2009-08-31.
José Alberto Álvarez Bravo, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- "La parte más aterradora del verdugo es su
semejanza potencial con nosotros mismos". José Emilio Pacheco
Desde mis prejuicios agnósticos, percibo al cristianismo que me rodea
como empeñado en ignorar el carpe diem, anclado en la leyenda bíblica
como vector ineluctable hacia la nada apocalíptica. La vida fue ayer, y
mañana será el final.
Non possumus. Apuesto por la filosofía japonesa: "Siempre es hoy".
Quienes formamos parte de la resistencia antitotalitaria en las dos
orillas del destierro, -a veces atrapados entre posiciones
contrapuestas- nos esforzamos en diseñar el rumbo que habrá de tomar la
nación cubana, luego del inexorable fin de la dinastía Castro.
Tengo ante mí un poema de mi futuro amigo, Cástulo Gregorisch, titulado
Equivocado perdón, y ejercitaré mi derecho inalienable a opinar sobre
cualquier cuerpo ideológico que esté accesible al gran público.
No es mi propósito disentir con el hermano Cástulo, ni hacer "oposición
a la oposición", sino tratar de entender su enfoque de cómo debiéramos
enfrentar la herencia maldita que nos legará la dictadura castrista.
Ya desde el preámbulo, Cástulo reconoce su definida condición
intransigente, cimentada en un enorme bagaje de crueles padecimientos.
Basta un poco de imaginación para, -sin haber compartido sus vivencias-
comprender lo justificado de sus resentimientos y su intransigencia
concomitante.
Hay un punto en que sí discrepo con Cástulo, a pesar de reconocer que el
egocentrismo subyacente en su verbo está muy lejos de ser privativo de
su persona, sino que es más bien a la inversa. Tal vez no sea dado al
hombre admitir su propia falibilidad, circunstancia que le permite a
nuestro amigo afirmar que quien no coincida con sus criterios, está
totalmente equivocado.
En una estrofa de su magnifico poema, nuestro amigo nos dice: "Debemos
de dialogar, dicen los equivocados, hay que sentarse con ellos, es el
camino adecuado, es triste tener que oír, a este grupo mal guiado, no
quisiéramos pensar, que son mal intencionados, pero con esa actitud,
bien que sirven al tirano".
Asombra oír a una persona inteligente y sensible atribuirse el papel de
Máximo Guía, de Gran Iluminado, poseedor de la verdad última,
depositario único de la sabiduría suprema.
Me gustaría conocer el diseño de futuro que nos aguardaría bajo la égida
de este amigo, en el escenario de una Cuba devastada por más de medio
siglo de control totalitario. Quisiera hacerle algunas preguntas, para
mi tranquilidad o mi espanto.
¿Estructuraría tribunales inspirados en los TR 1 y TR 2, y enviaría al
paredón a miles de cómplices y sicarios de la dictadura involucrados en
crímenes contra la nación?
¿Pondría en vigor la pena de muerte, en moratoria indefinida bajo el
gobierno de Raúl Castro?
¿A quienes tuvieran las manos menos ensangrentadas, los enviaría a las
prisiones por periodos de hasta 30 años?
¿Para condonar el resurgimiento de la izquierda militante, organizaría
comités de defensa?
¿Para garantizar que Cuba estuviera "bien guiada", se autoelegiría como
Veedor Supremo (y vitalicio) de la Felicidad del Pueblo?
¿Luciría unas barbas crecidas? ¿Se enfundaría en un uniforme militar,
de un color aun no determinado? ¿Nos declararía aliados de unas
potencias, y enemigos de otras?
¿Quien no comulgara con sus "principios", tendría que cruzar a remo el
Estrecho de la Muerte?
Otras interrogantes, que están del lado de acá del futuro, quisiera
formularle a nuestro potencial Hermano Mayor.
¿Cincuenta años sin otro resultado que la perpetuación del régimen no
son suficientes para certificar la invalidez de la mentalidad inmovilista?
¿Propugnar un cambio en la estrategia política significa,
inequívocamente, "abogar por el perdón"?
¿Cuáles han sido los resultados concretos de los "infalibles" planes
para "derrocar al tirano"?
¿Quienes confrontamos al régimen, tanto "dentro" como "fuera", debemos
sentirnos orgullosos por las víctimas inocentes del avión de Barbados?
¿Es serio el juego de tratar de ignorar que el régimen está ahí, dotado
aun de una demoledora capacidad represiva, e integrado por cubanos que
también tienen familias, que si se les augura el paredón expiatorio
ofrecerán una resistencia numantina?
¿Es una "tamaña desvergüenza" abogar por un cambio en la actitud asumida
hasta el presente?
¿Es criminal y antipatriótico preguntarse qué actitud es la que mejor
"sirve al tirano"?
Sugeriría al hermano volver a ver el filme La vida de los otros.
Creo que hay suficiente "tela por donde cortar" en este intento de
inicio de diálogo entre cubanos, que sólo se propone dejar lo más claro
posible algunos puntos neurálgicos en la problemática que le aguarda a
nuestra nación, en momentos en que el actual estado de cosas parece
haber entrado en fase pre agónica.
Son tantos los culpables, y tan diversos los grados de involucramiento,
que impartir una justicia impecable pudiera ser lo más aproximado al
clásico nudo gordiano. Y sólo quien esté libre de pecados, tendría
derecho a juzgar.
Pero el tiempo no espera, y ya es inaplazable buscar consenso en el
babélico discurso de la oposición anticastrista, tanto en la diáspora
como en la isla.
Me declaro abierto a todas las opiniones, advirtiendo que oprimiré el
delete ante las agresiones y descalificaciones ad hominem. Los
criterios emitidos dentro de un marco de respeto absoluto a la
discrepancia, tienen desde ya mi más entusiasta bienvenida.
En la ciudad de La Habana, a 29 de agosto 2009.
Post scriptum: "Con todos y para el bien de todos", soñó el Apóstol.
UN DÍA DESPUÉS DE CASTRO - Misceláneas de Cuba (31 August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22557
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