2010: hambre, grita abajo y dale tranca
By NICOLAS PEREZ DIEZ-ARGÜELLES
Los cubanos nunca fuimos un pueblo de emigrantes. En la tierra que nos
vio nacer nos sentíamos a las mil maravillas. Los Estados Unidos era un
país cercano y respetado, pero hasta ahí, porque teníamos atravesada en
la garganta la espina de la Enmienda Platt y la prohibición del ejército
norteamericano de que entraran en Santiago de Cuba las tropas de Calixto
García. Llegó enero de 1959 y los fusilamientos y las arbitrariedades
nos hicieron despertar del sueño en que estábamos sumidos, y quedamos
más confundidos que un obispo en el velorio de una prostituta. Dimos un
giro de 180 grados y Washington de simple punto de referencia se
convirtió en el giro para el son cubano, algo imprescindible. Y perdimos
la cabeza hasta el punto de que no había quien nos quitara de la cabeza
que Dwight Eisenhower era de Placetas, John F. Kennedy de Consolación
del Sur, últimamente Ronald Reagan de Cárdenas, Bill Clinton de Camagüey
y George Bush de Bayamo. Es decir, todos los presidentes norteamericanos
eran cubanos y estaban en el deber de liberar a Cuba, meterla en una
caja, colocarle un enorme lazo azul y devolvérnosla a los exiliados para
que la gobernáramos.
Era una fiebre alta y perniciosa que nos hizo mucho daño. Pero eso pasó
como pasan las fases de la luna y las diarreas. Luego llegó un segundo
acto y nos dividimos en Miami en dos grupos, los que por cualquier cosa
que hacían los norteamericanos decíamos que se estaban inmiscuyendo en
nuestros asuntos internos, y los que opinaban que Washington se había
olvidado de la existencia de la isla y nos habían dejado como un
papalote a bolina. Pero hay que señalar que el anticastrismo es como los
Dollar Store, tenemos de todo, desde nacionalistas más feroces que los
macheteros de Puerto Rico, hasta vendidos proyanquis que opinan debemos
ser la estrella número 51 en la bandera norteamericana.
La política exterior de Hillary Clinton ha vuelto a encender el debate.
Y aunque personalmente he protestado porque llegué a pensar que esta
administración había ignorado al exilio, en cuanto a la isla, que es lo
importante, con el discurso de Obama en un almuerzo de la Fundación
Nacional Cubano Americana y la carta a Yoani Sánchez tenemos una
excelente hoja de ruta para constatar por dónde van los tiros. Lo que
confunde a la gente es que no se responden los ataques, las violaciones
al derecho internacional, las zancadillas y las agresiones personales
del búnker de La Habana a Washington. Y esto se debe a dos razones
lógicas. En la Casa Blanca se sabe que aquí no se mueve una hoja hasta
que no llegue la solución biológica, es decir, la desaparición de Fidel
Castro, y cualquier cosa que se haga es perder el tiempo. Y por otra
parte, por primera vez en este país han decidido seguir sus propias
políticas y les importa un bledo que La Habana tire besos o improperios,
ellos siguen de largo sin responder, cosa que a los de allá los pone
frenéticos, no con la rabia predecible del enemigo despreciado, sino con
la furia insana y apasionada de la amante tirada por el balcón.
Y ahora por primera vez en medio siglo se dan condiciones inéditas
dentro de Cuba. En el 2010 se recrudecerá la represión a límites
insospechados, no habrá ningún tipo de reforma económica y proseguirán
las protestas con el agravante de que se está perdiendo el miedo. Y no
somos un pueblo manso. Para librarnos de España tuvimos que hacer frente
a un ejército dos veces mayor del que tuvo que enfrentar toda América
Latina para lograr su independencia. Cuando Batista lo más puro y
granado de nuestra juventud se inmoló para ser libres de una dictadura
de derecha, y la sangre corrió a raudales para no dejarnos dominar por
el comunismo castrista. Es cierto que la inmensa mayoría de este exilio
debido a una frustración inaudita seguimos dividiéndonos cada vez más,
insultándonos, discutiendo espacios de poder de una selva futura sin
hacer el mínimo amago por salir a cazar al tigre, estamos planeando
nuevos actos de repudio a Omara Portuondo porque le besó la mano Raúl
Castro durante la cumbre del ALBA, trampa magistral tendida por la DGI
al exilio vigilante. Pero no todos están haciendo patriotismo de café
con leche ni lanzando guaperías baratas desde un micrófono.
l año 2010 llega con hambre, la oposición comenzará a gritar abajo al
comunismo y las turbas les van a dar tranca. Por lo que ¿quién discute
que pueda haber un pequeño grupo, pequeñísimo, que saben que no se
aprovechó la crisis del Mariel y nos quedamos cruzados de brazos a la
caída del muro de Berlín, y ahora en esta tercera oportunidad están
negados a desaprovecharla? También se ha perdido la inocencia. Y con la
experiencia de Santiago Alvarez y Osvaldo Mitad ya se sabe que para
luchar por Cuba es necesario enfrentar por igual a la DGI cubana y al
FBI norteamericano. ¿Alguien habrá hecho ya contactos dentro de la isla?
¿Pueden estar preparando las condiciones para marchar hacia las palmas
en el minuto decisivo? Es lo lógico. No sé si existe este grupo. Pero
cuando las circunstancias maduren, habría que inventarlo.
NICOLAS PEREZ DIEZ-ARGÜELLES: 2010: hambre, grita abajo y dale tranca -
Columnas de Opinión sobre Cuba - ElNuevoHerald.com (23 December 2009)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas-de-opinion/story/615245.html
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