los cubanos con igualdad de derechos, en
el conjunto de todas las actividades económicas industriales y de
servicios. A partir de ahí, la construcción de un marco jurídico estable
que garantice los derechos de propiedad de todos los agentes económicos
es fundamental para que se despeje cualquier incertidumbre, de las
muchas que gravitan sobre la economía de la Isla. Si tiene éxito en este
programa de reformas, debería facilitar la transferencia de tecnología y
maquinaria para hacer frente a la obsolescencia del sector en Cuba por
medio de una política de atracción de la inversión extranjera
completamente distinta del monopolio de estado que se practica actualmente.

Leyes transparentes, mecanismos de subasta limpios y abiertos, que
estimulen la participación de los inversores que apuesten por el medio y
largo plazo y la transferencia de tecnología, con contrapartes cubanas a
las que se hace necesario otorgar un papel en la transformación del
sistema económico.

Por desgracia, mucho me temo, que en sus planes de actualización del
socialismo, nada de eso existe. Como consecuencia, ya verán como el año
próximo vuelve a dar quejas por los "incumplimientos".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36115

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