del exilio
Viernes 23 de Abril de 2010 20:15 DDC
El escritor Guillermo Rodríguez Rivera ha pedido la instauración de la
pequeña y mediana empresa en la Isla, porque dichos modelos de gestión
privada son "imprescindibles para el socialismo cubano", según un
artículo publicado en la web de la oficialista Unión Nacional de
Escritores y Artistas (UNEAC).
"Deben estudiarse todas las propuestas, pero el modo que me parece más
justo (...) es la creación de cooperativas nucleadas en torno a una
actividad determinada", señaló.
Las actividades a las que hace referencia son mecánica, barbería,
peluquería y salones de estética, podólogos, cerrajeros, plomeros,
electricistas y carpinteros, entre otras, para las que solicitó ayuda en
su despegue, "hasta que puedan desarrollarse autónomamente y empezar a
aportar dividendos a la sociedad en forma de impuestos sobre ingresos".
Sin embargo, advirtió sobre los tributos fiscales en forma de "patentes,
que se pagan sin que existan ganancias".
"Esos mecanismos son saboteadores del trabajo por cuenta propia: ya se
han probado y han fracasado", reconoció.
'Imposible reconstruir lo desmantelado'
El autor de Canción de amor en tierra extraña y Ensayos voluntarios
criticó, con 42 años de retraso, la llamada "ofensiva revolucionaria" de
1968, mediante la cual Fidel Castro expropió o cerró miles de pequeños
negocios, dejando toda la actividad productiva y de servicios en manos
del Estado.
"El país casi se arruinó a raíz de la ofensiva de marzo de 1968 y de la
utópica zafra de 1970", afirmó.
Rodríguez Rivera admitió que en 2010 "es imposible reconstruir lo
desmantelado en 1968", pero sugirió que ahora la posibilidad "es la de
construir".
"No descarto ninguna posibilidad a la hora de materializar el proyecto,
pero no me gustaría que en ello estuviera en primer plano el dinero
aportado por emigrantes, que acaso serían los que más cómodamente
estarían en condiciones de colaborar, a través de sus familiares, al
establecimiento de estas empresas", advirtió.
Para Rodríguez Rivera, el modo de "desinflar" las plantillas, "en las
que casi todo el aire lo ha puesto la política paternalista del Estado",
es "permitir que los que pierdan sus improductivos puestos laborales,
puedan hacer cualquier actividad que no sea delictiva".
La referencia viene de un reciente discurso, donde Raúl Castro dijo que
sobran un millón de puestos de trabajos estatales sobre una población
activa de cinco millones.
En la opinión de Rodríguez Rivera, "hacerlos abandonar sus empleos para
echarles encima el mar de prohibiciones que existen para realizar
cualquier trabajo, mandaría directamente a esa masa a delinquir, porque
ese sería la única manera que tendrían para subsistir ellos y sus familias".
Reparó en que no era la persona "mejor dotada" para analizar dichas
propuestas, pero ha "esperado en vano que alguno de los numerosos y
brillantes economistas y sociólogos" del país lo hiciera.
"Así que me imagino que (...) no merecerá anatema el poeta por creer que
la economía es demasiado importante como para dejársela a los
economistas, quienes, encima de eso, no acaban de entrar al cajón de
batear", apuntó.
En los últimos años, Guillermo Rodríguez Rivera ha profesado militancia
activa en el oficialismo, y desde esa posición escribió el libro
Nosotros, los cubanos, que fue muy publicitado en la Isla.
Leer: Aquella ofensiva I
http://www.uneac.org.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=3065
y
Aquella ofensiva II
http://www.uneac.org.cu/index.php?module=noticias&act=detalle&id=3078
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