5 de mayo de 2010

Fogones apagados

Fogones apagados
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - La afirmación de Raúl Castro
el 4 de abril en la clausura del congreso de la Unión de Jóvenes
Comunistas: ''La batalla económica constituye hoy más que nunca la tarea
principal'', y el anuncio de que las empresas deben eliminar hasta un
millón de puestos de trabajo, de un total aproximadamente de tres
millones, no sólo resulta impactante, sino que pone en entredicho el
andamiaje productivo laboral y propagandístico del régimen.

¿Qué harán con tantos brazos caídos en plena capacidad laboral, y tantos
estómagos dependientes de esos brazos? Un millón al que se suman cientos
de miles de empleados cesanteados hace unos meses, sin subsidio. La
situación se inserta en la peor crisis interna, y la batalla económica
se enfoca en la agricultura, la industria y el turismo.

Sin embargo, no puede haber agricultura que satisfaga las necesidades de
alimentación, y ni soñar con exportar si, como reconoce el diario
Granma, para cultivar la tierra muchos dueños de fincas en usufructo
deben acudir a familiares y amigos para surcar, sembrar y desmontar el
marabú, pues carecen de los utensilios necesarios. Incluso en el sector
estatal se hace sentir la escasez de carretas y máquinas cultivadoras,
que son las necesidades más perentorias.

¿Cómo se van a rediseñar industrias con setenta, sesenta, cuarenta años
de explotación? ¿Turismo extranjero en momentos de la peor crisis mundial?

Hay plantillas infladas, trabajadores que permanecen en sus puestos
haciendo malabares para que el salario les alcance al menos la primera
quincena. La batalla económica no tiene base logística.

Por otro lado, por los entresijos del mutismo oficial escapan los
escándalos de corrupción que sacuden las estructuras de poder. Fidel
Castro había dicho: ''O la revolución acaba con la corrupción, o la
corrupción acaba con la revolución''.

Hay quienes piensan que la corrupción es la respuesta lógica a los
controles del gobierno, que se opone sañudamente al libre mercado. La
paradoja está en el capitalismo encubierto que sale a flote de entre la
hojarasca socialista. Se imponen cambios estructurales, lo dijo Raúl
Castro, aunque sin tocar los cimientos.

Vale recordar la expresión popular que hizo época durante las dictaduras
de Gerardo Machado y Fulgencio Batista: ''Las revoluciones nacen de los
fogones apagados''.

http://www.cubanet.org/CNews/y2010/mayo2010/05_C_4.html

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