4 de octubre de 2009

En Cuba el salario no te permite lograr tus sueños

'En Cuba el salario no te permite lograr tus sueños'
Domingo 04 de octubre del 2009

El acento cubano los delata apenas comienzan a contar las razones que
tuvieron para dejar la isla de sus amores, familia e hijos, y migrar a
Guayaquil hace unos siete meses.

Los dos vivían en el barrio Los Pinos de La Habana, conocida como la
ciudad de las columnas y que tiene bellas playas. Abel Betancourt
trabajaba en una empresa de aluminio y Maité Rodríguez, en un
restaurante. Lo que ganaban les alcanzaba para vivir, pero no para
lograr sus sueños.

"Mi sueldo era de 335 pesos cubanos, unos 15 dólares mensuales; casi
nada, chico", dice Abel, de 44 años. "El salario no te permite realizar
tus sueños, yo quería que mi sueldo tenga valor", agrega Maité, de 42
años. Y repite "chico".

Ambos llegaron con la ayuda de un primo de Abel que vive en Guayaquil
desde hace cuatro años y que les habló de lo bien que les podía ir en
esta ciudad. No lo dudaron. Aprovecharon la invitación del primo y se
vinieron llenos de deudas.

En La Alborada, frente a La Rotonda, abrieron un restaurante que ofrece
almuerzos "a la ecuatoriana". El martes pasado, el menú incluía sopa de
albóndigas y el tradicional moro cubano con bisté de carne.

Guayaquil los cautivó por el clima. En La Habana la temperatura máxima
llega a 29 grados y la mínima a 23, similar a la actual temporada de
verano en la urbe porteña. "Tuve que viajar a Quito por unos trámites y
en ese viaje me convencí de que Guayaquil era mi destino porque los
cubanos somos calientes, igual que los guayaquileños", cuenta Abel
mientras supervisa el trabajo de las dos cocineras esmeraldeñas, Marcia
Simisterra y Pamela Mantuano, quienes preparan los platillos que ofrece
en su restaurante.

El negocio atiende de once a tres de la tarde. En ese tiempo se
despachan unos 130 almuerzos, una cantidad que le sirve a Maité como
referente para argumentar que les está yendo bien y que el viaje y los
sacrificios están valiendo la pena.

"Extraño mucho a mi familia", dice ella. Abel, en cambio, recuerda con
frecuencia a sus dos hijas, de 19 y 8 años, que se quedaron en Los Pinos
con la supervisión de la abuela.

El trabajo de lunes a sábado les deja solo un día para conocer la
ciudad. Abel y Maité han visitado el Malecón, la Bahía, el mercado
artesanal y varios centros comerciales. "Los guayaquileños nos han
tratado bien, son solidarios, muy buenos vecinos, chéveres", dice ella.

Los clientes que acuden a su restaurante alaban la comida
ecuatoriano-cubana. "Todos los días comemos aquí, ya mismo nos
jubilamos", dice Luis Parrales, uno de los comensales, junto a su amigo
Luis Véliz.

El clima y la gente, las coincidencias con La Habana. Pero la nueva vida
que empezaron en Guayaquil, cuentan Abel y Maité, también incluye
grandes diferencias con su país natal.

En Cuba, dice ella, hay más disciplina. "Las personas tienen la
obligación de caminar por las líneas cebras, los conductores manejan con
prudencia". En La Habana, agrega, tampoco se observa a niños pidiendo
limosna en las calles, como ha visto con tristeza en esta urbe.

La pobreza en Cuba se lava casa adentro. Los isleños suelen pedir a los
turistas que les regalen ropa, perfumes o jabón, utensilios que ahora
Abel y Maité podrán enviar a sus familiares. Mientras, para no extrañar
a su Cuba, preparan en casa la típica ropa vieja, el cangrís o la yuca
revuelta en refrito con ajo, naranja y chicharrón.

El Universo (4 October 2009)
http://www.eluniverso.com/2009/10/04/1/1360/en-cuba-salario-te-permite-lograr-tus-suenos.html?p=1354&m=1775

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